14 de noviembre de 2022
En los últimos días, quienes seguimos con atención los acontecimientos en torno a la guerra en Ucrania estamos leyendo noticias que hablan de conversaciones entre Estados Unidos y Rusia, los verdaderos artífices del conflicto, y de supuestos consejos de la Casa Blanca al gobierno de Zelensky para que se siente a negociar. Sin embargo, simultáneamente, los principales actores del drama que se está desarrollando ante nuestros ojos están enviando señales que indican todo lo contrario: la reciente revisión de la doctrina de defensa de Estados Unidos no descarta un ataque nuclear preventivo, y el jefe de sus fuerzas nucleares tilda la guerra en Ucrania de “calentamiento” de lo que está por venir, advirtiendo de que “lo gordo está llegando”. Nos encontramos ante una encrucijada que hace palidecer la crisis de los misiles de 1962, cuando las potencias enfrentadas se esforzaron para evitar una guerra nuclear, justo lo contrario de lo que estamos presenciando ahora.
¿A qué mensajes debemos dar más credibilidad? ¿Va a haber negociaciones para alcanzar un acuerdo de paz a corto plazo, o vamos directos hacia la tercera guerra mundial? El realineamiento de las potencias y el reposicionamiento de muchos países ocasionado por la contienda en Ucrania ha hecho saltar por los aires los bloques que surgieron en la conferencia de Yalta, en 1945, y un nuevo mundo multipolar está naciendo, por mucho que Estados Unidos se resista. Las grandes potencias se han quitado los guantes y van a por todas. Por eso no cabe hablar de una vuelta a lo de antes, incluso aunque se alcanzara un acuerdo de paz a corto plazo en Ucrania, lo que en estos momentos es altamente improbable. Nos adentramos en un cambio de paradigma.