15 de marzo de 2023
En las últimas dos semanas, dos hechos relevantes han sacudido el tablero geopolítico de un modo que no sólo afecta a las relaciones entre China y Estados Unidos, sino que anuncian una catarata de efectos colaterales a nivel global y, singularmente, en Oriente Próximo.
En primer lugar, los aldabonazos de Xi Jinping y de su ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang, frente a las amenazas y agresiones de Estados Unidos dejan patente que China ha puesto pie en pared, y que se dispone a replicar al desafío, a todos los niveles necesarios. En segundo lugar, China ha patrocinado un acuerdo histórico entre Irán y Arabia Saudita que no sólo deja fuera de juego en Oriente Próximo a la Casa Blanca, sino que provocará cambios drásticos en la región, y más allá de ella. Unos cambios que afectarán a Israel, que también se queda descolocado, a Yemen, a Siria, a Pakistán e incluso a Palestina.
Veamos primero en qué han consistido las contundentes advertencias de China, para asomarnos al acuerdo entre los archirrivales de Oriente Próximo, Irán y Arabia Saudita.