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El ataque de Israel en Catar socava la protección de Estados Unidos a las petromonarquías

30 de septiembre de 2025

El intento de asesinato de la cúpula de Hamas en Doha debilita al padrino estadounidense

El ataque de Israel a la cúpula de Hamas en Doha ha dañado significativamente el sistema de protección, de tinte mafioso, que dispensaba Estados Unidos a las monarquías petroleras desde los años 70.  Como señalé en un artículo anterior, en 1974, tras el embargo petrolero árabe por el apoyo de Estados Unidos a Israel en la guerra del Yom Kipur, Nixon envió a Kissinger a Arabia Saudita para solventar la crisis y garantizar el suministro.

Además de reanudar el flujo, de esa misión nació el sistema de los petrodólares: los saudíes venderían su petróleo denominado en dólares y, a cambio, Washington aseguraría la protección de la monarquía. Pronto, otros productores de crudo adoptaron también el dólar como moneda de referencia para sus transacciones.

El bombardeo perpetrado por el gobierno sionista de Netanyahu en Catar ha provocado la materialización de un pacto que probablemente llevara un tiempo gestándose, pero que ha sido anunciado justo después del ataque israelí en Doha: el acuerdo de seguridad firmado entre Arabia Saudita y Pakistán, que es una potencia nuclear. Cuando compruebas que un padrino ya no tiene la capacidad de protegerte, lo lógico es buscarte otro que sí pueda hacerlo.

Israel es el único país de la región que cuenta con armas nucleares. Además, no ha suscrito el Tratado de No Proliferación. Teniendo en cuenta el nivel de locura y el frenesí asesino que los sionistas al mando del gobierno hebreo están demostrando en Gaza, es comprensible que sus vecinos busquen estrategias de defensa ante un hipotético ataque nuclear por parte de Israel.

Israel, ese pequeño estado criminal en el corazón de Oriente Próximo, cuenta con un amplio historial delictivo. Israel ya había bombardeado previamente al Líbano, Jordania, Irak, Siria y, recientemente, Irán. Pero hasta ahora no se había atrevido a atacar a una de las monarquías petroleras bajo la protección del padrino estadounidense. Además, se da la circunstancia de que Catar alberga la mayor base del Pentágono en la región, a escasos 35 kilómetros de Doha, la capital.

Ubicación del ataque israelí en Doha, y de la base estadounidense Al Udeid. Ilustraciones: BBC.

Disponemos de informaciones contradictorias acerca de si Estados Unidos había sido avisado por su socio – ¿o deberíamos decir su amo? – acerca del ataque que pensaba perpetrar en una de sus monarquías protegidas. Después de que Axios reportara que Donald Trump había sido avisado previamente por Netanyahu sobre el bombardeo, el presidente de Estados Unidos lo desmintió, asegurando que “No, no lo hizo”.

Nadie en su sano juicio puede tragarse que Israel montó una operación de esta envergadura sin contar con el beneplácito o, al menos, el conocimiento de Washington. 1.700 kilómetros en línea recta separan Israel de Doha. Existen dos hipótesis acerca del modus operandi del ataque: una es que los cazas sobrevolaran Jordania y Arabia Saudita, con reabastecimiento en vuelo, aunque personalmente me chirría. Otra sostiene que se utilizaron unos sofisticados misiles, de fabricación israelí, que fueron disparados por cazas desde el Mar Rojo, precisamente para evitar el sobrevuelo por países árabes.

Infografía de Clash Report, publicada en X.

En cualquier caso, nadie puede creerse que una operación que afectaba a Catar, uno de los protegidos por Estados Unidos, no fuera comunicada previamente al padrino.

Netanyahu presume de que controla a Donald Trump

En una entrevista con el periodista Glenn Greenwald, Tucker Carlson aseguró que “Bibi anda por ahí —esto es un hecho, no lo estoy adivinando porque hablé con gente a la que se lo dijo— anda por Oriente Medio, por su región, por su propio país, diciéndole a la gente sin rodeos, sin más: «Yo controlo Estados Unidos. Yo controlo a Donald Trump”. Bibi es el apodo por el que se conoce a Netanyahu.

Si nos atenemos a los hechos, lo afirmado por Tucker Carlson es perfectamente verosímil. El genocidio que está cometiendo el gobierno de Netanyahu contra la población palestina está gozando de impunidad absoluta. Esto se debe a que el único actor que podría acabar de cuajo con la masacre, Estados Unidos, sigue prestando apoyo al gobierno de coalición encabezado por Netanyahu. Desde que Trump asumió la presidencia, el primer ministro genocida ha sido recibido cuatro veces en la Casa Blanca.

El 19 de septiembre, Reuters publicó que la administración de Donald Trump estaba planeando pedir autorización al Congreso para venderle armas a Israel, por valor de 6.400 millones de dólares. El paquete incluiría 30 helicópteros de ataque Apache, así como 3.250 vehículos de asalto para la infantería. No hace falta ser un experto militar para darse cuenta de que se trata del equipamiento adecuado para una invasión por tierra, justo ahora que se habla de la posibilidad de que Israel se anexione directamente Cisjordania. Donald Trump ha afirmado que no lo va a permitir. Veremos.

La administración de Trum planea venderle 6.400 millones de dólares en armas a Israel, afirman fuentes. Reuters, 19 de septiembre de 2025.

En 2020, Israel, los Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Marruecos firmaron los Acuerdos de Abraham, un intento de normalizar las relaciones entre el estado hebreo y los países árabes vecinos. Los acuerdos consisten en una declaración general, así como pactos bilaterales. Arabia Saudita estaba negociando sumarse a la iniciativa, pero a raíz del recrudecimiento del conflicto en Gaza, desde octubre de 2023, rehusó hacerlo. El reino saudí basó su negativa en la necesidad de fijar una hoja de ruta que condujera al establecimiento de un estado palestino.

El apoyo estadounidense al genocidio sionista en Palestina ha dejado en papel mojado los Acuerdos de Abraham, que fueron impulsados por Washington. Israel ha dejado claro que antepone sus intereses colonialistas y expansionistas a la posibilidad de mantener unas relaciones diplomáticas basadas en el respeto de sus vecinos árabes.

Israel empuja a Arabia Saudita hacia el pacto con Pakistán

En su visita a Arabia Saudita en mayo de este año, Donald Trump pronunció un pomposo discurso en el que, entre otras cosas, afirmó lo siguiente: “Como lo he demostrado repetidamente, estoy dispuesto a poner fin a los conflictos pasados ​​y a forjar nuevas alianzas para un mundo mejor y más estable, incluso si nuestras diferencias pueden ser muy profundas”.

Hasta el momento, la presidencia de Donald Trump no se ha caracterizado precisamente por su capacidad para “poner fin a los conflictos pasados”, especialmente en Oriente Próximo, dada su actitud benevolente hacia el genocida Netanyahu.

En su reciente discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, Netanyahu presumió literalmente de haber asesinado a los dirigentes de Hezbolá, usando buscapersonas con explosivos. Los bombardeos israelíes en Irán del pasado mes de junio tenían el objetivo de decapitar al gobierno iraní, cuando se encontraba negociando con Estados Unidos un nuevo acuerdo nuclear, que sustituyera al JCPOA. El ataque israelí en Catar pretendía asesinar al equipo negociador de Hamas, en el momento en el que estaban reunidos analizando una propuesta de Estados Unidos. Con esta estrategia, Israel le está quitando a cualquiera las ganas de negociar. Quizá sea un efecto colateral que desea alcanzar.

Perfil – ¿Quiénes eran los líderes de Hamas que Israel trató de asesinar en Catar? Titular de Anadolu Ajansi.

La lección que los países árabes de la zona, supuestos aliados de Estados Unidos, han podido extraer del ataque sionista es que Israel ha utilizado la misma estrategia en Doha, que la empleada en el Líbano o Teherán. La supuesta protección que les dispensa Washington deja de tener efecto cuando entran en acción los intereses de su máximo protegido: Israel. Es decir, que la calidad de la protección es muy baja.

El primer país que ha extraído las conclusiones correctas de lo ocurrido ha sido Arabia Saudita, que ha recurrido a un viejo amigo, Pakistán, para proporcionarse un paraguas nuclear. El tratado de defensa mutua lo firmaron Mohammed bin Salman y Shehbaz Sharif, 8 días después del ataque israelí en Doha. Según reza el comunicado del gobierno saudí, “El acuerdo establece que cualquier agresión contra cualquiera de los países será considerada una agresión contra ambos”.

Fotografía: Marriyum Aurangzeb en X.

Arabia Saudita y Pakistán mantienen excelentes relaciones desde la independencia de Pakistán, en 1945, y de colaboración en el ámbito militar. Firmaron su primer protocolo de defensa en 1967, de alcance limitado, que se amplió en 1982, para incluir el estacionamiento de tropas pakistaníes en el reino saudí para propósitos de defensa, así como entrenamiento militar y ejercicios conjuntos.

El pacto entre ambos países ha sido bien recibido por Irán. Su presidente, Masoud Pezeshkian, se refirió de este modo al acuerdo en su intervención ante la reciente Asamblea General de Naciones Unidas: “Irán acoge con satisfacción el pacto defensivo entre los dos países musulmanes hermanos, el Reino de Arabia Saudita y la República Islámica de Pakistán, como el comienzo de un sistema integral de seguridad regional con la cooperación de los estados musulmanes de Asia Occidental en los ámbitos de la seguridad política y la defensa”.

Una reacción tan positiva por parte de Irán habría sido impensable hace muy poco tiempo. Sin embargo, las labores diplomáticas de China en la región, que propiciaron un acercamiento entre Arabia Saudita e Irán, históricos rivales, están teniendo su efecto, como describí en este artículo.

El 15 de septiembre, la Liga Árabe y la Organización para la Cooperación Islámica celebraron una cumbre conjunta de emergencia en Doha, que reunió a dirigentes de alto nivel de 60 países, incluyendo a los primeros espadas de muchos de ellos. En una declaración, los participantes abogaron por “Que todos los Estados adopten todas las medidas legales y efectivas posibles para impedir que Israel continúe sus acciones contra el pueblo palestino”, incluyendo “la revisión de las relaciones diplomáticas y económicas con él y el inicio de procedimientos legales en su contra”.

Dirigentes de 60 países se reúnen en Doha, tras los ataques sionistas en Catar. Fotografía de Tamin bin Hamad.

Como acertadamente señaló Masoud Pezeshkian, el presidente iraní, “Mañana podría ser el turno de cualquier capital árabe o islámica”, en referencia a los ataques perpetrados por Israel en Doha.

La protección que Estados Unidos prestaba a sus aliados en la zona ha sido socavada por Israel, y los países árabes harían bien en materializar todos los pasos anunciados en la cumbre de Doha, con el objetivo de construir efectivamente una nueva arquitectura de seguridad regional, que saque al falso padrino de la zona, y neutralice a Israel.

Los países árabes del Golfo Pérsico, grandes productores de petróleo, tienen una herramienta muy poderosa en sus manos, que ya utilizaron en los años 70, para sacudirse la falsa protección de la mafia de Washington. También deberían utilizarla para presionar a Israel, y los pocos aliados que le quedan, con el objetivo de poner fin al genocidio sionista en Gaza. Ya están tardando.

P.S.: Poco antes de publicar este artículo, salta la noticia de que Netanyahu ha aceptado un “plan de paz” de Donald Trump para Gaza, y que dicha iniciativa ha sido saludada positivamente por un grupo de países árabes, que han publicado un comunicado conjunto. En una primera lectura, el plan constituye un trágala para Hamas, una coartada para que lo rechace y Netanyahu “acabe el trabajo”. Proponer a Tony Blair, uno de los artífices de la guerra de Irak, como figura al frente de una autoridad internacional en Gaza supone un sarcasmo.

Los países árabes deberían tomar partido de una vez por la causa palestina. De lo contrario, que no les extrañe que les acusen de complicidad en el genocidio sionista. 

Por qué Israel y Turquía acabarán chocando en Siria

16 de enero de 2025

La caída de Bashar al-Assad responde a los intereses de Israel

Enlazando con el final de mi artículo anterior, si la caída de Bashar al-Assad encaja perfectamente con los intereses de Estados Unidos, también lo hace con los de Israel y Turquía, aunque por distintos motivos. Lo que está en juego ahora es quién se convierte en la potencia hegemónica en Oriente Próximo. Junto con Irán, ambos países son candidatos para hacerse con el puesto, y el objetivo común de Ankara y Tel Aviv es desbancar a Teherán.

Comencemos con Israel. El 16 de diciembre, Abu Mohammed al-Jolani, el nuevo líder sirio, concedía al londinense The Times una entrevista donde afirmaba que Siria no sería usada como una plataforma de lanzamiento de ataques contra Israel. Diez años atrás, en 2015, Israel ya proporcionaba tratamiento médico a los combatientes del Frente Al-Nusra – la marca de Al Qaeda en Siria – que peleaban contra el gobierno de Bashar al Assad. Los dirigentes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), el grupo que le derrocó, provienen de la rama de Al Qaeda en Siria. Todo empieza a encajar.

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Por qué Siria es el próximo estado fallido

26 de diciembre de 2024

El proyecto sionista de 1982 para trocear a sus vecinos avanza en Siria

Los planes para trocear Siria se llevaban cocinando desde hace décadas. En febrero de 1982, la revista Kivunim (Direcciones), de la Organización Sionista Mundial, publicaba un artículo de Oded Yinon titulado “Una estrategia para Israel en los años ochenta”. El autor fue asesor de Ariel Sharon, funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores y periodista en The Jerusalem Post. El conocido como “Plan Yinon” abogaba por trocear a los estados vecinos de Israel como “garantía para la paz y la seguridad en la región a largo plazo”.

Oded Yinon: El plan sionista para el Oriente Medio.

La caída de Bashar al-Assad era el requisito necesario para disgregar Siria como estado, aunque su gobierno hacía tiempo que no controlaba todo el territorio. Siria se suma a la lista de países desintegrados por Estados Unidos, bajo la retórica de acabar con las autocracias e imponer su modelo de democracia, en este caso con la colaboración de Turquía e Israel, para avanzar en la agenda sionista, que le viene a Estados Unidos como anillo al dedo.

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La OTAN repite con China los errores cometidos con Rusia

5 de agosto de 2024

La OTAN intenta tapar su fracaso en Ucrania con una huida hacia adelante

No contenta con estar afrontando enormes dificultades en Ucrania, según reconocen todo tipo de medios occidentales y ucranianos, la estrategia de la OTAN consiste en buscarse un nuevo enemigo que justifique su existencia. Publicado tras su cumbre en Washington, el último comunicado de la OTAN califica a China como “facilitador decisivo” del esfuerzo bélico de Rusia en Ucrania. Etiquetar a Pekín como cómplice de Moscú permite a la OTAN poner a China en su punto de mira.

La declaración de la OTAN es un monumento al cinismo, la hipocresía y al doble rasero. En el terreno del cinismo, después de sostener que la organización fue “forjada para preservar la paz”, la OTAN afirma sin ruborizarse que “no busca confrontación y no supone ninguna amenaza para Rusia”. En el mismo documento, consta el compromiso de entregar otros 40.000 millones de dólares al gobierno de Zelenski. Todo lo que haga falta para que siga cumpliendo el encargo de la organización: debilitar a Rusia. Aunque sea a costa de destruir Ucrania.

En el ámbito de la hipocresía, la organización que ha violentado en mayor número de ocasiones la paz en el mundo, como demuestran sus ataques a Serbia, Bosnia, Herzegovina, Kosovo, Iraq, Libia y Afganistán, ha ordenado a sus medios afines que desempolven la retórica del “eje del mal”.

Imagen: Shutterstock, publicada en The Jerusalem Strategic Tribune.

Además de señalar a China como nuevo enemigo, la OTAN apunta también a Bielorrusia, Irán y Corea del Norte como facilitadores de la “guerra de agresión” de Rusia: la organización deja claras sus intenciones de extender el ámbito de sus competencias a todo el mundo

Tras subrayar que la cooperación – más bien subordinación – de la Unión Europea “ha alcanzado niveles sin precedentes”, la declaración recoge el encuentro con los líderes de Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur. Es el tercer año consecutivo que estos países situados cerca de China son invitados a las cumbres de la OTAN.

La alianza del Atlántico norte ha decidido que los acontecimientos que ocurren en la región rebautizada como “Indo-Pacífico”, para evitar la referencia a Asia, afectan directamente a la seguridad euroatlántica. Las distancias que separan a Estados Unidos, a Europa y al Océano Atlántico de la región Asia-Pacífico se miden en muchos miles de kilómetros, así que es difícil sostener que lo que pase allí “afecta directamente” a la seguridad de la otra punta del mundo.

A menos, claro, que la OTAN aspire a erigirse en el gendarme internacional del planeta, ya que también califica a los Balcanes occidentales y al Mar Negro de “regiones de importancia estratégica”. Estados Unidos lleva años tratando de hacerse con el control de este mar, situado en el corazón de Europa, que representa la única salida de Rusia a aguas calientes durante todo el año.

La OTAN invertirá 2.700 millones de dólares para expandir su base en Constanza, Rumanía, a orillas del Mar Negro. Se convertirá en la mayor en Europa, superando a la de Ramstein, Alemania, en un 30% de extensión. Rumanía, el segundo país más pobre de la Unión Europea, ha aumentado su presupuesto militar un 45% en un año, hasta los 20.000 millones de dólares. Fundamentalmente, para comprar armamento a Estados Unidos.

La OTAN expandirá su base ya existente en Constanza, que será mayor que la actual en Ramstein, Alemania. Imagen: Google Maps/elaboración propia.

La OTAN dice que “incrementará el diálogo político y la cooperación práctica” con los Balcanes Occidentales para “contrarrestar influencias malignas”. Lo de arrojar 22.000 toneladas de bombas en Serbia, incluyendo 15 toneladas de uranio empobrecido, que provocaron 30.000 casos de cáncer y 10.000 muertos, además de 2.500 personas asesinadas por bombas, así como convertir a un millón de inocentes en refugiados, también debió hacerlo para“contrarrestar influencias malignas”.

La participación de la CIA en la creación del Ejército de Liberación de Kósovo, un grupo que pasó de ser calificado de “terrorista” a mantener reuniones con un enviado especial de Estados Unidos, y cuyos líderes tenían el número de móvil de Wesley Clark, entonces secretario general de la OTAN, también debió responder a la necesidad de “contrarrestar influencias malignas”. Que el ELK se financiara con el tráfico de órganos y de heroína al parecer no entraba en contradicción con los valores de la OTAN. Contribuir a exacerbar las tensiones étnicas en Yugoslavia, y a trocear un país soberano, tampoco contraviene dichos valores.

“China, Rusia e Irán están evadiendo las sanciones utilizando sistemas financieros alternativos. Presenté un proyecto de ley que garantizaría que estos regímenes rindan cuentas por intentar eludir nuestras leyes”.

La OTAN denomina como su “vecindad del sur” a Oriente Próximo y a África. Estas regiones han sido agraciadas con un “plan de acción para una aproximación más fuerte, más estratégica y orientada a resultados”. Para implementar con mayor eficacia tan loables intenciones, la OTAN anuncia la apertura de una oficina de enlace en Amman, Jordania. Las intenciones de la organización armada de hacer coincidir su esfera de influencia con la esfera del planeta quedaron patentes de Washington.

La reciente iniciativa de Marco Rubio refuerza esta idea. El senador por Florida ha presentado una propuesta legislativa, denominada Sanctions Prevention and Mitigation Act, para obligar al resto del mundo a cumplir las leyes… ¡de Estados Unidos! En caso contrario, se enfrentarían a más sanciones aún de las ya impuestas.

La OTAN guarda silencio sobre el genocidio cometido por Israel en Palestina

Cuando se trata de Israel, la declaración de la OTAN olvida su afán por convertirse en el policía del mundo para imponer sus valores, siempre moldeables en función de sus intereses. El nombre del estado genocida por antonomasia no aparece ni una sola vez en las once páginas del documento. Tampoco encontramos ninguna mención a Palestina, a pesar de que la declaración de la cumbre recoge el encargo al secretario general de nombrar un representante especial para la “vecindad sur” de la organización, y sí se menciona a Jordania, Iraq y Kuwait.

La “guerra” en Gaza no podría continuar sin el apoyo de Estados Unidos, el patrón de la OTAN. Así lo reconocen ex altos cargos israelíes. El general retirado Yitzhak Brick admitía en una entrevista que “Todos nuestros misiles, municiones, bombas guiadas con precisión, todos los aviones y bombas, todo es de Estados Unidos. En el momento en que cierran el grifo, no se puede seguir luchando. No hay capacidad… Todo el mundo entiende que no podemos luchar en esta guerra sin Estados Unidos. Punto”.

Por su parte, Ehud Olmert, ex primer ministro israelí, acusaba a Netanyahu de poner en peligro la alianza política, de seguridad y militar con Estados Unidos: “Durante muchos años, la estabilidad política de Israel en el escenario internacional se basó en el apoyo absoluto de los Estados Unidos. Toda la Fuerza Aérea de Israel depende por completo de la aviación estadounidense. (…) No tenemos otra fuente fiable de suministros esenciales de equipos, municiones y armas avanzadas que Israel no pueda fabricar por sí mismo”.

“Antiguo primer ministro israelí admite que los crímenes de guerra de Israel no podrían suceder sin el apoyo de Estados Unidos”. Caitlin Johnstone, periodista australiana.

El primer punto de la declaración de la OTAN suscrita en Washington afirma que sus miembros “están unidos por unos valores compartidos: libertad individual, derechos humanos, democracia y el imperio de la ley”. Otra piedra en el monumento al cinismo construido por la organización armada. Es imposible analizar el genocidio que Israel está cometiendo en Palestina sin el apoyo imprescindible de Estados Unidos, el promotor de la OTAN.

La publicación científica The Lancet publicaba recientemente un estudio que dejaba pequeñas las cifras de víctimas estimadas por el Ministerio de Sanidad de Gaza. Teniendo en cuenta la intensidad del conflicto; la infraestructura de sanidad destruida; la escasez severa de alimentos, agua y refugios; la incapacidad de la población para huir a sitios seguros, y la falta de financiación a la UNRWA, la agencia de la ONU para atender a los palestinos, el estudio calcula que 186.000 muertes son atribuibles al actual conflicto en Gaza. Estamos hablando del exterminio de entre un 7% y un 9% de la población de Gaza. ¿Son estos los derechos humanos a los que se refiere la declaración de la OTAN?

La Unión Europea admite el doble rasero en su política exterior

Para ostentar un cargo diplomático, al menos sobre el papel, Josep Borrell hace gala de una sinceridad que roza el candor. Lo hizo cuando reconoció que la prosperidad de la Unión Europea se basaba en la energía barata procedente de Rusia y en el gigantesco mercado que ofrece China, para importaciones de bienes baratos, y como destino de las exportaciones europeas. Y lo ha vuelto a hacer, esta vez en un discurso pronunciado en la Universidad de Oxford el 3 de mayo.

Josep Borrell se refirió a los principios que rigen la legislación humanitaria internacional, y a las diferencias existentes en la Unión Europea a la hora de aplicarlos a los casos de Rusia e Israel. Mientras que, tratándose de Rusia, Bruselas articuló e implementó una respuesta fulgurante, en forma de sanciones contra Moscú, Borrell reconoce que esto no ha ocurrido así con Israel.

Úrsula von der Leyen, Zelenski y Reznikov. En segundo plano, Josep Borrell. UVDL y Netanyahu. Fotografías de Geopolitical Economy Report y El País.

Es más, Borrell admite que la percepción del resto del mundo es que a la Unión Europea le preocupan mucho más los incumplimientos de las resoluciones del Consejo de Seguridad cuando se trata de Rusia, que cuando se trata de Israel. También reconoce Borrell que la percepción generalizada es que el valor de las vidas de los civiles en Gaza no es el mismo que en Ucrania. 

¿Cómo explica Borrell estas diferencias de trato por parte de la Unión Europea? Borrell reconoce que en Bruselas se practica el doble rasero: “Allí donde voy, me encuentro con la acusación de aplicar un doble rasero. Solía ​​decir a mis embajadores que la diplomacia es el arte de gestionar un doble rasero. Es algo difícil, sin duda, pero se trata de eso: de gestionar un doble rasero”.

Después de esta admisión, Borrell parece sentirse incómodo a la hora de gestionar esta contradicción, al menos de boquilla: “Si llamamos a algo un ‘crimen de guerra’ en un sitio, necesitamos llamarlo por el mismo nombre cuando ocurre en cualquier otro sitio. Un horror no puede justificar otro”.  Sin embargo, sus palabras se quedan en eso, e Israel sigue gozando de apoyo e impunidad para seguir masacrando a la población civil en Palestina. Por no hablar de la destrucción planificada para convertir la franja en una región inhabitable.

La explicación del doble rasero que rige la política exterior de la Unión Europea es muy sencilla: se ha convertido en un apéndice de Estados Unidos en Europa.

La OTAN se plantea nacionalizar infraestructuras chinas en Europa

¿Estaría actuando la OTAN de acuerdo con el “imperio de la ley” si finalmente se decide a “recuperar” infraestructuras chinas en Europa? Recuperar es el eufemismo utilizado por la CNN en una pieza sobre los planes de la alianza militar para hacerse con las infraestructuras construidas por China en Europa, dentro del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. Pekín ha invertido decenas de miles de millones de dólares en dotaciones que van desde líneas de ferrocarril que conectan el este de Europa con China, hasta puertos localizados en el Mar del Norte y el Báltico.

Aliados de la OTAN están discutiendo reclamar algunas infraestructuras propiedad de China en Europa.

Ahora, en el caso de que el conflicto en Ucrania se extendiera por Europa, una vez que se ha etiquetado a China como cómplice de Rusia, un alto cargo de la OTAN asegura que las infraestructuras propiedad de China “casi con toda seguridad se nacionalizarían o las naciones asumirían temporalmente el control operativo, en virtud de medidas de seguridad de emergencia. China puede demandarlos en los tribunales después del hecho”.

Si el alto cargo de la OTAN admite que el asunto acabaría en los tribunales, debe ser que «recuperar» infraestructuras propiedad de otro país es tan legal como «confiscar» activos a un país soberano. Si dejamos de usar eufemismos, nos vienen a la mente palabras más llanas, que describen acciones con imposible acomodo legal, por mucho que carísimos abogados se esfuercen en retorcer el derecho.

Un alto cargo de Estados Unidos se inclinaba por incluir a la computación cuántica, la industria de semiconductores y la infraestructura de telecomunicaciones como actividades susceptibles de ser nacionalizadas. Sin embargo, Francia, y otros países, se inclinaban por tratar este asunto en el marco de la Unión Europea, en lugar de la OTAN.

Incapaz de competir con China, Estados Unidos y sus obedientes aliados se están decantando por intentar destruir a la primer potencia manufacturera del mundo. La “deslocalización” de las fábricas anteriormente radicadas en occidente ha encumbrado a China, desindustrializando a occidente, y empobreciendo a la clase trabajadora. A sus promotores, la globalización les ha salido por la culata en términos geopolíticos. A la ciudadanía occidental le ha ido aún peor.

La Organización de Cooperación de Shanghái apuesta por el progreso global

Basta comparar la declaración de la cumbre de la OTAN en Washington con la emitida por la Organización de Cooperación de Shanghái, tras su reunión el 4 de julio en Astaná (Kazajistán), para comprobar las antitéticas visiones del mundo de ambas organizaciones.

Mientras la OTAN se dedica a descalificar con la etiqueta de “desafíos sistémicos” a quienes se niegan a rendirle pleitesía, la declaración de la OCS revela un enfoque de colaboración y progreso: “creando una comunidad de destino común para la humanidad y promoviendo el diálogo sobre el tema de Una Tierra, Una Familia, Un Futuro”.

La OCS quiere construir “un mundo justo y multipolar basado en los principios universales del derecho internacional, la diversidad cultural y de civilizaciones, así como en una cooperación mutuamente beneficiosa e igualitaria con el papel central de coordinación de las Naciones Unidas”. Un vocabulario en las antípodas de las amenazas – y las acciones – de la OTAN.

A diferencia de la OTAN, la OCS sí se ocupa del genocidio en Palestina, manifestando una profunda preocupación por la escalada del conflicto palestino-israelí”, “condenando enérgicamente las acciones que han dado lugar a una gran pérdida de vidas entre los civiles y a un desastre humanitario en Gaza”, y destacando “la importancia de garantizar un alto el fuego inmediato, completo y estable, así como el acceso a la ayuda humanitaria”.

La OCS se compone de 10 estados miembros, tras la reciente incorporación de Bielorrusia: India, Irán, China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán. Adicionalmente, Mongolia y Afganistán tienen estatus de observadores. Otros catorce países tienen estatus de socios de diálogo: Azerbaiyán, Armenia, Bahrein, Egipto, Camboya, Qatar, Kuwait, Maldivas, Myanmar, Nepal, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Turquía y Sri Lanka.

Estados Unidos debería reflexionar sobre el hecho de que algunos de sus históricos aliados, como Arabia Saudita, EAU y Egipto, tengan un estatus de socio en la OSC. Mas aún que lo tenga todo un miembro de la OTAN, Turquía, que ocupa un lugar estratégico, bordeando el sur del Mar Negro, y controlando los estrechos que le dan acceso al Mediterráneo. El mundo está basculando hacia la región euroasiática, y la OTAN está entrando en pánico ante su incapacidad para imponer su hegemonía, incluso entre sus miembros y antiguos socios. El miedo es mal consejero.

Frente a la destrucción que causa la OTAN, China apuesta por crear valor para las personas

China es el principal motor económico de la OCS. Su enfoque respecto a la función que debe desempeñar la economía es diametralmente opuesto al occidental, donde la ciudadanía está al servicio de los grandes intereses corporativos, a costa de su empobrecimiento.

Un ejemplo de esta estrategia, que prima la creación de valor por encima de la generación de beneficios para una élite, radica en la industria de los automóviles eléctricos. A la revista The Economist debería caérsele la cara de vergüenza al leer este artículo en Asia Times. Tiene bemoles que sea una publicación asiática la que le explique a la portadora del estandarte del capitalismo a qué se refería Adam Smith en “La riqueza de las naciones”.

Los subsidios de China crean, no destruyen, valor. Asia Times.

Sostiene The Economist que las empresas chinas de vehículos eléctricos están “destruyendo valor” porque no son rentables. Sin embargo, Asia Times replica que “Celebrar la capitalización de mercado de 788.000 millones de dólares de Tesla en comparación con los 93.000 millones de dólares de BYD es confundir incentivos con resultados”.

El hecho de que la compañía estadounidense de paneles solares First Solar se haya convertido en la más valiosa, se debe a que se sustenta en un mercado protegido por aranceles, además de por la competencia feroz entre las empresas chinas del sector, que está destruyendo sus márgenes. El hecho de que las compañías chinas fotovoltaicas estén destrozándose mientras inundan el mercado con paneles solares baratos es un ejemplo fantástico de creación de valor. ¿Por qué? Porque “La riqueza de las naciones” no trataba de la búsqueda de beneficios, sino de proveer a la población con lo que necesita.

Lo que ha hecho China es crear beneficios… para los consumidores. Los subsidios a la industria de vehículos eléctricos han conseguido aplanar la curva de la oferta, estimular la innovación, aumentar la producción y aplastar los márgenes. El valor no se ha destruido, sino que se traslada a los consumidores en forma de precios más bajos, mayor calidad, productos y servicios más innovadores.

Cabe preguntarse qué quieren los consumidores: ¿nuevas tecnologías a precios asequibles, o convertir en multimillonarios a los dueños de empresas de nuevas tecnologías?

Tras haber acusado a China de “destruir valor”, el órgano de propaganda del neoliberalismo titula en su último número que “Las compañías chinas están ganando el sur global”.

The Economist: Las compañías chinas están ganando el sur global.

Para The Economist, la expansión de las empresas chinas en el extranjero “conlleva una lección incómoda para occidente”: las multinacionales occidentales se han beneficiado durante mucho tiempo de la apertura económica. Sin embargo, hoy, parapetadas tras aranceles, están cediendo terreno en los mercados más poblados y de más rápido crecimiento, de lo cual se está aprovechando China.

La revista reconoce que la expansión de las empresas chinas “promete (al sur global) una bonanza de bienes y servicios que cambiará sus vidas”. The Economist viene a reconocer que China sí está creando valor para quien realmente importa: las personas, en lugar de los oligarcas. Luego les extraña que la mayoría del mundo esté volviendo la vista hacia China, renegando de occidente.

La estrategia de Estados Unidos para impedir el desarrollo tecnológico de China y hundir su economía está fracasando estrepitosamente. Lo reconoce el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. En un informe titulado “Riesgo geopolítico y disociación: las pruebas de los controles de exportación de Estados Unidos”. No sólo está fracasando, sino que está perjudicando a las empresas estadounidenses, las que pretendía proteger.

Riesgo geopolítico y disociación: las pruebas de los controles de exportación de Estados Unidos.

Los controles a las exportaciones para negar a China el acceso a tecnologías estratégicas no ha estimulado el retorno de las empresas a Estados Unidos. La FED de Nueva York califica de “perturbaciones” estos controles, que han afectado negativamente a los proveedores estadounidenses: su capitalización de mercado ha disminuido en 130.000 millones de dólares. Su rentabilidad ha caído, al igual que su número de clientes y sus cifras de empleo.

La FED neoyorkina subraya que negar a China el acceso a tecnología avanzada ha impulsado la innovación y la autosuficiencia domésticas.  Pekín también ha aumentado las compras a empresas no estadounidenses que producen tecnología similar.

Los controles a las exportaciones tecnológicas a China están teniendo el mismo efecto que las sanciones a Rusia. Lo mejor de todo es que los lumbreras que diseñan las políticas de la Casa Blanca siguen creyendo que son acertadas, porque insisten en repetirlas. Para el progreso del mundo, es conveniente no sacarles de su error.

Israel ataca a Irán para asegurarse carta blanca en Gaza

26 de abril de 2024

Estados Unidos titubea frente al plan de Israel para invadir Rafah

El resumen publicado por la Casa Blanca de la conversación telefónica mantenida el 29 de octubre entre Joe Biden y el presidente de Egipto, Abdel Fattah Al-Sisi, parecía indicar que Estados Unidos se oponía a las pretensiones de Israel de expulsar a la población de Gaza, para instalarla en tiendas de campaña en el Sinaí. Así se deducía de esta frase: “garantizar que los palestinos en Gaza no sean desplazados a Egipto ni a ninguna otra nación”. En mi artículo de noviembre, ya expresé mi escepticismo ante esta afirmación, teniendo en cuenta la carta blanca que Biden otorgó a Netanyahu en su viaje a Israel, según la propia prensa hebrea.

Sin embargo, la extrema crueldad desplegada por los militares hebreos durante esta última fase de su genocidio contra el pueblo palestino, y el altísimo número de víctimas civiles, le está provocando dificultades políticas a Joe Biden, que busca la reelección, a pesar de sus evidentes limitaciones cognitivas.

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