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Ucrania dinamita en Kursk las posibilidades de negociar con Rusia

16 de septiembre de 2024

Dmytro Kuleba viaja a China para comunicar que Ucrania quiere negociar

Cuando Ucrania lanzó sus tropas sobre la región rusa de Kursk, quien quiera que tomara dicha decisión estaba dinamitando cualquier posibilidad de negociación con Rusia. Al menos, a corto plazo. Tanto si los objetivos que pretendía alcanzar la incursión se cumplieran, como si no, como ha sido el caso. Voy a explicar por qué.

Durante las semanas previas a la invasión, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, realizó varios viajes que sugerían que el gobierno de Kiev estaba abierto a abrir negociaciones con Moscú. Estos movimientos se vieron reforzados por las declaraciones de Volodímir Zelenski, que el 16 de julio afirmó que Rusia debería ser invitada a la segunda cumbre de paz, prevista para noviembre, después de que vetara su asistencia a la anterior, celebrada en Suiza en junio.

A pesar de que Víktor Orbán es la bestia negra de la Unión Europea, Dmytro Kuleba se entrevistó con su homólogo húngaro, Peter Szijjarto, en Washington, con ocasión de la cumbre de la OTAN. Y lo hizo el 10 de julio, después de que Víktor Orbán se hubiera reunido en Moscú con Vladimir Putin, en lo que el primer ministro húngaro denominó su “misión de paz”, y después de su visita sorpresa a Kiev, donde el 2 de julio se entrevistó con Zelenski. Una misión que también incluyó un viaje a China.

La actividad diplomática de Orbán sentó a cuerno quemado en Bruselas y demás capitales europeas, porque evidenciaba el servilismo de la Unión Europea hacia los intereses de Estados Unidos, y la nula voluntad del jefe de su diplomacia, Josep Borrell, por ejercerla.

Dmytro Kuleba y Wang Yi, en Pekín

Pero lo más relevante es que Dmytro Kuleba viajó posteriormente a China. Allí, el 24 de julio se entrevistó con Wang Yi, que es miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, y ministro de Asuntos Exteriores. Un auténtico peso pesado. 

En el resumen de la reunión publicado por el ministerio de Asuntos Exteriores chino, podemos leer lo que dijo Kuleba: “La parte ucraniana aprecia en gran medida el papel activo y constructivo de China en la promoción de la paz y en el mantenimiento del orden internacional. Ucrania concede importancia a las opiniones de China y ha estudiado cuidadosamente los seis consensos emitidos por China y Brasil sobre la solución política de la crisis de Ucrania. Ucrania está dispuesta y preparada para entablar diálogos y negociaciones con Rusia”.

Además, Kuleba afirmó que «Estoy convencido de que una paz justa en Ucrania está en los intereses estratégicos de China, y el papel de China como fuerza global para la paz es importante». Kuleba le hacía la pelota claramente a Pekín, después de los exabruptos que Zelenski dedicó a China, cuando ésta rehusó participar en su tinglado de Suiza.

El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania busca “terreno común” con China en conversaciones sobre finalizar la guerra con Rusia.

Adicionalmente, Kuleba viajó a tres países africanos – Malawi, Zambia y Mauricio – para reforzar en África el mensaje de que Ucrania estaba abierta a negociar. Malawi firmó el comunicado de la cumbre de paz de Suiza. Zambia también lo hizo, así como Mauricio. Solo siete países africanos lo hicieron.

China y otros aliados presionaban a Rusia para negociar la paz

Cuando Kuleba emprendió su gira para transmitir, sobre todo a China, su intención de abrir un proceso de negociación, Rusia ya se encontraba bajo una fuerte presión por parte de sus aliados para hacer lo propio. Esto lo reconocía en una entrevista Dimitri Polyanski, representante permanente adjunto de Rusia ante Naciones Unidas.

Sólo dos días después de que comenzara la incursión ucraniana en tierras rusas, el periódico chino Global Times titulaba así: “El ataque en Kursk empeora el conflicto y frustra las esperanzas de conversaciones de paz”. Achacando indirectamente a Estados Unidos la idea, y tildando de hipócrita a Washington, la publicación señalaba que la invasión ucraniana “está dificultando una resolución pacífica de la crisis en contra de la opinión de la mayoría global”.

El ataque en Kursk empeora el conflicto y frustra las esperanzas de conversaciones de paz.

Tanto China como Brasil llevan tiempo presionando a Rusia para que se siente a negociar un acuerdo de paz con Ucrania. En mayo de este año, los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países firmaron un comunicado conjunto en el que reclamaban la apertura de un proceso de negociación donde debían participar Ucrania y Rusia directamente.

China siempre añade a sus presiones que “Las preocupaciones legítimas de seguridad de cualquiera de las partes deben tomarse en serio”, en clara alusión a la oposición de Rusia a la constante expansión de la OTAN hacia el este. Sin embargo, la prolongación de la guerra en Ucrania no gusta en Pekín, cuyo gobierno tiene una clara orientación hacia la paz, contexto imprescindible para que florezca el comercio, la prioridad de China.

Por eso la incursión de las tropas de Ucrania en territorio ruso ha sentado tan mal en China. El gobierno de Pekín se ha sentido traicionado por el de Kiev. Apenas días después de la visita de Kuleba, Ucrania se internaba en Rusia, lo que entraba en flagrante contradicción con las supuestas intenciones negociadoras de Zelenski, máxime cuando el objetivo de la penetración se hizo evidente. 

El objetivo de la incursión era hacerse con la central nuclear de Kursk

La central nuclear de Kursk se encuentra a 86 kilómetros de Sudzha, ciudad al sur de la región. La incursión realizada por tropas ucranianas pilló por sorpresa a Rusia. Sin embargo, la avanzadilla fue frenada antes de que el ejército de Kiev lograra hacerse con el control de la central nuclear, que era sin duda la motivación de una incursión que está costándole a Ucrania un alto número de bajas.

En la ilustración de la izquierda figura en color azul el territorio ruso controlado por Ucrania, a 26 de agosto. A la derecha, el Institute for the Study of War, alineado con la OTAN, refleja la recuperación de territorio a cargo del ejército ruso.

Zona controlada por Ucrania el 26 de agosto y situación en la región el 13 de septiembre, a la derecha. Ilustraciones de Al Jazeera y el ISW.

Para entender la decisión suicida de penetrar en territorio ruso para apoderarse de una central nuclear, hay que apuntar a la desesperada situación a la que se enfrentan las tropas ucranianas en Donbass. Hasta la CNN comparaba la incursión en Kursk con “tirar los dados”. Sin embargo, la operación ha forzado a Ucrania a desviar tropas del frente del Donbass, dejando desguarnecido Pokrovsk, un centro logístico clave para Ucrania en la región. Medios occidentales reconocen el avance ruso hacia esta ciudad. Así lo estima también el Institute for the Study of War.

Control de los territorios alrededor de Donetsk, 13 de septiembre de 2024. 

Si las tropas ucranianas se hubieran hecho con el control de la central nuclear de Kursk, la posición del gobierno de Kiev de cara a una hipotética negociación habría cambiado radicalmente. La posibilidad del chantaje nuclear habría modificado el tablero de juego cualitativamente. Aunque la toma de la central no habría alterado la situación en el frente en Donbass, es evidente que Kiev habría adquirido una poderosa palanca con la que chantajear no sólo a Rusia, sino a toda Europa. Basta recordar lo ocurrido en la central de Chernóbil.

Teniendo en cuenta el grado de desesperación de Zelenski, y de sus patrocinadores, no es de extrañar que decidiera tirar los dados en Kursk. Por mucho que sus aliados sostengan que no fueron informados por Kiev de la operación, resulta increíble que el gobierno de Kiev haya tomado por sí solo la decisión. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se aproximan. La administración de Joe Biden se juega mucho de su capital político en Ucrania. La Casa Blanca necesita que Ucrania aguante, al menos, hasta la celebración de las elecciones en noviembre. La operación en Kursk era otra manera de pulsar las líneas rojas de Moscú y proseguir la escalada.

Por otra parte, la estrategia de Donald Trump durante su presidencia iba en la dirección contraria a la de los demócratas: evitar una luna de miel entre Moscú y Pekín, por eso quería llevarse bien con Putin: para concentrar sus energías contra China. Si Trump gana las elecciones y el Estado permanente le permite acceder a la presidencia, es posible que trate de resucitar esa estrategia, y busque una distensión con Rusia.

Tras el frenazo ruso a la invasión, Kiev busca motivos para justificarla

Después de haber fracasado en su objetivo, el gobierno de Kiev está buscando argumentos para justificar la incursión, cayendo en contradicciones. El 19 de agosto, Zelenski decía que Ucrania quería crear una “zona de amortiguación” en Kursk y tomar prisioneros. Sin embargo, el 3 de septiembre aseguraba a la NBC que lo que pretendía era frenar la creación de una “zona de amortiguación” por parte de Rusia. El 5 de septiembre lo volvía a declarar a un medio ucraniano.  Zelenski habla ahora de retener el territorio conquistado en Kursk como palanca para presionar a Rusia hacia una negociación. Y sostiene que todo ello forma parte de un “plan de victoria” que va a presentar al ausente Joe Biden. 

Ucrania quiere crear una “zona de amortiguación” con la incursión en Kursk, dice Zelenski.

Zelenski trata de ocultar las verdaderas intenciones de la incursión en Kursk, porque no puede reconocer ante el mundo que lo que pretendía era tomar la central nuclear como palanca de chantaje, y amenazar con su voladura si Rusia no atendía sus reivindicaciones, contenidas en su delirante “plan de paz”.

Las verdaderas intenciones de Zelenski liberan a Rusia de la presión de sus aliados

El descabellado plan ha tenido un efecto no deseado: ha liberado a Rusia de la presión para negociar proveniente de sus aliados. El gobierno de Kiev, y quienes le manejan, le han puesto al Kremlin en bandeja el argumento definitivo para descartar la negociación: no se puede dialogar con quien está dispuesto a volar una central nuclear para conseguir sus objetivos.

No se puede confiar en quien ya utilizó los acuerdos de Minsk como una trampa para armar a Ucrania y usarla como un peón contra Rusia. Algo que ya reconocieron sus padrinos, Angela Merkel, François Hollande y Petro Poroshenko, como documenté en este artículo.

No se puede confiar en quienes organizan atentados terroristas contra la población civil, como ocurrió en el Crocus City Hall de Moscú, atribuido por los servicios especiales rusos a la inteligencia militar ucraniana, junto a la de otros países occidentales. Una atribución muy plausible, dado el comportamiento de los supuestos islamistas que ejecutaron el atentado, incoherente con las prácticas habituales del Estado Islámico.

Y como no se puede confiar ni en Ucrania, ni en los países occidentales que manejan a su marioneta en Kiev, no vale la pena sentarse a negociar nada con ellos. Esto es lo que ha conseguido la incursión en Kursk: dinamitar cualquier posibilidad de negociación con Rusia, reforzando los argumentos del Kremlin frente a sus socios en BRICS.

Prueba de ello es el reciente viaje a Moscú del ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, donde se reunió con Sergei Shoigú, secretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa. Esta visita representa un claro espaldarazo a Rusia por parte de China, tal y como podemos leer en el resumen de la reunión, publicado por el ministerio chino de Asuntos Exteriores: “China está dispuesta a fortalecer la comunicación estratégica con Rusia, aprovechar plenamente el papel del mecanismo de consulta de seguridad estratégica China-Rusia y el mecanismo de la Cumbre BRICS y enriquecer continuamente la connotación estratégica de las relaciones China-Rusia”.

Wang Yi también viajó a San Petersburgo, con ocasión del X Foro Internacional de Culturas Unidas, donde se reunió con Vladimir Putin, en un encuentro al que también asistió Sergei Shoigú.

Wang Yi con Sergei Shoigú, en Moscú, el 10 de septiembre de 2024, y con Putin, dos días más tarde, en San Petersburgo. Fotografías del Ministerio de Asuntos Exteriores de China y de la Agencia Xinhua.  

Si a este refuerzo de la alianza estratégica entre Rusia y China le sumamos los avances rusos en el Donbass, el balance de la incursión en Kursk no puede ser peor para los intereses occidentales, que han optado por seguir a piñón fijo, incrementando la escalada.

Tras el fracaso en Kursk, occidente opta por incrementar la escalada

Ucrania lleva tiempo solicitando a sus patrocinadores permiso para golpear a Rusia en el interior de su territorio con misiles de largo alcance. Hasta el momento, la OTAN se ha mostrado reticente, por miedo a que tales ataques provocaran una escalada de proporciones incontrolables. Sin embargo, el mismo día que los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos y el Reino Unido viajaban a Kiev, Joe Biden declaraba que Estados Unidos estaba determinando la cuestión.

El hecho mismo del viaje de Antony Blinken y David Lammy a Kiev sugiere que la decisión de autorizar a Kiev a usar misiles de largo alcance podría estar tomada. Así lo publica la periodista de Axios Juliegrace Brufke: “El presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Congreso dijo: “Hablé con Blinken hace dos días, y él va a viajar con su homónimo del Reino Unido a Kiev para básicamente decirles que les van a permitir (atacar a Rusia con ATACMS)” durante una entrevista conmigo en el #TribFest24 el viernes”.

Durante su estancia en Kiev, Blinken y Lammy anunciaron un nuevo paquete de ayuda de 1.500 millones de dólares a Ucrania. El secretario de Estado dijo que Joe Biden y Keir Starmer hablarían sin duda del asunto de los misiles de largo alcance durante su encuentro previsto en Washington, el 12 de septiembre. En mi opinión, el pescado ya está vendido. Eso se desprendía del siguiente titular de The Independent, del Reino Unido, publicado el 11 de septiembre.

Biden sugiere que Estados Unidos podría permitir pronto a Ucrania usar misiles de largo alcance para golpear objetivos en el interior profundo de Rusia.

Vladimir Putin advirtió el 12 de septiembre que “si Estados Unidos y Reino Unido autorizan el uso de armas de largo alcance de fabricación occidental por parte de Ucrania contra territorio ruso, esto implicaría la participación directa de los países de la OTAN en el conflicto”.

Al día siguiente, el portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, declaraba que “no ha habido cambios en nuestra opinión sobre la provisión de capacidades de ataque de largo alcance para que Ucrania las utilice dentro de Rusia”, y descartaba cualquier “anuncio importante en ese sentido”.

No se espera un cambio el viernes en la política sobre misiles de largo alcance para Ucrania, dice la Casa Blanca.

Tras su reunión con Joe Biden, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, declaraba que habían tenido “un amplio debate sobre la estrategia”, no sobre “una capacidad concreta”. Antes del encuentro, funcionarios británicos habían avanzado que Starmer iba a presionar a Biden para que apoyara su plan para golpear a Rusia usando misiles británicos de largo alcance Storm Shadow. Después del encuentro en la Casa Blanca, Starmer indicó que ese plan será discutido este mes con Biden, junto a otras personas, en la próxima asamblea general de la ONU.

En mi opinión, puede que no se produzca ningún anuncio al respecto, sino que, por el contrario, se otorgue vía libre a su utilización de manera discreta, y Rusia se vea de repente atacada en su territorio, aplicando una política de hechos consumados. 

Los misiles Storm Shadow dependen de datos de navegación proporcionados por Estados Unidos, según nos recuerda Financial Times. Por eso el Reino Unido necesita pedir permiso a quien proporcionaría dichos datos para atacar a Rusia en su interior. Por eso Vladimir Putin advierte que el uso de dichos misiles supondría la participación directa de la OTAN en el conflicto, porque serían militares estadounidenses y británicos quienes operarían dichos misiles.

Cada día queda más claro quién manda en Kiev, y no es precisamente Zelenski. En una reciente entrevista con un periodista ruso, contrario a Putin, Victoria Nuland confirmaba lo que ya habían expresado otros dirigentes occidentales: que agentes externos a Ucrania frenaron el acuerdo de paz que estaba muy próximo a ser firmado con Rusia en la primavera de 2022. Estas son sus palabras: “La gente dentro y fuera de Ucrania empezó a preguntarse si era un buen acuerdo, y fue en ese momento cuando todo se vino abajo”.

Nuland también señala que el pacto establecía “límites a los tipos precisos de sistemas de armas que Ucrania podría tener después del acuerdo”. Con otras palabras: que el negocio de la venta de armas estadounidense a Ucrania se habría visto perjudicado, en caso de que se hubiera firmado.

Y no sólo eso. En uno de sus frecuentes viajes a Kiev, el senador Lindsey Graham se quitaba completamente la careta, ante un complaciente Zelenski. Fue el propio senador quien publicó este vídeo, donde reconoce que Ucrania está poniendo los muertos en el conflicto, para que no tenga que hacerlo Estados Unidos.

Además, Graham recalca que los rusos están sentados sobre minerales por valor de un billón de dólares – se refiere al Donbass – que le vendrían muy bien a su economía (la de Estados Unidos, es obvio, porque utiliza el término “nuestra economía”).

 

Estados Unidos y sus aliados parecen resueltos a seguir escalando, a pesar de que hacerlo pueda suponer el desencadenamiento de una contienda directa con Rusia, en lugar de mantener el conflicto en los límites de una guerra por intermediación, al estilo de la guerra fría. Moscú considera esta guerra como una amenaza existencial. A juzgar por las múltiples declaraciones de dirigentes occidentales, recogidas en este blog, tiene sobrados motivos para hacerlo.

La OTAN, el brazo armado de Estados Unidos, está escalando constantemente, porque piensa que Putin va de farol cuando advierte que si la alianza atlántica cruza determinadas líneas rojas, la respuesta será contundente. Hasta ahora, a pesar de lo que diga la propaganda occidental, Putin está siendo muy prudente. Sobre todo, teniendo en cuenta la presión doméstica, que va en aumento. Ha mantenido el conflicto bélico circunscrito fundamentalmente al este de Ucrania, aunque el sistema energético ucraniano ha sufrido ataques en todo el país.

Heorhii Tykhyi, el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, animaba a sus patrocinadores occidentales a abandonar el temor a cruzar las líneas rojas rusas: “Por supuesto, entendemos que los socios tienen sus preocupaciones, pero nuestra operación en la región de Kursk demostró que todas las llamadas líneas rojas rusas son imaginarias, así como el temor a cruzarlas”.

Las líneas rojas rusas existen. Quienes afirman lo contrario están jugando a la ruleta rusa, con una pistola llena de balas en el tambor, apuntando no sólo a sus cabezas, sino a la de la humanidad entera.

Estados Unidos continúa cercando a India con el golpe en Bangladés

22 de agosto de 2024

India ignora las presiones de Estados Unidos

Estados Unidos está aplicando con India la misma estrategia que está utilizando con Rusia y China: colocar a gobiernos leales en los países que les rodean, con el fin de aislarlos no sólo política, sino geográficamente. En el caso de India, en 2022 fue Pakistán, y ahora Bangladés, quienes han sufrido operaciones de “cambio de régimen” para aupar al gobierno a personajes obedientes a la Casa Blanca. El caso de Sri Lanka es más complejo, como analizaré más tarde, pero el derrocamiento de su presidente también sirvió para provocar inestabilidad en la región y propulsar la narrativa anti-China de Washington.

Pakistán, Sri Lanka y Bangladés han sufrido golpes de Estado en los últimos dos años. Ilustración: pwonlyias.com y elaboración propia.

Estados Unidos ha tenido tradicionalmente buenas relaciones con India. En febrero de este año, la Observer Research Foundation, un gabinete de ideas con sede en India, financiado, entre otros, por fabricantes de armas estadounidenses, todavía tendía la zanahoria al gobierno de Delhi en un artículo conciliador. El título, “La OTAN y la India: socios para un mundo pacífico, libre y democrático”, y el subtítulo, “La OTAN y la India comparten valores comunes de libertad y democracia y un interés en una región del Indo-Pacífico estable y segura”, se veían complementados con una ilustración con mensaje evidente: a la OTAN le faltan piezas, y la India es una de ellas.

Ilustración de Observer Research Foundation.

El autor se explayaba en sus alabanzas a India: “La India es la mayor democracia del mundo, una economía en crecimiento y una importante potencia mundial. Como dijo el secretario general de la OTAN en Raisina (un espacio de debate), es el momento adecuado para llevar el diálogo de la OTAN con la India a un nuevo nivel, para defender nuestros valores compartidos y el orden internacional basado en normas”.

Sin embargo, a pesar de las presiones recibidas, India no se está plegando a la agenda de Washington. Delhi se ha negado a adoptar sanciones contra Rusia en el marco de la guerra de la OTAN contra Moscú, con Ucrania como ariete. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía, desde 2021, India ha aumentado un 1.800% las importaciones de petróleo desde Rusia, compensando casi el 70% de la pérdida de ingresos de Rusia procedentes de la Unión Europea. Otro 25% ha sido contrarrestado por las compras de China.

Exportaciones medias de petróleo de Rusia por país y región, 2021-2023. En amarillo, la evolución de las exportaciones a India. Fuente: Agencia Internacional de la Energía.

En 2021, India le compraba a Rusia 100.000 barriles de petróleo al día. En 2023, la cifra ascendía a 1.900.000 barriles diarios. Obviamente, el consumo de petróleo en India no se corresponde con ese desproporcionado incremento. Lo que ocurre es que India está revendiendo el petróleo ruso a la Unión Europea, y la ciudadanía europea está pagando el pato en la gasolinera, a cuenta de la farsa de las sanciones.

Por si quedaba alguna duda acerca de la autonomía de la política exterior de la India, el 9 de julio Narendra Modi viajaba a Moscú para reunirse con Vladimir Putin. El saludo entre ambos mandatarios fue visiblemente afectuoso, y el propio Modi colgó en su cuenta de X (Twitter) las siguientes fotografías. Lo que denota una clara intencionalidad política de respuesta a las presiones estadounidenses. Menos de un mes de después del encuentro de Modi con Putin se producía el golpe de Estado en Bangladés.

Fotografías publicadas por Narendra Modi en su cuenta en X.

La autonomía política de India es el origen de los golpes en la región 

Sheikh Hasina y Xi Jinping. Fotografía: Ministerio de AAEE de China.

El viaje de la depuesta Sheikh Hasina a China tampoco debió sentar muy bien en Washington. El 7 de julio, la primera ministra de Bangladés se reunía con Xi Jinping y Wang Yi, el ministro de Asuntos Exteriores. En el resumen de la reunión publicado por el anfitrión leemos que “China apoya a Bangladés para que se adhiera a una política exterior independiente, siga un camino de desarrollo acorde con sus condiciones nacionales, salvaguarde la soberanía nacional, la independencia y la integridad territorial y se oponga a cualquier injerencia externa”.

Casi simultáneamente a esta aproximación, los ministros de Asuntos Exteriores de India y China se reunían en Laos, aprovechando la cumbre de la ASEAN (Asociación de Naciones de Asia Sudoriental). Y lo hacían por segunda vez en un mes, con el objetivo declarado de resolver las tensiones fronterizas en la Línea de Control Real, como denominan a la línea divisoria entre ambos países. Los ministros ya se habían reunido en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái celebrada en Astaná (Kazajistán). El acercamiento de India y China, ambos miembros de los BRICS, indica una clara voluntad política de limar asperezas y coordinarse frente a los movimientos de Estados Unidos en la región.

Los ministros de Asuntos Exteriores de India y China se saludan en Laos. Fotografía: PTI.

El 11 de abril de 2022, 18 días después de su viaje a Moscú, el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, era derribado mediante una moción de censura. Un golpe blando que ya analicé en este artículo. De nada sirvieron las multitudinarias manifestaciones que reclamaban su vuelta al cargo, que fueron violentamente sofocadas por el nuevo gobierno, sin que la “comunidad internacional” alzara su voz para denunciar la “represión” que sufría la pacífica ciudadanía pakistaní. El ex primer ministro fue víctima luego del típico proceso de lawfare, para terminar dando con sus huesos en la cárcel. Ahora, el actual gobierno se está planteando prohibir su partido. Este es el tipo de democracia que apoya Estados Unidos.

No está claro el papel que jugó Washington en las violentas protestas desatadas en Sri Lanka en julio de 2022, que incluyeron la invasión de la residencia privada del presidente, Gotabaya Rajapaksa, forzando su huida. Lo que sí sabemos es que, desde 1956, Estados Unidos ha proporcionado más de 2.000 millones de dólares a Sri Lanka, a través de USAID, su “agencia de cooperación internacional”. Una herramienta utilizada para hacer avanzar la agenda de Washington en los países que reciben su “ayuda”, a través del establecimiento de condiciones para ser entregada.

Lo que también sabemos es que la crisis económica que, supuestamente, motivó las protestas fue presentada por los medios occidentales como consecuencia de “la trampa de la deuda china”, y el derrocamiento del presidente sirvió para provocar inestabilidad en la región. Un punto recurrente en la agenda exterior de la Casa Blanca.

Los préstamos de China son fuertemente criticados a medida que se profundiza la crisis de la deuda de Sri Lanka.

Sin embargo, varios estudios sobre la identidad de los acreedores de Sri Lanka arrojan datos que destruyen el relato de “la trampa de la deuda china”, que algunos académicos han llegado a calificar de “teoría de la conspiración”. Para empezar, el 80% de la deuda externa de Sri Lanka está en manos de acreedores occidentales, o sus aliados, frente al 10% de China. Los principales tenedores de la deuda externa de Sri Lanka son fondos estadounidenses, como BlackRock, JP Morgan Chase, Prudential, y otras instituciones financieras alemanas, británicas, o suizas.

Distribución de la deuda externa de Sri Lanka, en porcentaje y miles de millones de dólares.

Echar la culpa a las élites nacionales es muy socorrido para inflamar a una población que tiene que hacer horas de cola para echarle gasolina al coche, y su parte de responsabilidad arrastran, pero hay que ampliar el foco para detectar el origen de los problemas económicos de Sri Lanka.

Los colores son sustituidos por estudiantes en la revolución de Bangladés

El golpe de Estado en Bangladés tiene todos los elementos de la plantilla de las revoluciones de colores: protestas ciudadanas contra injusticias sociales, supuestas, o reales, perpetradas por el gobierno. Unas protestas que los medios occidentales califican por norma de pacíficas, aunque no siempre lo sean, pero que invariablemente sufren la represión del gobierno que se intenta descabezar. La petición de “democracia” es consustancial a las revoluciones de colores, aunque los gobiernos que pretenden derribar hayan surgido de las urnas, ajustándose al patrón de las democracias liberales, como fue el caso del golpe del Maidán en Ucrania, en 2014.  

Tampoco puede faltar un ejército que deja de respaldar el ejercicio del poder legal por parte del gobierno, para anunciar que se coloca del lado de los manifestantes. Y como motor de las protestas, las ubicuas ONG, esas organizaciones supuestamente no gubernamentales que, en muchos casos, reciben financiación del gobierno de Estados Unidos, a través del National Endowment for Democracy, o de fundaciones afines a la agenda de Washington.

En el caso de Bangladés, nos encontramos con que los estudiantes que lideraron las protestas proceden del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Daca, la capital. Los profesores de este departamento participan en programas financiados por Estados Unidos, a través de dos de sus brazos: el National Endowment for Democracy y el programa de becas Fulbright, del Departamento de Estado. El más relevante es el Proyecto de lucha contra la desinformación en Bangladesh (CMIB, por sus siglas en inglés). Un concepto éste, el de “desinformación”, ampliamente utilizado para encubrir lo que efectivamente es censura de determinados medios y mensajes.

Dentro del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Daca, nos encontramos con seis estudiantes que aparecen con perfil propio en el sitio web de Frontline Defenders, una organización internacional, autodefinida como de defensa de los derechos humanos. Una entidad supuestamente no gubernamental, pero que está financiada, entre otros, por la Comisión Europea; los ministerios de Asuntos Exteriores de Alemania, Holanda, Dinamarca, Noruega y Luxemburgo; la Fundación de Taiwán para la Democracia y la Agencia Española de Cooperación Internacional. Todos ellos muy no gubernamentales. Para rematar el plantel, aparece la Open Society Foundation, de George Soros.

Sitio web de Front Line Defenders. Captura de pantalla.

El motivo aparente de las protestas fue un sistema de cuotas para acceder a plazas de funcionario. Sin embargo, en las revoluciones de colores las causas de las revueltas no pasan de ser un macguffin, vocablo inventado por Alfred Hitchcock: una excusa argumental para lanzar una historia, pero que carece de relevancia por sí misma.

En este caso, conviene reseñar que el Tribunal Supremo ya había tumbado el sistema de cuotas, atendiendo las demandas de los manifestantes, antes de que se produjera la salida de Sheikh Hasina del país. De hecho fue el gobierno de Hasina el que tumbó el sistema de cuotas en 2018, que fue no obstante restaurado recientemente por el Tribunal Supremo. Fue este veredicto del tribunal el que desencadenó las protestas iniciales, encabezadas por los estudiantes universitarios.

Sin embargo, a pesar de que los estudiantes valoraron positivamente una resolución posterior del tribunal, que reducía del 30% al 5% las plazas reservadas para familiares de los veteranos de la guerra de independencia, las protestas continuaron, prueba del carácter espurio del macguffin.

Aunque en este caso haya que lamentar la pérdida irreparable de vidas humanas, los impulsores de este tipo de operaciones dan por sentado que éstas se pueden producir, e incluso les vienen mejor, para justificar la necesidad de derribar al gobierno opresor y restaurar la democracia.

Es lo que ocurrió en el golpe del Maidán en Ucrania, con los “Heavenly Hundred” (los cien celestiales): el número de manifestantes asesinados en las protestas, supuestamente por las fuerzas de seguridad del Estado (aunque en realidad fueron 107: había que redondear la cifra a efectos publicitarios). Sin embargo, el estudio más detallado de la masacre en Kiev sostiene que la mayoría de las víctimas fueron disparadas por francotiradores desde posiciones controladas por los manifestantes del Maidán.  

Regresando a Bangladés, en la última década el ingreso per cápita del país, de 170 millones de habitantes, se ha triplicado, y el Banco Mundial estima que más de 25 millones de personas han salido de la pobreza. Las cifras macroeconómicas son favorables al gobierno de Sheikh Hasina, aunque como todos los países capitalistas del mundo, la nación sigue sufriendo una desigual distribución de la riqueza generada por el auge de la industria textil. Las causas reales de las protestas son más fáciles de detectar si nos detenemos en el perfil del nuevo líder del país, elegido por aclamación de los estudiantes y otros agentes políticos.

India ha tenido tradicionalmente buenas relaciones con Bangladés. El ejército indio intervino en 1971 a favor de la independencia del país, que anteriormente formaba parte de Pakistán, aunque estuviera ubicado a más de 1.000 kilómetros de distancia. Consecuencias del colonialismo británico. Con el golpe en Bangladés, y el personaje elegido para pilotar el nuevo gobierno, Estados Unidos se asegura que India no pueda contar con un aliado al oeste de su frontera.

Los vínculos con Estados Unidos del primer ministro interino Muhammad Yunus

The Washington Post nos informaba el 6 de agosto de que altos cargos del gobierno bangladesí habían aceptado la propuesta de los estudiantes: nombrar a todo un premio Nobel, como recalcaba el titular, como nuevo líder del país. Su nombre sólo aparecía más abajo, en letra más pequeña. Comenzaba la operación para manufacturar el consentimiento.

Altos cargos bangladesíes aceptan las peticiones de los estudiantes de nombrar líder a un premio Nobel.

La relación de Muhammad Yunus con Estados Unidos comienza en 1965, cuando recibió una beca del programa Fulbright, vinculado al Departamento de Estado, para realizar estudios de posgrado en desarrollo económico en la Universidad Vanderbilt, en Tennessee. En 1983, Yunus fundó el Graamen Bank, y los medios occidentales le convirtieron en “el banquero de los pobres”. Su modelo de negocio es el de los microcréditos, con unos altos tipos de interés. El banco también tiene sucursales en Estados Unidos, donde cobra unos intereses del 18% a sus clientes, principalmente de origen latino y afroamericano.

En 2001, Bill Clinton declaraba que Yunus debería ser premiado con el Nobel de la Paz. Cinco años más tarde, lo recibía. En 2009, Barack Obama le imponía la Medalla Presidencial de la Libertad. En 2010, el Congreso de Estados Unidos le concedió su medalla de oro. En 2016, el FBI abrió una investigación a Hillary Clinton por la concesión de créditos a su amigo Yunus, por valor de 13 millones de dólares. Presumiblemente, a cambio de donaciones de Yunus a la Fundación Clinton. Nunca más se supo.

Muhammad Yunus con Hillary Clinton, cuando era secretaria de Estado, y con Barack Obama. Fotografías: AFP.

Según unos cables confidenciales, filtrados por Wikileaks, Muhammad Yunus se reunía regularmente con el embajador de Estados Unidos en Bangladés. En dichos encuentros, Yunus pedía ayuda al diplomático para que presionara al gobierno de Sheikh Hasina a favor de sus intereses.

Tan sólo un día después de que Muhammad Yunus jurara su cargo como líder interino de Bangladés, sin haber olido las urnas, Antony Blinken apoyaba su designación en su cuenta en X. El secretario de Estado usaba la retórica habitual en estos casos: democracia, paz, prosperidad, etc. y subrayaba la disposición de Estados Unidos a trabajar con Yunus. Por si quedaba alguna duda.

La primera ministra derrocada acusa a Estados Unidos del golpe

Tras su huida a India, Sheikh Hasina acusó a Estados Unidos de estar detrás del golpe que forzó su salida: “Podría haber permanecido en el poder si hubiera renunciado a la soberanía de la isla de Saint Martin y hubiera permitido que Estados Unidos mantuviera el control de la bahía de Bengala”. Un hijo de Hasina atribuyó a los servicios secretos de Pakistán – estrecho aliado de Washington tras el oportuno derrocamiento de Imran Khan en 2022 – la organización material de las manifestaciones.

En junio del año pasado, la primera ministra ahora depuesta denunció que había una operación fraguada en Estados Unidos para apoyar al principal partido de la oposición, el BNP (Partido Nacionalista de Bangladés), a cambio de que éste, una vez en el poder, cediera la isla para construir una base militar estadounidense. Matthew Miller, portavoz del departamento de Estados, declaró que las acusaciones “no eran exactas” y que no había habido conversaciones con el gobierno de Bangladés sobre el tema.

Mapa de la isla de Saint Martin. Ilustración: www.insightsonindia.com

En mayo de este año, la ahora depuesta Hasina advirtió de los planes de Estados Unidos para crear un “estado cristiano”, arrebatando territorio a Bangladés, Myanmar e incluso la propia India, aunque Hasina se quedó a un paso de mencionar al país vecino. Con este fin, Washington habría entrado en contacto con grupos independentistas armados, al margen de la ley, como el Kuki-Chin National Front, en Bangladés, y el United Liberation Front of Assam, catalogado como terrorista en India.

Estados Unidos desesperado por una base militar en Bangladés; conspira para crear un nuevo Estado a partir de Bangladés y Myanmar: primer ministro.

Teniendo en cuenta la probada experiencia de Estados Unidos en crear movimientos independentistas, que acaban cristalizando en nuevos países, como hizo en Panamá, es perfectamente plausible que lo esté intentando ahora. Con el fin de ganar el control del Canal de Panamá, Washington alentó un movimiento separatista para desgajar de Colombia lo que era anteriormente una provincia, en el tiempo récord de tres años.

Fue el ejército quien derrocó a la “autoritaria” Hasina, anterior “icono de la democracia”

Los medios occidentales se han apresurado a calificar a Sheikh Hasina de “autoritaria” y “despótica”. Los mismos que en su momento la calificaron de “icono de la democracia”. Sin embargo, basta una mirada a la enciclopedia virtual, que aparece siempre en la primera página de resultados del buscador más popular, para comprobar que Sheikh Hasina siempre ha pasado por las urnas para acceder al cargo. Otro tema es que el principal partido de la oposición haya boicoteado dos de las tres últimas elecciones, al igual que ocurre en otros países donde los candidatos que obtienen apoyo popular no son los apadrinados por Estados Unidos.

Se trata de una estrategia bien clara: las elecciones sólo son “libres y justas” cuando ganan los candidatos avalados por Washington. En caso contrario, asistimos a “fraudes electorales”. La lista de países que celebran elecciones y sufren esta estrategia está en la mente de todos: son los que no se pliegan a los designios de la Casa Blanca.

Sheikh Mujibur Rahman, el padre de Sheikh Hasina, fue el artífice de la independencia de Bangladés y es considerado el padre de la patria. En 1975, fue asesinado junto con la mayoría de los miembros de su familia durante un golpe militar. Solo Hasina y su hermana menor sobrevivieron, al encontrarse en el extranjero. Tras un periodo de exilio en la India, Shekih Hasina regresó a Bangladesh en 1981 y se convirtió en la líder del partido político al que pertenecía su padre, la Liga Awami.

Según nos cuenta la BBC, Hasina “se unió a otros líderes políticos y encabezó protestas callejeras a favor de la democracia durante el gobierno militar, por lo que se convirtió en un ícono de la democracia internamente”. En 2001, perdió las elecciones ante una antigua aliada, Begum Khaleda Zia, del Partido Nacionalista de Bangladés, (BNP). Siguiendo a la BBC, “No obstante, en 2009 recuperó el poder gracias a las urnas”. El mismo medio que, sin embargo, calificó de “elecciones controvertidas” su triunfo en enero de 2024.

El profesor y analista indio de geoestrategia Brahma Chellaney sostiene que lo ocurrido en Bangladés ha sido en realidad “un golpe militar tranquilo”, revestido con personajes civiles, incluyendo a los estudiantes, para dotar de romanticismo a la narrativa occidental que acompaña a las revoluciones de colores. En realidad, el nuevo hombre fuerte del país fue el que anunció la renuncia de Sheikh Hasina del gobierno: el general Waker-Uz-Zaman.

Un golpe militar tranquilo en Bangladés. The Hill.

Fue el ejército el que se negó a obedecer las órdenes de Seikh Hasina, sellando así su destino, según admite Reuters. Fueron los militares quienes transmitieron a la primera ministra que rehusaban hacer cumplir el toque de queda. Fue el ejército quien depuso a Seikh Hasina, no los estudiantes, como falsamente sostiene la romántica narrativa occidental.

Estoy seguro de que entre los estudiantes asesinados los había que creían de buena fe que estaban montando una revolución, sin sospechar que estaban siendo utilizados por el imperialismo estadounidense. La pérdida irreparable de esas vidas es lo más lamentable de todo este asunto.

En enero de este año, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajárova, acusaba a Estados Unidos de estar detrás de las protestas antigubernamentales del 12 y 13 de diciembre en Bangladés.  Zajárova avisó: «Si los resultados de la voluntad del pueblo no son satisfactorios para Estados Unidos, es probable que se produzcan intentos de desestabilizar aún más la situación en Bangladés siguiendo los pasos de la ‘primavera árabe'». Sus palabras resultaron proféticas: otra pieza del puzle que rodea la India ha caído en manos de Washington. Mirando el mapa cabe preguntarse si la próxima será Nepal.

La OTAN repite con China los errores cometidos con Rusia

5 de agosto de 2024

La OTAN intenta tapar su fracaso en Ucrania con una huida hacia adelante

No contenta con estar afrontando enormes dificultades en Ucrania, según reconocen todo tipo de medios occidentales y ucranianos, la estrategia de la OTAN consiste en buscarse un nuevo enemigo que justifique su existencia. Publicado tras su cumbre en Washington, el último comunicado de la OTAN califica a China como “facilitador decisivo” del esfuerzo bélico de Rusia en Ucrania. Etiquetar a Pekín como cómplice de Moscú permite a la OTAN poner a China en su punto de mira.

La declaración de la OTAN es un monumento al cinismo, la hipocresía y al doble rasero. En el terreno del cinismo, después de sostener que la organización fue “forjada para preservar la paz”, la OTAN afirma sin ruborizarse que “no busca confrontación y no supone ninguna amenaza para Rusia”. En el mismo documento, consta el compromiso de entregar otros 40.000 millones de dólares al gobierno de Zelenski. Todo lo que haga falta para que siga cumpliendo el encargo de la organización: debilitar a Rusia. Aunque sea a costa de destruir Ucrania.

En el ámbito de la hipocresía, la organización que ha violentado en mayor número de ocasiones la paz en el mundo, como demuestran sus ataques a Serbia, Bosnia, Herzegovina, Kosovo, Iraq, Libia y Afganistán, ha ordenado a sus medios afines que desempolven la retórica del “eje del mal”.

Imagen: Shutterstock, publicada en The Jerusalem Strategic Tribune.

Además de señalar a China como nuevo enemigo, la OTAN apunta también a Bielorrusia, Irán y Corea del Norte como facilitadores de la “guerra de agresión” de Rusia: la organización deja claras sus intenciones de extender el ámbito de sus competencias a todo el mundo

Tras subrayar que la cooperación – más bien subordinación – de la Unión Europea “ha alcanzado niveles sin precedentes”, la declaración recoge el encuentro con los líderes de Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur. Es el tercer año consecutivo que estos países situados cerca de China son invitados a las cumbres de la OTAN.

La alianza del Atlántico norte ha decidido que los acontecimientos que ocurren en la región rebautizada como “Indo-Pacífico”, para evitar la referencia a Asia, afectan directamente a la seguridad euroatlántica. Las distancias que separan a Estados Unidos, a Europa y al Océano Atlántico de la región Asia-Pacífico se miden en muchos miles de kilómetros, así que es difícil sostener que lo que pase allí “afecta directamente” a la seguridad de la otra punta del mundo.

A menos, claro, que la OTAN aspire a erigirse en el gendarme internacional del planeta, ya que también califica a los Balcanes occidentales y al Mar Negro de “regiones de importancia estratégica”. Estados Unidos lleva años tratando de hacerse con el control de este mar, situado en el corazón de Europa, que representa la única salida de Rusia a aguas calientes durante todo el año.

La OTAN invertirá 2.700 millones de dólares para expandir su base en Constanza, Rumanía, a orillas del Mar Negro. Se convertirá en la mayor en Europa, superando a la de Ramstein, Alemania, en un 30% de extensión. Rumanía, el segundo país más pobre de la Unión Europea, ha aumentado su presupuesto militar un 45% en un año, hasta los 20.000 millones de dólares. Fundamentalmente, para comprar armamento a Estados Unidos.

La OTAN expandirá su base ya existente en Constanza, que será mayor que la actual en Ramstein, Alemania. Imagen: Google Maps/elaboración propia.

La OTAN dice que “incrementará el diálogo político y la cooperación práctica” con los Balcanes Occidentales para “contrarrestar influencias malignas”. Lo de arrojar 22.000 toneladas de bombas en Serbia, incluyendo 15 toneladas de uranio empobrecido, que provocaron 30.000 casos de cáncer y 10.000 muertos, además de 2.500 personas asesinadas por bombas, así como convertir a un millón de inocentes en refugiados, también debió hacerlo para“contrarrestar influencias malignas”.

La participación de la CIA en la creación del Ejército de Liberación de Kósovo, un grupo que pasó de ser calificado de “terrorista” a mantener reuniones con un enviado especial de Estados Unidos, y cuyos líderes tenían el número de móvil de Wesley Clark, entonces secretario general de la OTAN, también debió responder a la necesidad de “contrarrestar influencias malignas”. Que el ELK se financiara con el tráfico de órganos y de heroína al parecer no entraba en contradicción con los valores de la OTAN. Contribuir a exacerbar las tensiones étnicas en Yugoslavia, y a trocear un país soberano, tampoco contraviene dichos valores.

“China, Rusia e Irán están evadiendo las sanciones utilizando sistemas financieros alternativos. Presenté un proyecto de ley que garantizaría que estos regímenes rindan cuentas por intentar eludir nuestras leyes”.

La OTAN denomina como su “vecindad del sur” a Oriente Próximo y a África. Estas regiones han sido agraciadas con un “plan de acción para una aproximación más fuerte, más estratégica y orientada a resultados”. Para implementar con mayor eficacia tan loables intenciones, la OTAN anuncia la apertura de una oficina de enlace en Amman, Jordania. Las intenciones de la organización armada de hacer coincidir su esfera de influencia con la esfera del planeta quedaron patentes de Washington.

La reciente iniciativa de Marco Rubio refuerza esta idea. El senador por Florida ha presentado una propuesta legislativa, denominada Sanctions Prevention and Mitigation Act, para obligar al resto del mundo a cumplir las leyes… ¡de Estados Unidos! En caso contrario, se enfrentarían a más sanciones aún de las ya impuestas.

La OTAN guarda silencio sobre el genocidio cometido por Israel en Palestina

Cuando se trata de Israel, la declaración de la OTAN olvida su afán por convertirse en el policía del mundo para imponer sus valores, siempre moldeables en función de sus intereses. El nombre del estado genocida por antonomasia no aparece ni una sola vez en las once páginas del documento. Tampoco encontramos ninguna mención a Palestina, a pesar de que la declaración de la cumbre recoge el encargo al secretario general de nombrar un representante especial para la “vecindad sur” de la organización, y sí se menciona a Jordania, Iraq y Kuwait.

La “guerra” en Gaza no podría continuar sin el apoyo de Estados Unidos, el patrón de la OTAN. Así lo reconocen ex altos cargos israelíes. El general retirado Yitzhak Brick admitía en una entrevista que “Todos nuestros misiles, municiones, bombas guiadas con precisión, todos los aviones y bombas, todo es de Estados Unidos. En el momento en que cierran el grifo, no se puede seguir luchando. No hay capacidad… Todo el mundo entiende que no podemos luchar en esta guerra sin Estados Unidos. Punto”.

Por su parte, Ehud Olmert, ex primer ministro israelí, acusaba a Netanyahu de poner en peligro la alianza política, de seguridad y militar con Estados Unidos: “Durante muchos años, la estabilidad política de Israel en el escenario internacional se basó en el apoyo absoluto de los Estados Unidos. Toda la Fuerza Aérea de Israel depende por completo de la aviación estadounidense. (…) No tenemos otra fuente fiable de suministros esenciales de equipos, municiones y armas avanzadas que Israel no pueda fabricar por sí mismo”.

“Antiguo primer ministro israelí admite que los crímenes de guerra de Israel no podrían suceder sin el apoyo de Estados Unidos”. Caitlin Johnstone, periodista australiana.

El primer punto de la declaración de la OTAN suscrita en Washington afirma que sus miembros “están unidos por unos valores compartidos: libertad individual, derechos humanos, democracia y el imperio de la ley”. Otra piedra en el monumento al cinismo construido por la organización armada. Es imposible analizar el genocidio que Israel está cometiendo en Palestina sin el apoyo imprescindible de Estados Unidos, el promotor de la OTAN.

La publicación científica The Lancet publicaba recientemente un estudio que dejaba pequeñas las cifras de víctimas estimadas por el Ministerio de Sanidad de Gaza. Teniendo en cuenta la intensidad del conflicto; la infraestructura de sanidad destruida; la escasez severa de alimentos, agua y refugios; la incapacidad de la población para huir a sitios seguros, y la falta de financiación a la UNRWA, la agencia de la ONU para atender a los palestinos, el estudio calcula que 186.000 muertes son atribuibles al actual conflicto en Gaza. Estamos hablando del exterminio de entre un 7% y un 9% de la población de Gaza. ¿Son estos los derechos humanos a los que se refiere la declaración de la OTAN?

La Unión Europea admite el doble rasero en su política exterior

Para ostentar un cargo diplomático, al menos sobre el papel, Josep Borrell hace gala de una sinceridad que roza el candor. Lo hizo cuando reconoció que la prosperidad de la Unión Europea se basaba en la energía barata procedente de Rusia y en el gigantesco mercado que ofrece China, para importaciones de bienes baratos, y como destino de las exportaciones europeas. Y lo ha vuelto a hacer, esta vez en un discurso pronunciado en la Universidad de Oxford el 3 de mayo.

Josep Borrell se refirió a los principios que rigen la legislación humanitaria internacional, y a las diferencias existentes en la Unión Europea a la hora de aplicarlos a los casos de Rusia e Israel. Mientras que, tratándose de Rusia, Bruselas articuló e implementó una respuesta fulgurante, en forma de sanciones contra Moscú, Borrell reconoce que esto no ha ocurrido así con Israel.

Úrsula von der Leyen, Zelenski y Reznikov. En segundo plano, Josep Borrell. UVDL y Netanyahu. Fotografías de Geopolitical Economy Report y El País.

Es más, Borrell admite que la percepción del resto del mundo es que a la Unión Europea le preocupan mucho más los incumplimientos de las resoluciones del Consejo de Seguridad cuando se trata de Rusia, que cuando se trata de Israel. También reconoce Borrell que la percepción generalizada es que el valor de las vidas de los civiles en Gaza no es el mismo que en Ucrania. 

¿Cómo explica Borrell estas diferencias de trato por parte de la Unión Europea? Borrell reconoce que en Bruselas se practica el doble rasero: “Allí donde voy, me encuentro con la acusación de aplicar un doble rasero. Solía ​​decir a mis embajadores que la diplomacia es el arte de gestionar un doble rasero. Es algo difícil, sin duda, pero se trata de eso: de gestionar un doble rasero”.

Después de esta admisión, Borrell parece sentirse incómodo a la hora de gestionar esta contradicción, al menos de boquilla: “Si llamamos a algo un ‘crimen de guerra’ en un sitio, necesitamos llamarlo por el mismo nombre cuando ocurre en cualquier otro sitio. Un horror no puede justificar otro”.  Sin embargo, sus palabras se quedan en eso, e Israel sigue gozando de apoyo e impunidad para seguir masacrando a la población civil en Palestina. Por no hablar de la destrucción planificada para convertir la franja en una región inhabitable.

La explicación del doble rasero que rige la política exterior de la Unión Europea es muy sencilla: se ha convertido en un apéndice de Estados Unidos en Europa.

La OTAN se plantea nacionalizar infraestructuras chinas en Europa

¿Estaría actuando la OTAN de acuerdo con el “imperio de la ley” si finalmente se decide a “recuperar” infraestructuras chinas en Europa? Recuperar es el eufemismo utilizado por la CNN en una pieza sobre los planes de la alianza militar para hacerse con las infraestructuras construidas por China en Europa, dentro del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. Pekín ha invertido decenas de miles de millones de dólares en dotaciones que van desde líneas de ferrocarril que conectan el este de Europa con China, hasta puertos localizados en el Mar del Norte y el Báltico.

Aliados de la OTAN están discutiendo reclamar algunas infraestructuras propiedad de China en Europa.

Ahora, en el caso de que el conflicto en Ucrania se extendiera por Europa, una vez que se ha etiquetado a China como cómplice de Rusia, un alto cargo de la OTAN asegura que las infraestructuras propiedad de China “casi con toda seguridad se nacionalizarían o las naciones asumirían temporalmente el control operativo, en virtud de medidas de seguridad de emergencia. China puede demandarlos en los tribunales después del hecho”.

Si el alto cargo de la OTAN admite que el asunto acabaría en los tribunales, debe ser que «recuperar» infraestructuras propiedad de otro país es tan legal como «confiscar» activos a un país soberano. Si dejamos de usar eufemismos, nos vienen a la mente palabras más llanas, que describen acciones con imposible acomodo legal, por mucho que carísimos abogados se esfuercen en retorcer el derecho.

Un alto cargo de Estados Unidos se inclinaba por incluir a la computación cuántica, la industria de semiconductores y la infraestructura de telecomunicaciones como actividades susceptibles de ser nacionalizadas. Sin embargo, Francia, y otros países, se inclinaban por tratar este asunto en el marco de la Unión Europea, en lugar de la OTAN.

Incapaz de competir con China, Estados Unidos y sus obedientes aliados se están decantando por intentar destruir a la primer potencia manufacturera del mundo. La “deslocalización” de las fábricas anteriormente radicadas en occidente ha encumbrado a China, desindustrializando a occidente, y empobreciendo a la clase trabajadora. A sus promotores, la globalización les ha salido por la culata en términos geopolíticos. A la ciudadanía occidental le ha ido aún peor.

La Organización de Cooperación de Shanghái apuesta por el progreso global

Basta comparar la declaración de la cumbre de la OTAN en Washington con la emitida por la Organización de Cooperación de Shanghái, tras su reunión el 4 de julio en Astaná (Kazajistán), para comprobar las antitéticas visiones del mundo de ambas organizaciones.

Mientras la OTAN se dedica a descalificar con la etiqueta de “desafíos sistémicos” a quienes se niegan a rendirle pleitesía, la declaración de la OCS revela un enfoque de colaboración y progreso: “creando una comunidad de destino común para la humanidad y promoviendo el diálogo sobre el tema de Una Tierra, Una Familia, Un Futuro”.

La OCS quiere construir “un mundo justo y multipolar basado en los principios universales del derecho internacional, la diversidad cultural y de civilizaciones, así como en una cooperación mutuamente beneficiosa e igualitaria con el papel central de coordinación de las Naciones Unidas”. Un vocabulario en las antípodas de las amenazas – y las acciones – de la OTAN.

A diferencia de la OTAN, la OCS sí se ocupa del genocidio en Palestina, manifestando una profunda preocupación por la escalada del conflicto palestino-israelí”, “condenando enérgicamente las acciones que han dado lugar a una gran pérdida de vidas entre los civiles y a un desastre humanitario en Gaza”, y destacando “la importancia de garantizar un alto el fuego inmediato, completo y estable, así como el acceso a la ayuda humanitaria”.

La OCS se compone de 10 estados miembros, tras la reciente incorporación de Bielorrusia: India, Irán, China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán. Adicionalmente, Mongolia y Afganistán tienen estatus de observadores. Otros catorce países tienen estatus de socios de diálogo: Azerbaiyán, Armenia, Bahrein, Egipto, Camboya, Qatar, Kuwait, Maldivas, Myanmar, Nepal, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Turquía y Sri Lanka.

Estados Unidos debería reflexionar sobre el hecho de que algunos de sus históricos aliados, como Arabia Saudita, EAU y Egipto, tengan un estatus de socio en la OSC. Mas aún que lo tenga todo un miembro de la OTAN, Turquía, que ocupa un lugar estratégico, bordeando el sur del Mar Negro, y controlando los estrechos que le dan acceso al Mediterráneo. El mundo está basculando hacia la región euroasiática, y la OTAN está entrando en pánico ante su incapacidad para imponer su hegemonía, incluso entre sus miembros y antiguos socios. El miedo es mal consejero.

Frente a la destrucción que causa la OTAN, China apuesta por crear valor para las personas

China es el principal motor económico de la OCS. Su enfoque respecto a la función que debe desempeñar la economía es diametralmente opuesto al occidental, donde la ciudadanía está al servicio de los grandes intereses corporativos, a costa de su empobrecimiento.

Un ejemplo de esta estrategia, que prima la creación de valor por encima de la generación de beneficios para una élite, radica en la industria de los automóviles eléctricos. A la revista The Economist debería caérsele la cara de vergüenza al leer este artículo en Asia Times. Tiene bemoles que sea una publicación asiática la que le explique a la portadora del estandarte del capitalismo a qué se refería Adam Smith en “La riqueza de las naciones”.

Los subsidios de China crean, no destruyen, valor. Asia Times.

Sostiene The Economist que las empresas chinas de vehículos eléctricos están “destruyendo valor” porque no son rentables. Sin embargo, Asia Times replica que “Celebrar la capitalización de mercado de 788.000 millones de dólares de Tesla en comparación con los 93.000 millones de dólares de BYD es confundir incentivos con resultados”.

El hecho de que la compañía estadounidense de paneles solares First Solar se haya convertido en la más valiosa, se debe a que se sustenta en un mercado protegido por aranceles, además de por la competencia feroz entre las empresas chinas del sector, que está destruyendo sus márgenes. El hecho de que las compañías chinas fotovoltaicas estén destrozándose mientras inundan el mercado con paneles solares baratos es un ejemplo fantástico de creación de valor. ¿Por qué? Porque “La riqueza de las naciones” no trataba de la búsqueda de beneficios, sino de proveer a la población con lo que necesita.

Lo que ha hecho China es crear beneficios… para los consumidores. Los subsidios a la industria de vehículos eléctricos han conseguido aplanar la curva de la oferta, estimular la innovación, aumentar la producción y aplastar los márgenes. El valor no se ha destruido, sino que se traslada a los consumidores en forma de precios más bajos, mayor calidad, productos y servicios más innovadores.

Cabe preguntarse qué quieren los consumidores: ¿nuevas tecnologías a precios asequibles, o convertir en multimillonarios a los dueños de empresas de nuevas tecnologías?

Tras haber acusado a China de “destruir valor”, el órgano de propaganda del neoliberalismo titula en su último número que “Las compañías chinas están ganando el sur global”.

The Economist: Las compañías chinas están ganando el sur global.

Para The Economist, la expansión de las empresas chinas en el extranjero “conlleva una lección incómoda para occidente”: las multinacionales occidentales se han beneficiado durante mucho tiempo de la apertura económica. Sin embargo, hoy, parapetadas tras aranceles, están cediendo terreno en los mercados más poblados y de más rápido crecimiento, de lo cual se está aprovechando China.

La revista reconoce que la expansión de las empresas chinas “promete (al sur global) una bonanza de bienes y servicios que cambiará sus vidas”. The Economist viene a reconocer que China sí está creando valor para quien realmente importa: las personas, en lugar de los oligarcas. Luego les extraña que la mayoría del mundo esté volviendo la vista hacia China, renegando de occidente.

La estrategia de Estados Unidos para impedir el desarrollo tecnológico de China y hundir su economía está fracasando estrepitosamente. Lo reconoce el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. En un informe titulado “Riesgo geopolítico y disociación: las pruebas de los controles de exportación de Estados Unidos”. No sólo está fracasando, sino que está perjudicando a las empresas estadounidenses, las que pretendía proteger.

Riesgo geopolítico y disociación: las pruebas de los controles de exportación de Estados Unidos.

Los controles a las exportaciones para negar a China el acceso a tecnologías estratégicas no ha estimulado el retorno de las empresas a Estados Unidos. La FED de Nueva York califica de “perturbaciones” estos controles, que han afectado negativamente a los proveedores estadounidenses: su capitalización de mercado ha disminuido en 130.000 millones de dólares. Su rentabilidad ha caído, al igual que su número de clientes y sus cifras de empleo.

La FED neoyorkina subraya que negar a China el acceso a tecnología avanzada ha impulsado la innovación y la autosuficiencia domésticas.  Pekín también ha aumentado las compras a empresas no estadounidenses que producen tecnología similar.

Los controles a las exportaciones tecnológicas a China están teniendo el mismo efecto que las sanciones a Rusia. Lo mejor de todo es que los lumbreras que diseñan las políticas de la Casa Blanca siguen creyendo que son acertadas, porque insisten en repetirlas. Para el progreso del mundo, es conveniente no sacarles de su error.

Zelenski fracasa en su cumbre mientras Rusia recaba nuevos aliados

8 de julio de 2024

La falsa cumbre de paz que era de guerra

La conferencia impulsada por Volodímir Zelenski en Suiza tuvo el mismo resultado que las sanciones contra Rusia: terminó perjudicando a sus promotores. Si la reunión estaba diseñada para recabar apoyo internacional al presidente de Ucrania, muy necesitado de respaldo tras aferrarse al cargo, con su mandato ya vencido, las conclusiones fueron en sentido contrario: el sostén del bloque occidental fue tibio, y Zelenski consiguió enemistarse con dos colosos en la nueva arena internacional: China y Brasil.

De entrada, de un total de 160 países invitados, sólo acudieron 90, de los cuales 44 eran europeos. Las organizaciones supranacionales europeas fueron incluidas en la lista para hacer bulto. Teniendo en cuenta que la conferencia se publicitó como una “cumbre de paz”, y que Rusia no fue invitada, es comprensible el rechazo de China a participar en una encerrona para apoyar a una de las facciones en guerra. Eso, y un intento de relanzar la imagen del desprestigiado Zelenski. Su índice de aprobación se ha desplomado casi 30 puntos en un año, según un sondeo patrocinado por USAID, la “agencia de cooperación” de Estados Unidos.

Además, de los 90 participantes, sólo 78 suscribieron el comunicado alumbrado finalmente por la cumbre. Un texto aguado, que dejó fuera siete de los diez puntos del “plan de paz” de Zelenski, citando sólo tres: la necesaria seguridad de las plantas nucleares (a pesar de que Ucrania bombardea regularmente la central de Zaporiyia, bajo control ruso desde el principio de la invasión); la seguridad alimentaria; y el intercambio de prisioneros y la vuelta de los niños desplazados a Rusia.

Mapa de los países que firmaron el comunicado de la cumbre de Suiza. Ilustración: Geopolitical Economy Report.

Como vemos en el mapa, los países firmantes de la declaración son únicamente los del bloque occidental y sus aliados. Los países que aglutinan la mayoría de la población del planeta, o bien no participaron en el montaje, o rechazaron suscribir el comunicado: China, India, Brasil, México, y casi todos los de América Latina, Asia y África.

Dadas las significativas ausencias, la cumbre sirvió para ratificar, a duras penas, los apoyos de Zelenski: los de sus patrocinadores en la guerra contra Rusia. Además, el presidente de Ucrania consiguió enemistarse con China y Brasil, gracias a sus portentosas dotes diplomáticas.

Hasta la prensa occidental señalaba el fracaso de la cumbre. La CNBC titulaba que “La cumbre de paz de Ucrania carece de influencia mientras Rusia, China y otros se mantienen alejados”. La prensa de Suiza, país anfitrión, era todavía más explícita: “La cumbre de paz de Ucrania no cumplió con las expectativas de “cuento de hadas”.

Titulares de CNBC y Swiss Info sobre la cumbre de Bürgenstock.

Zelenski insulta a China y Brasil, calificándolos de incivilizados

Antes de la reunión en Suiza, Zelenski ya había arremetido contra China en el foro de Diálogo Shangri-la, celebrado en Singapur. Allí, el 2 de junio, acusó a Rusia y a China de presionar a otros países para que no acudieran a la cumbre que estaba organizando, cargando las tintas contra China: «Es lamentable que un país tan grande, independiente y poderoso como China sea un instrumento en manos de Putin«. Zelenski demostraba una gran inteligencia política poniéndose en contra al país que está despuntando como líder del nuevo mundo multipolar.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Mao Ning, explicó al día siguiente las razones por las que China no asistía a la conferencia: no incluía a las dos partes en conflicto, y no se iban a discutir todos los planes de paz. China presentó un plan de paz el 24 de febrero de 2022, que ha sido ostensiblemente ignorado por el bloque occidental. En mayo de 2024, China y Brasil presentaron conjuntamente un nuevo plan de paz, que requería la participación de Ucrania y Rusia, y que fue igualmente ninguneado por occidente.

Lula da Silva rechazó asistir a la cumbre, a pesar de las fuertes presiones ejercidas por el país anfitrión y el propio Zelenski. Aunque Brasil envió una delegación a Suiza, no suscribió el comunicado final. Ninguno de los países miembros de los BRICS lo hicieron: India, Sudáfrica, Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos.

Después de haber acusado a China de ser un mero mayordomo del Kremlin, Zelenski, muy frustrado por su fracaso en Suiza, arremetió de nuevo contra China, y también contra Brasil. Después de afirmar, falsamente, que el comunicado de la cumbre había sido suscrito “por la mayoría del mundo”, Zelenski declaró que “tan pronto como Brasil y China se sumen a los principios que todos los que estamos aquí, los países civilizados, hemos unido, estaremos felices de escuchar sus opiniones, a veces incluso si no coinciden con las de la mayoría del mundo”.

Calificar de “incivilizada” a China, una de las culturas más antiguas del mundo, cuna de muchas de las invenciones que forman parte de nuestra vida cotidiana, como la porcelana, el papel, la imprenta, la tinta, los espaguetis o los helados, además de un error histórico, supone una torpeza diplomática difícilmente superable.

Putin contraprograma la cumbre con su propuesta de negociación

Un día antes de que comenzara la cumbre de Suiza, Vladímir Putin enunció las condiciones para sentarse a negociar la paz con Ucrania: tan pronto como las tropas ucranianas se retiren por completo de las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, y Kiev notifique oficialmente el abandono de los planes para ingresar en la OTAN, Rusia ordenará el alto el fuego, así como el inicio inmediato de las negociaciones, afirmó el presidente ruso.

Putin expone las condiciones para conversaciones de paz con Ucrania. Titular de CNBC.

Putin recalcó que la retirada debía producirse “de todo el territorio de estas regiones dentro de sus fronteras administrativas que existían en el momento de su entrada en Ucrania.” El presidente ruso advirtió que si Ucrania rechazaba estas condiciones, las demandas de Rusia en el futuro serían distintas. O sea, peores.

Putin consiguió robar el foco con este movimiento. En lo que se refiere a los territorios, la propuesta se limita a constatar la realidad actual sobre el terreno, o futura a corto plazo, teniendo en cuenta los avances de las tropas rusas en el frente. Un hecho que reconoce hasta el Institute for the Study of War, un gabinete impulsado por Robert Kagan, el marido de Victoria Nuland: lo más belicista que se despacha.

En lo que respecta a la OTAN, a estas alturas el bloque occidental debería comprender que en ninguna circunstancia Rusia va a permitir que Ucrania ingrese en la alianza controlada por Estados Unidos. Putin se limitó a recordar otro hecho innegable: que la existencia misma de Ucrania depende del diálogo que mantenga con Rusia. Si el actual gobierno de Kiev, o el que le sustituya, no actúa de acuerdo con esa realidad, en lugar de satisfacer los intereses de Washington, estarán condenando a Ucrania a sucumbir, o a desaparecer.

Desde el punto de vista de una negociación, lo que plantea Putin es de manual, por mucho que occidente se tire de los pelos tildándolo de “ultimátum”. Las ofertas de una de las partes corresponden a las relaciones de fuerzas que existen en cada momento. Si dichas fuerzas se inclinan en mayor medida hacia Rusia en el frente de batalla, como está ocurriendo, en el futuro Ucrania estará en peor situación para negociar de la que ya está ahora. Y las condiciones que demande Rusia serán más duras.

Sin embargo, la estrategia que occidente está imponiendo a Ucrania es la huida hacia adelante, con la esperanza de que ocurra algo milagroso que modifique la correlación de fuerzas. Algo que carece de base empírica. Rusia está demostrando que la capacidad de su industria militar supera a la de la OTAN. Según la CNN, Rusia está produciendo tres veces más municiones que Estados Unidos y Europa conjuntamente, y dispara 5 veces más proyectiles al día que Ucrania.

Para mantener viva la narrativa de la esperanza en la victoria, occidente habla periódicamente de nuevas armas o estrategias, que conseguirían darle la vuelta a la situación. Tras haber autorizado al gobierno de Kiev a usar su armamento para atacar a Rusia en su territorio, ahora toca hablar de los F-16. Todo, con tal de no reconocer una derrota que asoma en el horizonte y que, cuanto más tarde se produzca, mayor daño habrá causado. A estas alturas, en las que el reclutamiento en Ucrania se ha convertido en una especie de secuestro, queda claro que a occidente las vidas de los ucranianos nunca le han importado, y que el patriotismo se ha esfumado.

Titular de Express, Reino Unido: “Los ucranianos están demasiado asustados para salir en medio de un reclutamiento agresivo: ‘¡La gente era secuestrada!’”.

Rusia gana aliados en la construcción del mundo multipolar

The Telegraph: A Ucrania le dirán que es demasiado corrupta para ingresar en la OTAN.

Mientras Estados Unidos destroza Ucrania en su intento de resistirse a la pérdida de su hegemonía, con la complicidad de un país que la propia OTAN estima demasiado corrupto para ingresar en la alianza, Rusia sigue ganando aliados. En el mundo multipolar que se está construyendo en plataformas como los BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái, o el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, Rusia y China juegan el papel del tándem motor. Y siguen incorporando socios.

En la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, celebrada en Astaná (Kazajistán) el 3 y 4 de julio, se anunció oficialmente la incorporación de Bielorrusia. Con este nuevo miembro, ya son diez las naciones que forman parte de la OCS: China, Rusia, India, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, Irán y Pakistán. En dicha reunión, Putin mantuvo reuniones bilaterales con siete mandatarios, incluyendo a los de China, India, Pakistán, y a Recep Tayip Erdogán, presidente de Turquía, miembro de la OTAN.

En su edición número 27, el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) recibió a 21.000 participantes de 139 países. Entre ellos, varios presidentes, como Gustavo Petro (Colombia) y Luis Arce (Bolivia), así como 48 delegaciones a nivel ministerial. En el Foro se firmaron 982 acuerdos, por un importe total de 71.900 millones de dólares.

Ante la patente falta de voluntad de diálogo por parte de occidente, que prosigue su escalada material y retórica contra Rusia, China y todos los que no se avienen a seguir sus dictados, Rusia está ampliando sus alianzas en Asia. Es allí donde podría desatarse el conflicto directo entre los bloques que están definiéndose en el mundo multipolar.

Consciente de esta posibilidad, Vladímir Putin viajó a Corea del Norte. Allí, el 19 de junio firmó un acuerdo de defensa mutua con Kim Jong Un, que la prensa occidental calificó como el más potente desde la guerra fría. La agencia de noticias de Corea del Sur Yonhap señalaba que el pacto alcanzado entre Rusia y Corea del Norte establecía la asistencia militar mutua “sin demora” en caso de ataque a cualquiera de los dos países.

Rusia y Corea del Norte firman un acuerdo de asociación que parece ser el más potente desde la guerra fría. Titular de AP News.

China es el principal socio comercial de Corea del Norte, así como su apoyo político fundamental. Es impensable que Rusia firmara un acuerdo de este alcance sin haberlo hablado antes con China. Cerrando el círculo, Putin y Xi Jinping volvieron a reunirse en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Astaná.

Después de recabar el “pleno apoyo y solidaridad” de Corea del Norte para su lucha contra el bloque occidental en Ucrania, Putin viajó a Vietnam. Un país con el que la extinta Unión Soviética mantuvo estrechas relaciones. Allí, el presidente ruso se reunió con la plana mayor de la dirigencia, y suscribió doce acuerdos de carácter público, además de los no desvelados. 

Otra prueba del “aislamiento” de Rusia, si escuchamos la propaganda occidental, es la visita de Narendra Modi, a Moscú, el 8 y 9 de julio. Rusia será el primer país que visite el primer ministro de la India tras su reelección. Desde el comienzo de las sanciones a Rusia, India ha hecho oídos sordos a los requerimientos de occidente para que las adoptara, y se ha convertido en uno de sus principales compradores de petróleo. En unas cantidades tales que le está permitiendo revenderlo, llevándose un pellizco, con cargo a los europeos que lo compran.

Bloomberg: La visita de Modi a Rusia socava los esfuerzos de occidente para presentar a Putin como un paria. 2 de julio de 2024.

Mientras tanto, es occidente quien se encuentra cada día más aislado, y no sólo en lo político. El peso económico del G7 sigue cayendo frente al de los BRICS, cuyo PIB en términos de paridad de poder adquisitivo sobrepasa de largo el del G7.

PIB combinado en paridad de poder adquisitivo de los países de los BRICS y del G7 desde 2000 hasta 2024. Fuente: Statista.

Estados Unidos lucha por contener la debacle: está maniobrando para endosar a Europa la patata caliente de Ucrania y concentrarse en el conflicto que está instigando en Asia. Además de su escalada constante en torno a Taiwán, asistimos a un incremento de las tensiones entre Filipinas y China, en paralelo a la apertura de cuatro nuevas bases estadounidenses en el archipiélago filipino. Algunos medios occidentales hablan ya de la posibilidad de una guerra abierta entre ambos países. Washington y Manila suscribieron en 1951 un pacto de defensa mutua, que ha ido ampliándose a lo largo del tiempo. La última actualización es tan reciente como mayo de 2023.

Bases de Estados Unidos frente a China. A la derecha, las cuatro nuevas. Ilustración: BBC.

The Economist: A Ucrania le queda un mes para evitar el impago.

 

Por otra parte, el G7 y la Unión Europea han aprobado un crédito de 50.000 millones a Kiev, usando como respaldo los intereses de los activos rusos “congelados” en Europa. Aunque occidente aún no se ha atrevido a “confiscar” directamente el principal, utilizar los intereses también afronta problemas legales. El presidente del Consejo Europeo defendía la incautación con un argumento muy poco jurídico: es “lo justo”. Nadie discute la propiedad rusa de sus activos, por lo que es insostenible argumentar que los intereses no le pertenecen. Si Ucrania es incapaz de devolver el crédito y la apropiación de los intereses es declarada ilegal, ¿quién afrontará el pago de esos 50.000 millones?

Tras conseguir una moratoria de dos años para el pago de su deuda, Kiev ha pedido una quita del 60% de lo que debe pero, según The Economist, los acreedores no están por la labor: a lo más que llegarían sería a un 22%, que ya es. Teniendo en cuenta que la gran mayoría de los activos rusos se encuentran depositados en Euroclear y bancos occidentales, y que Ucrania está al borde de la insolvencia, apuesto a que, en caso de impago, los paganinis seríamos los europeos.

La senilidad de Biden como metáfora del crepúsculo del imperio

La demencia senil de Joe Biden, que se hizo innegable en el reciente debate con Donald Trump, es una metáfora del ocaso de la hegemonía de Estados Unidos. El hecho de que el clan Biden se reuniera posteriormente en Camp David para decidir si el anciano continuaba en la carrera electoral, o se retiraba, revela maneras más propias de una familia de la mafia que de una supuesta democracia.

Cuando son los donantes del Partido Demócrata los que advierten que no seguirán financiando al partido, ni a su actual candidato, hasta que no lo sustituyan por otro; cuando es la rica heredera del imperio Disney la que coacciona al Partido Demócrata para que sustituya a Biden por otra persona en la liza por la presidencia, queda claro que son los oligarcas quienes manejan los hilos de la “democracia” en Estados Unidos.

Titular de CNBC: La heredera de Disney y los adinerados donantes demócratas dicen que no financiarán al partido hasta que Joe Biden abandone.

En paralelo al declive de Estados Unidos, su relato de la batalla de las democracias contra las autocracias se desmorona por momentos. Baste decir que el hotel de Bürgenstock, Suiza, donde se reunieron los asistentes a la cumbre impulsada por Zelenski, y sus patrocinadores, para recabar apoyos en su batalla por la democracia frente a los dictadores es propiedad de Qatar. Una democracia vibrante donde las haya…

Dos mapas que demuestran el aislamiento de occidente

Contrastando los dos siguientes mapas, queda de manifiesto que es occidente quien está quedándose cada vez más aislado frente al resto del mundo. El primero representa las naciones que han adoptado las sanciones a Rusia, impulsadas por Estados Unidos. El segundo recoge los países que han reconocido al Estado palestino. Si comparamos ambos mapas con el que ilustra el principio de este artículo (los signatarios del comunicado de la cumbre de Zelenski en Suiza), tendremos la fotografía completa del aislamiento de occidente: un mapa es el negativo del otro.  

Al paso que vamos, en Europa vamos a terminar vendiendo los cuadros de los museos para poder subsistir. Y se los venderemos a multimillonarios rusos, chinos, o indios.

Países que aplican sanciones a Rusia.

Xi Jinping recalca en Europa su alianza con Rusia

14 de junio de 2024

Fracasa la jugada de Macron para desvincular a China de Rusia

El itinerario del viaje de Xi Jinping a Europa estaba diseñado para recalcar que la alianza entre China y Rusia se encuentra a salvo de los intentos de torpedearla por parte de occidente. El mandatario chino paró primero en Francia. Se habría visto como una afrenta diplomática que estuviera en Europa sin visitar un país del occidente colectivo. Significativamente, evitó pisar Alemania, prueba de la irrelevancia de Berlín en la escena internacional, víctima de su sometimiento a los Estados Unidos. Una sumisión ejemplificada en la impasibilidad de Olaf Scholz ante la voladura de los gasoductos Nord Stream, por parte de su supuesto aliado.

El presidente chino viajó en su lugar a Serbia y Hungría, dos países que no han sucumbido a las presiones ejercidas por la Unión Europea para someterse a los dictados de Washington, como sí ha hecho Bruselas. Dos estados cuyos dirigentes han elegido el difícil camino de primar sus intereses nacionales, por encima de otros ajenos, por lo cual están siendo etiquetados como “aliados de Putin”. Y es que occidente está siguiendo la máxima, atribuida a Mussolini, de “o con nosotros o contra nosotros”. Todo un alarde de respeto a la soberanía de los estados que defienden sus prioridades, por parte de quienes se doblegan ante las ajenas.

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