Archivo de la categoría: Septiembre

La cumbre de Samarcanda alumbra el nuevo mundo multipolar

30 de septiembre de 2022

Es muy probable que los historiadores del futuro, si es que la especie humana lo tiene, fijen el 16 de septiembre de 2022 como el hito apropiado para señalar el nacimiento del mundo multipolar. En esa fecha, los líderes de los ocho miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái firmaron en la cumbre de Samarcanda, Uzbekistán, una extensa declaración donde apuestan por “un nuevo tipo de relaciones internacionales en el espíritu de respeto mutuo, justicia, igualdad y cooperación mutuamente beneficiosa”. La importancia de la cumbre es inversamente proporcional a la atención que le han dedicado los medios de comunicación occidentales, donde ha sido ostentosamente ninguneada.

La OCS consta actualmente de ocho Estados miembros: China, India, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán y está reconocida por la ONU. Juntos representan aproximadamente un tercio del PIB mundial y sus habitantes suman más de 3.300 millones, alrededor del 40% de la población del planeta. Ocupan el 60 % de Eurasia y el 25,5 % de la extensión territorial del mundo. Además, Afganistán, Bielorrusia, Irán y Mongolia tienen estatus de observadores en la OCS. Irán ya ha firmado un memorándum de obligaciones para adherirse como miembro de pleno derecho, en abril de 2023, según fuentes iraníes. Afganistán y Mongolia han solicitado el ingreso, y el procedimiento para admitir a Bielorrusia también ha sido iniciado.

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Las sanciones a Rusia meten a la Unión Europea en un callejón sin salida

15 de septiembre de 2022

Estamos en manos de inútiles. La comparecencia de Christine Lagarde, el 8 de septiembre en Frankfurt, vino a confirmarlo. Por un lado, la presidenta del Banco Central Europeo anunció una subida del tipo de interés de 75 puntos básicos (0,75%), advirtió que se producirían más incrementos en cada una de las próximas reuniones del Consejo de Gobierno del BCE y declaró que el objetivo es reducir la inflación, hasta dejarla en el 2%. Sin embargo, en la eurozona, la inflación depende en un 42% de la oferta, en un 15% de la demanda, y en un 43% de la energía. Las subidas de tipos de interés sólo pueden actuar deprimiendo la demanda y, en menor medida, la oferta. Pero en ningún caso las subidas de los tipos de interés podrán frenar los precios del gas y del petróleo, que dependen de factores fuera del alcance de la política monetaria del BCE.

Por otro lado, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, anunciaba el 29 de agosto una intervención de emergencia en el mercado eléctrico y una reforma estructural. Se lo está tomando con calma. Esta vez, los Estados van a tener que salir al rescate de la ciudadanía, siquiera parcialmente, para que podamos pagar los recibos de la energía eléctrica, que han subido de forma desorbitada. En Bruselas se está discutiendo la manera de repartir esos costes entre los Estados y las compañías eléctricas y, a juzgar por el discurso de la presidenta de la Comisión del 14 de septiembre, el conejo está todavía dentro de la chistera, bastante mareado: von der Leyen no pasó de anunciar generalidades.

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Guerras culturales: la trampa para ocultar lo esencial

1 de septiembre de 2022

Los domadores de leones usan una silla, en lugar de un bastón, para mantener alejado al animal por un motivo: la silla tiene cuatro patas, y cada una de ellas es percibida como una posible amenaza por el felino. El león duda de cuál de los cuatro bastones es el que podría terminar golpeándole, lo cual, unido al entorno en el que se encuentra confinado, contribuye a desorientar al animal y coloca al domador en una posición de ventaja relativa. De un modo similar, quienes pastorean al rebaño humano no usan un solo bastón, sino múltiples, con el fin de desorientarnos y tenernos entretenidos, para ocultar lo verdaderamente esencial.  

Las guerras culturales son las patas de la silla del domador, que personifica el sistema capitalista. Una silla que no tiene cuatro patas, sino muchas, que contribuyen a polarizar a la población, a dividirla, lo que quiere decir debilitarla. Mientras la ciudadanía se dedica a auto ubicarse en uno de los frentes en los que las guerras culturales la fragmentan, se olvida de lo fundamental: que existe un sistema de dominación, en permanente proceso de perfeccionamiento, con el objetivo de extraer riqueza de las capas amplias de la población, desposeídas de los medios de producción, para transferirla a las élites que controlan el sistema financiero, las corporaciones y los medios de comunicación que, a su vez, construyen la narrativa que conviene a sus intereses, camuflándolos.

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