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Estados Unidos continúa cercando a India con el golpe en Bangladés

22 de agosto de 2024

India ignora las presiones de Estados Unidos

Estados Unidos está aplicando con India la misma estrategia que está utilizando con Rusia y China: colocar a gobiernos leales en los países que les rodean, con el fin de aislarlos no sólo política, sino geográficamente. En el caso de India, en 2022 fue Pakistán, y ahora Bangladés, quienes han sufrido operaciones de “cambio de régimen” para aupar al gobierno a personajes obedientes a la Casa Blanca. El caso de Sri Lanka es más complejo, como analizaré más tarde, pero el derrocamiento de su presidente también sirvió para provocar inestabilidad en la región y propulsar la narrativa anti-China de Washington.

Pakistán, Sri Lanka y Bangladés han sufrido golpes de Estado en los últimos dos años. Ilustración: pwonlyias.com y elaboración propia.

Estados Unidos ha tenido tradicionalmente buenas relaciones con India. En febrero de este año, la Observer Research Foundation, un gabinete de ideas con sede en India, financiado, entre otros, por fabricantes de armas estadounidenses, todavía tendía la zanahoria al gobierno de Delhi en un artículo conciliador. El título, “La OTAN y la India: socios para un mundo pacífico, libre y democrático”, y el subtítulo, “La OTAN y la India comparten valores comunes de libertad y democracia y un interés en una región del Indo-Pacífico estable y segura”, se veían complementados con una ilustración con mensaje evidente: a la OTAN le faltan piezas, y la India es una de ellas.

Ilustración de Observer Research Foundation.

El autor se explayaba en sus alabanzas a India: “La India es la mayor democracia del mundo, una economía en crecimiento y una importante potencia mundial. Como dijo el secretario general de la OTAN en Raisina (un espacio de debate), es el momento adecuado para llevar el diálogo de la OTAN con la India a un nuevo nivel, para defender nuestros valores compartidos y el orden internacional basado en normas”.

Sin embargo, a pesar de las presiones recibidas, India no se está plegando a la agenda de Washington. Delhi se ha negado a adoptar sanciones contra Rusia en el marco de la guerra de la OTAN contra Moscú, con Ucrania como ariete. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía, desde 2021, India ha aumentado un 1.800% las importaciones de petróleo desde Rusia, compensando casi el 70% de la pérdida de ingresos de Rusia procedentes de la Unión Europea. Otro 25% ha sido contrarrestado por las compras de China.

Exportaciones medias de petróleo de Rusia por país y región, 2021-2023. En amarillo, la evolución de las exportaciones a India. Fuente: Agencia Internacional de la Energía.

En 2021, India le compraba a Rusia 100.000 barriles de petróleo al día. En 2023, la cifra ascendía a 1.900.000 barriles diarios. Obviamente, el consumo de petróleo en India no se corresponde con ese desproporcionado incremento. Lo que ocurre es que India está revendiendo el petróleo ruso a la Unión Europea, y la ciudadanía europea está pagando el pato en la gasolinera, a cuenta de la farsa de las sanciones.

Por si quedaba alguna duda acerca de la autonomía de la política exterior de la India, el 9 de julio Narendra Modi viajaba a Moscú para reunirse con Vladimir Putin. El saludo entre ambos mandatarios fue visiblemente afectuoso, y el propio Modi colgó en su cuenta de X (Twitter) las siguientes fotografías. Lo que denota una clara intencionalidad política de respuesta a las presiones estadounidenses. Menos de un mes de después del encuentro de Modi con Putin se producía el golpe de Estado en Bangladés.

Fotografías publicadas por Narendra Modi en su cuenta en X.

La autonomía política de India es el origen de los golpes en la región 

Sheikh Hasina y Xi Jinping. Fotografía: Ministerio de AAEE de China.

El viaje de la depuesta Sheikh Hasina a China tampoco debió sentar muy bien en Washington. El 7 de julio, la primera ministra de Bangladés se reunía con Xi Jinping y Wang Yi, el ministro de Asuntos Exteriores. En el resumen de la reunión publicado por el anfitrión leemos que “China apoya a Bangladés para que se adhiera a una política exterior independiente, siga un camino de desarrollo acorde con sus condiciones nacionales, salvaguarde la soberanía nacional, la independencia y la integridad territorial y se oponga a cualquier injerencia externa”.

Casi simultáneamente a esta aproximación, los ministros de Asuntos Exteriores de India y China se reunían en Laos, aprovechando la cumbre de la ASEAN (Asociación de Naciones de Asia Sudoriental). Y lo hacían por segunda vez en un mes, con el objetivo declarado de resolver las tensiones fronterizas en la Línea de Control Real, como denominan a la línea divisoria entre ambos países. Los ministros ya se habían reunido en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái celebrada en Astaná (Kazajistán). El acercamiento de India y China, ambos miembros de los BRICS, indica una clara voluntad política de limar asperezas y coordinarse frente a los movimientos de Estados Unidos en la región.

Los ministros de Asuntos Exteriores de India y China se saludan en Laos. Fotografía: PTI.

El 11 de abril de 2022, 18 días después de su viaje a Moscú, el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, era derribado mediante una moción de censura. Un golpe blando que ya analicé en este artículo. De nada sirvieron las multitudinarias manifestaciones que reclamaban su vuelta al cargo, que fueron violentamente sofocadas por el nuevo gobierno, sin que la “comunidad internacional” alzara su voz para denunciar la “represión” que sufría la pacífica ciudadanía pakistaní. El ex primer ministro fue víctima luego del típico proceso de lawfare, para terminar dando con sus huesos en la cárcel. Ahora, el actual gobierno se está planteando prohibir su partido. Este es el tipo de democracia que apoya Estados Unidos.

No está claro el papel que jugó Washington en las violentas protestas desatadas en Sri Lanka en julio de 2022, que incluyeron la invasión de la residencia privada del presidente, Gotabaya Rajapaksa, forzando su huida. Lo que sí sabemos es que, desde 1956, Estados Unidos ha proporcionado más de 2.000 millones de dólares a Sri Lanka, a través de USAID, su “agencia de cooperación internacional”. Una herramienta utilizada para hacer avanzar la agenda de Washington en los países que reciben su “ayuda”, a través del establecimiento de condiciones para ser entregada.

Lo que también sabemos es que la crisis económica que, supuestamente, motivó las protestas fue presentada por los medios occidentales como consecuencia de “la trampa de la deuda china”, y el derrocamiento del presidente sirvió para provocar inestabilidad en la región. Un punto recurrente en la agenda exterior de la Casa Blanca.

Los préstamos de China son fuertemente criticados a medida que se profundiza la crisis de la deuda de Sri Lanka.

Sin embargo, varios estudios sobre la identidad de los acreedores de Sri Lanka arrojan datos que destruyen el relato de “la trampa de la deuda china”, que algunos académicos han llegado a calificar de “teoría de la conspiración”. Para empezar, el 80% de la deuda externa de Sri Lanka está en manos de acreedores occidentales, o sus aliados, frente al 10% de China. Los principales tenedores de la deuda externa de Sri Lanka son fondos estadounidenses, como BlackRock, JP Morgan Chase, Prudential, y otras instituciones financieras alemanas, británicas, o suizas.

Distribución de la deuda externa de Sri Lanka, en porcentaje y miles de millones de dólares.

Echar la culpa a las élites nacionales es muy socorrido para inflamar a una población que tiene que hacer horas de cola para echarle gasolina al coche, y su parte de responsabilidad arrastran, pero hay que ampliar el foco para detectar el origen de los problemas económicos de Sri Lanka.

Los colores son sustituidos por estudiantes en la revolución de Bangladés

El golpe de Estado en Bangladés tiene todos los elementos de la plantilla de las revoluciones de colores: protestas ciudadanas contra injusticias sociales, supuestas, o reales, perpetradas por el gobierno. Unas protestas que los medios occidentales califican por norma de pacíficas, aunque no siempre lo sean, pero que invariablemente sufren la represión del gobierno que se intenta descabezar. La petición de “democracia” es consustancial a las revoluciones de colores, aunque los gobiernos que pretenden derribar hayan surgido de las urnas, ajustándose al patrón de las democracias liberales, como fue el caso del golpe del Maidán en Ucrania, en 2014.  

Tampoco puede faltar un ejército que deja de respaldar el ejercicio del poder legal por parte del gobierno, para anunciar que se coloca del lado de los manifestantes. Y como motor de las protestas, las ubicuas ONG, esas organizaciones supuestamente no gubernamentales que, en muchos casos, reciben financiación del gobierno de Estados Unidos, a través del National Endowment for Democracy, o de fundaciones afines a la agenda de Washington.

En el caso de Bangladés, nos encontramos con que los estudiantes que lideraron las protestas proceden del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Daca, la capital. Los profesores de este departamento participan en programas financiados por Estados Unidos, a través de dos de sus brazos: el National Endowment for Democracy y el programa de becas Fulbright, del Departamento de Estado. El más relevante es el Proyecto de lucha contra la desinformación en Bangladesh (CMIB, por sus siglas en inglés). Un concepto éste, el de “desinformación”, ampliamente utilizado para encubrir lo que efectivamente es censura de determinados medios y mensajes.

Dentro del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Daca, nos encontramos con seis estudiantes que aparecen con perfil propio en el sitio web de Frontline Defenders, una organización internacional, autodefinida como de defensa de los derechos humanos. Una entidad supuestamente no gubernamental, pero que está financiada, entre otros, por la Comisión Europea; los ministerios de Asuntos Exteriores de Alemania, Holanda, Dinamarca, Noruega y Luxemburgo; la Fundación de Taiwán para la Democracia y la Agencia Española de Cooperación Internacional. Todos ellos muy no gubernamentales. Para rematar el plantel, aparece la Open Society Foundation, de George Soros.

Sitio web de Front Line Defenders. Captura de pantalla.

El motivo aparente de las protestas fue un sistema de cuotas para acceder a plazas de funcionario. Sin embargo, en las revoluciones de colores las causas de las revueltas no pasan de ser un macguffin, vocablo inventado por Alfred Hitchcock: una excusa argumental para lanzar una historia, pero que carece de relevancia por sí misma.

En este caso, conviene reseñar que el Tribunal Supremo ya había tumbado el sistema de cuotas, atendiendo las demandas de los manifestantes, antes de que se produjera la salida de Sheikh Hasina del país. De hecho fue el gobierno de Hasina el que tumbó el sistema de cuotas en 2018, que fue no obstante restaurado recientemente por el Tribunal Supremo. Fue este veredicto del tribunal el que desencadenó las protestas iniciales, encabezadas por los estudiantes universitarios.

Sin embargo, a pesar de que los estudiantes valoraron positivamente una resolución posterior del tribunal, que reducía del 30% al 5% las plazas reservadas para familiares de los veteranos de la guerra de independencia, las protestas continuaron, prueba del carácter espurio del macguffin.

Aunque en este caso haya que lamentar la pérdida irreparable de vidas humanas, los impulsores de este tipo de operaciones dan por sentado que éstas se pueden producir, e incluso les vienen mejor, para justificar la necesidad de derribar al gobierno opresor y restaurar la democracia.

Es lo que ocurrió en el golpe del Maidán en Ucrania, con los “Heavenly Hundred” (los cien celestiales): el número de manifestantes asesinados en las protestas, supuestamente por las fuerzas de seguridad del Estado (aunque en realidad fueron 107: había que redondear la cifra a efectos publicitarios). Sin embargo, el estudio más detallado de la masacre en Kiev sostiene que la mayoría de las víctimas fueron disparadas por francotiradores desde posiciones controladas por los manifestantes del Maidán.  

Regresando a Bangladés, en la última década el ingreso per cápita del país, de 170 millones de habitantes, se ha triplicado, y el Banco Mundial estima que más de 25 millones de personas han salido de la pobreza. Las cifras macroeconómicas son favorables al gobierno de Sheikh Hasina, aunque como todos los países capitalistas del mundo, la nación sigue sufriendo una desigual distribución de la riqueza generada por el auge de la industria textil. Las causas reales de las protestas son más fáciles de detectar si nos detenemos en el perfil del nuevo líder del país, elegido por aclamación de los estudiantes y otros agentes políticos.

India ha tenido tradicionalmente buenas relaciones con Bangladés. El ejército indio intervino en 1971 a favor de la independencia del país, que anteriormente formaba parte de Pakistán, aunque estuviera ubicado a más de 1.000 kilómetros de distancia. Consecuencias del colonialismo británico. Con el golpe en Bangladés, y el personaje elegido para pilotar el nuevo gobierno, Estados Unidos se asegura que India no pueda contar con un aliado al oeste de su frontera.

Los vínculos con Estados Unidos del primer ministro interino Muhammad Yunus

The Washington Post nos informaba el 6 de agosto de que altos cargos del gobierno bangladesí habían aceptado la propuesta de los estudiantes: nombrar a todo un premio Nobel, como recalcaba el titular, como nuevo líder del país. Su nombre sólo aparecía más abajo, en letra más pequeña. Comenzaba la operación para manufacturar el consentimiento.

Altos cargos bangladesíes aceptan las peticiones de los estudiantes de nombrar líder a un premio Nobel.

La relación de Muhammad Yunus con Estados Unidos comienza en 1965, cuando recibió una beca del programa Fulbright, vinculado al Departamento de Estado, para realizar estudios de posgrado en desarrollo económico en la Universidad Vanderbilt, en Tennessee. En 1983, Yunus fundó el Graamen Bank, y los medios occidentales le convirtieron en “el banquero de los pobres”. Su modelo de negocio es el de los microcréditos, con unos altos tipos de interés. El banco también tiene sucursales en Estados Unidos, donde cobra unos intereses del 18% a sus clientes, principalmente de origen latino y afroamericano.

En 2001, Bill Clinton declaraba que Yunus debería ser premiado con el Nobel de la Paz. Cinco años más tarde, lo recibía. En 2009, Barack Obama le imponía la Medalla Presidencial de la Libertad. En 2010, el Congreso de Estados Unidos le concedió su medalla de oro. En 2016, el FBI abrió una investigación a Hillary Clinton por la concesión de créditos a su amigo Yunus, por valor de 13 millones de dólares. Presumiblemente, a cambio de donaciones de Yunus a la Fundación Clinton. Nunca más se supo.

Muhammad Yunus con Hillary Clinton, cuando era secretaria de Estado, y con Barack Obama. Fotografías: AFP.

Según unos cables confidenciales, filtrados por Wikileaks, Muhammad Yunus se reunía regularmente con el embajador de Estados Unidos en Bangladés. En dichos encuentros, Yunus pedía ayuda al diplomático para que presionara al gobierno de Sheikh Hasina a favor de sus intereses.

Tan sólo un día después de que Muhammad Yunus jurara su cargo como líder interino de Bangladés, sin haber olido las urnas, Antony Blinken apoyaba su designación en su cuenta en X. El secretario de Estado usaba la retórica habitual en estos casos: democracia, paz, prosperidad, etc. y subrayaba la disposición de Estados Unidos a trabajar con Yunus. Por si quedaba alguna duda.

La primera ministra derrocada acusa a Estados Unidos del golpe

Tras su huida a India, Sheikh Hasina acusó a Estados Unidos de estar detrás del golpe que forzó su salida: “Podría haber permanecido en el poder si hubiera renunciado a la soberanía de la isla de Saint Martin y hubiera permitido que Estados Unidos mantuviera el control de la bahía de Bengala”. Un hijo de Hasina atribuyó a los servicios secretos de Pakistán – estrecho aliado de Washington tras el oportuno derrocamiento de Imran Khan en 2022 – la organización material de las manifestaciones.

En junio del año pasado, la primera ministra ahora depuesta denunció que había una operación fraguada en Estados Unidos para apoyar al principal partido de la oposición, el BNP (Partido Nacionalista de Bangladés), a cambio de que éste, una vez en el poder, cediera la isla para construir una base militar estadounidense. Matthew Miller, portavoz del departamento de Estados, declaró que las acusaciones “no eran exactas” y que no había habido conversaciones con el gobierno de Bangladés sobre el tema.

Mapa de la isla de Saint Martin. Ilustración: www.insightsonindia.com

En mayo de este año, la ahora depuesta Hasina advirtió de los planes de Estados Unidos para crear un “estado cristiano”, arrebatando territorio a Bangladés, Myanmar e incluso la propia India, aunque Hasina se quedó a un paso de mencionar al país vecino. Con este fin, Washington habría entrado en contacto con grupos independentistas armados, al margen de la ley, como el Kuki-Chin National Front, en Bangladés, y el United Liberation Front of Assam, catalogado como terrorista en India.

Estados Unidos desesperado por una base militar en Bangladés; conspira para crear un nuevo Estado a partir de Bangladés y Myanmar: primer ministro.

Teniendo en cuenta la probada experiencia de Estados Unidos en crear movimientos independentistas, que acaban cristalizando en nuevos países, como hizo en Panamá, es perfectamente plausible que lo esté intentando ahora. Con el fin de ganar el control del Canal de Panamá, Washington alentó un movimiento separatista para desgajar de Colombia lo que era anteriormente una provincia, en el tiempo récord de tres años.

Fue el ejército quien derrocó a la “autoritaria” Hasina, anterior “icono de la democracia”

Los medios occidentales se han apresurado a calificar a Sheikh Hasina de “autoritaria” y “despótica”. Los mismos que en su momento la calificaron de “icono de la democracia”. Sin embargo, basta una mirada a la enciclopedia virtual, que aparece siempre en la primera página de resultados del buscador más popular, para comprobar que Sheikh Hasina siempre ha pasado por las urnas para acceder al cargo. Otro tema es que el principal partido de la oposición haya boicoteado dos de las tres últimas elecciones, al igual que ocurre en otros países donde los candidatos que obtienen apoyo popular no son los apadrinados por Estados Unidos.

Se trata de una estrategia bien clara: las elecciones sólo son “libres y justas” cuando ganan los candidatos avalados por Washington. En caso contrario, asistimos a “fraudes electorales”. La lista de países que celebran elecciones y sufren esta estrategia está en la mente de todos: son los que no se pliegan a los designios de la Casa Blanca.

Sheikh Mujibur Rahman, el padre de Sheikh Hasina, fue el artífice de la independencia de Bangladés y es considerado el padre de la patria. En 1975, fue asesinado junto con la mayoría de los miembros de su familia durante un golpe militar. Solo Hasina y su hermana menor sobrevivieron, al encontrarse en el extranjero. Tras un periodo de exilio en la India, Shekih Hasina regresó a Bangladesh en 1981 y se convirtió en la líder del partido político al que pertenecía su padre, la Liga Awami.

Según nos cuenta la BBC, Hasina “se unió a otros líderes políticos y encabezó protestas callejeras a favor de la democracia durante el gobierno militar, por lo que se convirtió en un ícono de la democracia internamente”. En 2001, perdió las elecciones ante una antigua aliada, Begum Khaleda Zia, del Partido Nacionalista de Bangladés, (BNP). Siguiendo a la BBC, “No obstante, en 2009 recuperó el poder gracias a las urnas”. El mismo medio que, sin embargo, calificó de “elecciones controvertidas” su triunfo en enero de 2024.

El profesor y analista indio de geoestrategia Brahma Chellaney sostiene que lo ocurrido en Bangladés ha sido en realidad “un golpe militar tranquilo”, revestido con personajes civiles, incluyendo a los estudiantes, para dotar de romanticismo a la narrativa occidental que acompaña a las revoluciones de colores. En realidad, el nuevo hombre fuerte del país fue el que anunció la renuncia de Sheikh Hasina del gobierno: el general Waker-Uz-Zaman.

Un golpe militar tranquilo en Bangladés. The Hill.

Fue el ejército el que se negó a obedecer las órdenes de Seikh Hasina, sellando así su destino, según admite Reuters. Fueron los militares quienes transmitieron a la primera ministra que rehusaban hacer cumplir el toque de queda. Fue el ejército quien depuso a Seikh Hasina, no los estudiantes, como falsamente sostiene la romántica narrativa occidental.

Estoy seguro de que entre los estudiantes asesinados los había que creían de buena fe que estaban montando una revolución, sin sospechar que estaban siendo utilizados por el imperialismo estadounidense. La pérdida irreparable de esas vidas es lo más lamentable de todo este asunto.

En enero de este año, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajárova, acusaba a Estados Unidos de estar detrás de las protestas antigubernamentales del 12 y 13 de diciembre en Bangladés.  Zajárova avisó: «Si los resultados de la voluntad del pueblo no son satisfactorios para Estados Unidos, es probable que se produzcan intentos de desestabilizar aún más la situación en Bangladés siguiendo los pasos de la ‘primavera árabe'». Sus palabras resultaron proféticas: otra pieza del puzle que rodea la India ha caído en manos de Washington. Mirando el mapa cabe preguntarse si la próxima será Nepal.

La OTAN repite con China los errores cometidos con Rusia

5 de agosto de 2024

La OTAN intenta tapar su fracaso en Ucrania con una huida hacia adelante

No contenta con estar afrontando enormes dificultades en Ucrania, según reconocen todo tipo de medios occidentales y ucranianos, la estrategia de la OTAN consiste en buscarse un nuevo enemigo que justifique su existencia. Publicado tras su cumbre en Washington, el último comunicado de la OTAN califica a China como “facilitador decisivo” del esfuerzo bélico de Rusia en Ucrania. Etiquetar a Pekín como cómplice de Moscú permite a la OTAN poner a China en su punto de mira.

La declaración de la OTAN es un monumento al cinismo, la hipocresía y al doble rasero. En el terreno del cinismo, después de sostener que la organización fue “forjada para preservar la paz”, la OTAN afirma sin ruborizarse que “no busca confrontación y no supone ninguna amenaza para Rusia”. En el mismo documento, consta el compromiso de entregar otros 40.000 millones de dólares al gobierno de Zelenski. Todo lo que haga falta para que siga cumpliendo el encargo de la organización: debilitar a Rusia. Aunque sea a costa de destruir Ucrania.

En el ámbito de la hipocresía, la organización que ha violentado en mayor número de ocasiones la paz en el mundo, como demuestran sus ataques a Serbia, Bosnia, Herzegovina, Kosovo, Iraq, Libia y Afganistán, ha ordenado a sus medios afines que desempolven la retórica del “eje del mal”.

Imagen: Shutterstock, publicada en The Jerusalem Strategic Tribune.

Además de señalar a China como nuevo enemigo, la OTAN apunta también a Bielorrusia, Irán y Corea del Norte como facilitadores de la “guerra de agresión” de Rusia: la organización deja claras sus intenciones de extender el ámbito de sus competencias a todo el mundo

Tras subrayar que la cooperación – más bien subordinación – de la Unión Europea “ha alcanzado niveles sin precedentes”, la declaración recoge el encuentro con los líderes de Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur. Es el tercer año consecutivo que estos países situados cerca de China son invitados a las cumbres de la OTAN.

La alianza del Atlántico norte ha decidido que los acontecimientos que ocurren en la región rebautizada como “Indo-Pacífico”, para evitar la referencia a Asia, afectan directamente a la seguridad euroatlántica. Las distancias que separan a Estados Unidos, a Europa y al Océano Atlántico de la región Asia-Pacífico se miden en muchos miles de kilómetros, así que es difícil sostener que lo que pase allí “afecta directamente” a la seguridad de la otra punta del mundo.

A menos, claro, que la OTAN aspire a erigirse en el gendarme internacional del planeta, ya que también califica a los Balcanes occidentales y al Mar Negro de “regiones de importancia estratégica”. Estados Unidos lleva años tratando de hacerse con el control de este mar, situado en el corazón de Europa, que representa la única salida de Rusia a aguas calientes durante todo el año.

La OTAN invertirá 2.700 millones de dólares para expandir su base en Constanza, Rumanía, a orillas del Mar Negro. Se convertirá en la mayor en Europa, superando a la de Ramstein, Alemania, en un 30% de extensión. Rumanía, el segundo país más pobre de la Unión Europea, ha aumentado su presupuesto militar un 45% en un año, hasta los 20.000 millones de dólares. Fundamentalmente, para comprar armamento a Estados Unidos.

La OTAN expandirá su base ya existente en Constanza, que será mayor que la actual en Ramstein, Alemania. Imagen: Google Maps/elaboración propia.

La OTAN dice que “incrementará el diálogo político y la cooperación práctica” con los Balcanes Occidentales para “contrarrestar influencias malignas”. Lo de arrojar 22.000 toneladas de bombas en Serbia, incluyendo 15 toneladas de uranio empobrecido, que provocaron 30.000 casos de cáncer y 10.000 muertos, además de 2.500 personas asesinadas por bombas, así como convertir a un millón de inocentes en refugiados, también debió hacerlo para“contrarrestar influencias malignas”.

La participación de la CIA en la creación del Ejército de Liberación de Kósovo, un grupo que pasó de ser calificado de “terrorista” a mantener reuniones con un enviado especial de Estados Unidos, y cuyos líderes tenían el número de móvil de Wesley Clark, entonces secretario general de la OTAN, también debió responder a la necesidad de “contrarrestar influencias malignas”. Que el ELK se financiara con el tráfico de órganos y de heroína al parecer no entraba en contradicción con los valores de la OTAN. Contribuir a exacerbar las tensiones étnicas en Yugoslavia, y a trocear un país soberano, tampoco contraviene dichos valores.

“China, Rusia e Irán están evadiendo las sanciones utilizando sistemas financieros alternativos. Presenté un proyecto de ley que garantizaría que estos regímenes rindan cuentas por intentar eludir nuestras leyes”.

La OTAN denomina como su “vecindad del sur” a Oriente Próximo y a África. Estas regiones han sido agraciadas con un “plan de acción para una aproximación más fuerte, más estratégica y orientada a resultados”. Para implementar con mayor eficacia tan loables intenciones, la OTAN anuncia la apertura de una oficina de enlace en Amman, Jordania. Las intenciones de la organización armada de hacer coincidir su esfera de influencia con la esfera del planeta quedaron patentes de Washington.

La reciente iniciativa de Marco Rubio refuerza esta idea. El senador por Florida ha presentado una propuesta legislativa, denominada Sanctions Prevention and Mitigation Act, para obligar al resto del mundo a cumplir las leyes… ¡de Estados Unidos! En caso contrario, se enfrentarían a más sanciones aún de las ya impuestas.

La OTAN guarda silencio sobre el genocidio cometido por Israel en Palestina

Cuando se trata de Israel, la declaración de la OTAN olvida su afán por convertirse en el policía del mundo para imponer sus valores, siempre moldeables en función de sus intereses. El nombre del estado genocida por antonomasia no aparece ni una sola vez en las once páginas del documento. Tampoco encontramos ninguna mención a Palestina, a pesar de que la declaración de la cumbre recoge el encargo al secretario general de nombrar un representante especial para la “vecindad sur” de la organización, y sí se menciona a Jordania, Iraq y Kuwait.

La “guerra” en Gaza no podría continuar sin el apoyo de Estados Unidos, el patrón de la OTAN. Así lo reconocen ex altos cargos israelíes. El general retirado Yitzhak Brick admitía en una entrevista que “Todos nuestros misiles, municiones, bombas guiadas con precisión, todos los aviones y bombas, todo es de Estados Unidos. En el momento en que cierran el grifo, no se puede seguir luchando. No hay capacidad… Todo el mundo entiende que no podemos luchar en esta guerra sin Estados Unidos. Punto”.

Por su parte, Ehud Olmert, ex primer ministro israelí, acusaba a Netanyahu de poner en peligro la alianza política, de seguridad y militar con Estados Unidos: “Durante muchos años, la estabilidad política de Israel en el escenario internacional se basó en el apoyo absoluto de los Estados Unidos. Toda la Fuerza Aérea de Israel depende por completo de la aviación estadounidense. (…) No tenemos otra fuente fiable de suministros esenciales de equipos, municiones y armas avanzadas que Israel no pueda fabricar por sí mismo”.

“Antiguo primer ministro israelí admite que los crímenes de guerra de Israel no podrían suceder sin el apoyo de Estados Unidos”. Caitlin Johnstone, periodista australiana.

El primer punto de la declaración de la OTAN suscrita en Washington afirma que sus miembros “están unidos por unos valores compartidos: libertad individual, derechos humanos, democracia y el imperio de la ley”. Otra piedra en el monumento al cinismo construido por la organización armada. Es imposible analizar el genocidio que Israel está cometiendo en Palestina sin el apoyo imprescindible de Estados Unidos, el promotor de la OTAN.

La publicación científica The Lancet publicaba recientemente un estudio que dejaba pequeñas las cifras de víctimas estimadas por el Ministerio de Sanidad de Gaza. Teniendo en cuenta la intensidad del conflicto; la infraestructura de sanidad destruida; la escasez severa de alimentos, agua y refugios; la incapacidad de la población para huir a sitios seguros, y la falta de financiación a la UNRWA, la agencia de la ONU para atender a los palestinos, el estudio calcula que 186.000 muertes son atribuibles al actual conflicto en Gaza. Estamos hablando del exterminio de entre un 7% y un 9% de la población de Gaza. ¿Son estos los derechos humanos a los que se refiere la declaración de la OTAN?

La Unión Europea admite el doble rasero en su política exterior

Para ostentar un cargo diplomático, al menos sobre el papel, Josep Borrell hace gala de una sinceridad que roza el candor. Lo hizo cuando reconoció que la prosperidad de la Unión Europea se basaba en la energía barata procedente de Rusia y en el gigantesco mercado que ofrece China, para importaciones de bienes baratos, y como destino de las exportaciones europeas. Y lo ha vuelto a hacer, esta vez en un discurso pronunciado en la Universidad de Oxford el 3 de mayo.

Josep Borrell se refirió a los principios que rigen la legislación humanitaria internacional, y a las diferencias existentes en la Unión Europea a la hora de aplicarlos a los casos de Rusia e Israel. Mientras que, tratándose de Rusia, Bruselas articuló e implementó una respuesta fulgurante, en forma de sanciones contra Moscú, Borrell reconoce que esto no ha ocurrido así con Israel.

Úrsula von der Leyen, Zelenski y Reznikov. En segundo plano, Josep Borrell. UVDL y Netanyahu. Fotografías de Geopolitical Economy Report y El País.

Es más, Borrell admite que la percepción del resto del mundo es que a la Unión Europea le preocupan mucho más los incumplimientos de las resoluciones del Consejo de Seguridad cuando se trata de Rusia, que cuando se trata de Israel. También reconoce Borrell que la percepción generalizada es que el valor de las vidas de los civiles en Gaza no es el mismo que en Ucrania. 

¿Cómo explica Borrell estas diferencias de trato por parte de la Unión Europea? Borrell reconoce que en Bruselas se practica el doble rasero: “Allí donde voy, me encuentro con la acusación de aplicar un doble rasero. Solía ​​decir a mis embajadores que la diplomacia es el arte de gestionar un doble rasero. Es algo difícil, sin duda, pero se trata de eso: de gestionar un doble rasero”.

Después de esta admisión, Borrell parece sentirse incómodo a la hora de gestionar esta contradicción, al menos de boquilla: “Si llamamos a algo un ‘crimen de guerra’ en un sitio, necesitamos llamarlo por el mismo nombre cuando ocurre en cualquier otro sitio. Un horror no puede justificar otro”.  Sin embargo, sus palabras se quedan en eso, e Israel sigue gozando de apoyo e impunidad para seguir masacrando a la población civil en Palestina. Por no hablar de la destrucción planificada para convertir la franja en una región inhabitable.

La explicación del doble rasero que rige la política exterior de la Unión Europea es muy sencilla: se ha convertido en un apéndice de Estados Unidos en Europa.

La OTAN se plantea nacionalizar infraestructuras chinas en Europa

¿Estaría actuando la OTAN de acuerdo con el “imperio de la ley” si finalmente se decide a “recuperar” infraestructuras chinas en Europa? Recuperar es el eufemismo utilizado por la CNN en una pieza sobre los planes de la alianza militar para hacerse con las infraestructuras construidas por China en Europa, dentro del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. Pekín ha invertido decenas de miles de millones de dólares en dotaciones que van desde líneas de ferrocarril que conectan el este de Europa con China, hasta puertos localizados en el Mar del Norte y el Báltico.

Aliados de la OTAN están discutiendo reclamar algunas infraestructuras propiedad de China en Europa.

Ahora, en el caso de que el conflicto en Ucrania se extendiera por Europa, una vez que se ha etiquetado a China como cómplice de Rusia, un alto cargo de la OTAN asegura que las infraestructuras propiedad de China “casi con toda seguridad se nacionalizarían o las naciones asumirían temporalmente el control operativo, en virtud de medidas de seguridad de emergencia. China puede demandarlos en los tribunales después del hecho”.

Si el alto cargo de la OTAN admite que el asunto acabaría en los tribunales, debe ser que «recuperar» infraestructuras propiedad de otro país es tan legal como «confiscar» activos a un país soberano. Si dejamos de usar eufemismos, nos vienen a la mente palabras más llanas, que describen acciones con imposible acomodo legal, por mucho que carísimos abogados se esfuercen en retorcer el derecho.

Un alto cargo de Estados Unidos se inclinaba por incluir a la computación cuántica, la industria de semiconductores y la infraestructura de telecomunicaciones como actividades susceptibles de ser nacionalizadas. Sin embargo, Francia, y otros países, se inclinaban por tratar este asunto en el marco de la Unión Europea, en lugar de la OTAN.

Incapaz de competir con China, Estados Unidos y sus obedientes aliados se están decantando por intentar destruir a la primer potencia manufacturera del mundo. La “deslocalización” de las fábricas anteriormente radicadas en occidente ha encumbrado a China, desindustrializando a occidente, y empobreciendo a la clase trabajadora. A sus promotores, la globalización les ha salido por la culata en términos geopolíticos. A la ciudadanía occidental le ha ido aún peor.

La Organización de Cooperación de Shanghái apuesta por el progreso global

Basta comparar la declaración de la cumbre de la OTAN en Washington con la emitida por la Organización de Cooperación de Shanghái, tras su reunión el 4 de julio en Astaná (Kazajistán), para comprobar las antitéticas visiones del mundo de ambas organizaciones.

Mientras la OTAN se dedica a descalificar con la etiqueta de “desafíos sistémicos” a quienes se niegan a rendirle pleitesía, la declaración de la OCS revela un enfoque de colaboración y progreso: “creando una comunidad de destino común para la humanidad y promoviendo el diálogo sobre el tema de Una Tierra, Una Familia, Un Futuro”.

La OCS quiere construir “un mundo justo y multipolar basado en los principios universales del derecho internacional, la diversidad cultural y de civilizaciones, así como en una cooperación mutuamente beneficiosa e igualitaria con el papel central de coordinación de las Naciones Unidas”. Un vocabulario en las antípodas de las amenazas – y las acciones – de la OTAN.

A diferencia de la OTAN, la OCS sí se ocupa del genocidio en Palestina, manifestando una profunda preocupación por la escalada del conflicto palestino-israelí”, “condenando enérgicamente las acciones que han dado lugar a una gran pérdida de vidas entre los civiles y a un desastre humanitario en Gaza”, y destacando “la importancia de garantizar un alto el fuego inmediato, completo y estable, así como el acceso a la ayuda humanitaria”.

La OCS se compone de 10 estados miembros, tras la reciente incorporación de Bielorrusia: India, Irán, China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán. Adicionalmente, Mongolia y Afganistán tienen estatus de observadores. Otros catorce países tienen estatus de socios de diálogo: Azerbaiyán, Armenia, Bahrein, Egipto, Camboya, Qatar, Kuwait, Maldivas, Myanmar, Nepal, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Turquía y Sri Lanka.

Estados Unidos debería reflexionar sobre el hecho de que algunos de sus históricos aliados, como Arabia Saudita, EAU y Egipto, tengan un estatus de socio en la OSC. Mas aún que lo tenga todo un miembro de la OTAN, Turquía, que ocupa un lugar estratégico, bordeando el sur del Mar Negro, y controlando los estrechos que le dan acceso al Mediterráneo. El mundo está basculando hacia la región euroasiática, y la OTAN está entrando en pánico ante su incapacidad para imponer su hegemonía, incluso entre sus miembros y antiguos socios. El miedo es mal consejero.

Frente a la destrucción que causa la OTAN, China apuesta por crear valor para las personas

China es el principal motor económico de la OCS. Su enfoque respecto a la función que debe desempeñar la economía es diametralmente opuesto al occidental, donde la ciudadanía está al servicio de los grandes intereses corporativos, a costa de su empobrecimiento.

Un ejemplo de esta estrategia, que prima la creación de valor por encima de la generación de beneficios para una élite, radica en la industria de los automóviles eléctricos. A la revista The Economist debería caérsele la cara de vergüenza al leer este artículo en Asia Times. Tiene bemoles que sea una publicación asiática la que le explique a la portadora del estandarte del capitalismo a qué se refería Adam Smith en “La riqueza de las naciones”.

Los subsidios de China crean, no destruyen, valor. Asia Times.

Sostiene The Economist que las empresas chinas de vehículos eléctricos están “destruyendo valor” porque no son rentables. Sin embargo, Asia Times replica que “Celebrar la capitalización de mercado de 788.000 millones de dólares de Tesla en comparación con los 93.000 millones de dólares de BYD es confundir incentivos con resultados”.

El hecho de que la compañía estadounidense de paneles solares First Solar se haya convertido en la más valiosa, se debe a que se sustenta en un mercado protegido por aranceles, además de por la competencia feroz entre las empresas chinas del sector, que está destruyendo sus márgenes. El hecho de que las compañías chinas fotovoltaicas estén destrozándose mientras inundan el mercado con paneles solares baratos es un ejemplo fantástico de creación de valor. ¿Por qué? Porque “La riqueza de las naciones” no trataba de la búsqueda de beneficios, sino de proveer a la población con lo que necesita.

Lo que ha hecho China es crear beneficios… para los consumidores. Los subsidios a la industria de vehículos eléctricos han conseguido aplanar la curva de la oferta, estimular la innovación, aumentar la producción y aplastar los márgenes. El valor no se ha destruido, sino que se traslada a los consumidores en forma de precios más bajos, mayor calidad, productos y servicios más innovadores.

Cabe preguntarse qué quieren los consumidores: ¿nuevas tecnologías a precios asequibles, o convertir en multimillonarios a los dueños de empresas de nuevas tecnologías?

Tras haber acusado a China de “destruir valor”, el órgano de propaganda del neoliberalismo titula en su último número que “Las compañías chinas están ganando el sur global”.

The Economist: Las compañías chinas están ganando el sur global.

Para The Economist, la expansión de las empresas chinas en el extranjero “conlleva una lección incómoda para occidente”: las multinacionales occidentales se han beneficiado durante mucho tiempo de la apertura económica. Sin embargo, hoy, parapetadas tras aranceles, están cediendo terreno en los mercados más poblados y de más rápido crecimiento, de lo cual se está aprovechando China.

La revista reconoce que la expansión de las empresas chinas “promete (al sur global) una bonanza de bienes y servicios que cambiará sus vidas”. The Economist viene a reconocer que China sí está creando valor para quien realmente importa: las personas, en lugar de los oligarcas. Luego les extraña que la mayoría del mundo esté volviendo la vista hacia China, renegando de occidente.

La estrategia de Estados Unidos para impedir el desarrollo tecnológico de China y hundir su economía está fracasando estrepitosamente. Lo reconoce el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. En un informe titulado “Riesgo geopolítico y disociación: las pruebas de los controles de exportación de Estados Unidos”. No sólo está fracasando, sino que está perjudicando a las empresas estadounidenses, las que pretendía proteger.

Riesgo geopolítico y disociación: las pruebas de los controles de exportación de Estados Unidos.

Los controles a las exportaciones para negar a China el acceso a tecnologías estratégicas no ha estimulado el retorno de las empresas a Estados Unidos. La FED de Nueva York califica de “perturbaciones” estos controles, que han afectado negativamente a los proveedores estadounidenses: su capitalización de mercado ha disminuido en 130.000 millones de dólares. Su rentabilidad ha caído, al igual que su número de clientes y sus cifras de empleo.

La FED neoyorkina subraya que negar a China el acceso a tecnología avanzada ha impulsado la innovación y la autosuficiencia domésticas.  Pekín también ha aumentado las compras a empresas no estadounidenses que producen tecnología similar.

Los controles a las exportaciones tecnológicas a China están teniendo el mismo efecto que las sanciones a Rusia. Lo mejor de todo es que los lumbreras que diseñan las políticas de la Casa Blanca siguen creyendo que son acertadas, porque insisten en repetirlas. Para el progreso del mundo, es conveniente no sacarles de su error.