Armenia bascula hacia la OTAN, que busca adentrarse en el Cáucaso

16 de octubre de 2023

Armenia cede a Azerbaiyán el control de Nagorno Karabaj para alinearse con occidente

El primer ministro de Armenia desde 2018, Nikol Pashinian, está virando el rumbo de la política exterior de su país hacia occidente, distanciándose de Rusia, su vecino del norte, y aliado tradicional. Armenia forma parte de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, una alianza defensiva liderada por Moscú, que incluye a Bielorrusia y a los países de Asia Central, excepto Turkmenistán. Sin embargo, el 11 de septiembre, Armenia realizó ejercicios militares conjuntos con Estados Unidos, durante 9 días.

La reacción del Kremlin fue inmediata. Dimitri Peskov, su portavoz, declaró que Rusia analizaría en profundidad la decisión de Armenia, que calificó de “alarmante”. La agencia TASS informaba que Gunther Fehlinger, el presidente del Comité Europeo para la ampliación de la OTAN, pidió a Armenia que se uniera a la alianza. Ese mismo día, el viceministro armenio de Asuntos Exteriores declaraba que su país colaboraba con la OTAN con diversos formatos y que estaba dispuesto a continuar ese proceso.

Las maniobras con Estados Unidos comenzaron justo antes de que Azerbaiyán lanzara un ataque, el 19 de septiembre, para tomar el control de Nagorno Karabaj, lo que consiguió en apenas 24 horas, tras la rendición de las fuerzas armenias locales.

Nueve días después, Samvel Shajramanián, el presidente de la autoproclamada república de Artsaj, la denominación armenia de Nagorno Karabaj, decretaba la disolución de todos los órganos estatales y las organizaciones dependientes de ellos, antes del 1 de enero de 2024.

El territorio de 11.500 kilómetros cuadrados, con una población de 150.000 armenios, de religión cristiana, se encuentra dentro de Azerbaiyán, cuyos habitantes son musulmanes. Hasta este último choque, Armenia y Azerbaiyán habían disputado con anterioridad tres guerras para hacerse con su control. Los armenios viven desde hace siglos en el enclave montañoso.

Mapa del Cáucaso. El territorio de Nagorno Karabaj ha experimentado fluctuaciones a lo largo de las guerras. Ilustración: Mapsof.net

En los últimos dos años, Nikol Pashinian ha dado un giro sobre el disputado territorio: hasta en tres ocasiones otorgó a Azerbaiyán la soberanía sobre el enclave. Y cuando dejas a tu adversario el campo libre, lo lógico es que éste lo ocupe. Pashinian lo hizo por primera vez en octubre de 2022, cuando en una reunión en Praga, bajo los auspicios de la Unión Europea, Armenia y Azerbaiyán reafirmaron su compromiso con el protocolo de Almaty de 1991, por el que se creó la Comunidad de Estados Independientes, tras la disolución de la URSS.

Como recuerda Viacheslav Volodin, el presidente de la Duma rusa, en dicho tratado “ambos estados reconocieron la integridad territorial y la soberanía del otro dentro de las fronteras de las antiguas repúblicas soviéticas, cuando Nagorno Karabaj era parte de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán”.

En abril de este año, en un discurso ante el parlamento armenio, Nikol Pashinian reiteró la cesión: “Ahora quiero reafirmar que la República de Armenia reconoce plenamente la integridad territorial de Azerbaiyán y esperamos que Azerbaiyán haga lo mismo reconociendo todo el territorio de la República Socialista Soviética de Armenia como República de Armenia”.

Un mes más tarde, el primer ministro armenio se reafirmaba en lo dicho, subrayando además que “Diga lo que diga el gobierno de hoy, todos los gobiernos de la República de Armenia han reconocido la integridad territorial de Azerbaiyán”. Una afirmación cuando menos sorprendente, teniendo en cuenta las cuatro guerras disputadas por la soberanía del enclave.

Nikol Pashinian ha dado este brusco giro, y no ha movido un dedo cuando las tropas azeríes se hicieron con el control de Nagorno Karabaj, porque Armenia no podía aspirar a entrar en la OTAN mientras el conflicto con Azerbaiyán estuviera vivo: es la condición que le han puesto para que pueda consumar su giro hacia occidente. Lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que vaya a obtener la membresía en la alianza atlántica. Véase el caso de Ucrania.  

Además, tras las sanciones de la Unión Europea a Rusia, Azerbaiyán ha ganado peso como suministrador de gas a Europa. En julio de 2022, Úrsula von der Leyen viajaba a Bakú para firmar un acuerdo con el presidente Ilham Aliyev, por el que Azerbaiyán doblaría la cantidad de gas que vende a la Unión Europea. Por lo tanto, occidente está incrementando  también sus relaciones con Azerbaiyán, por mucho que los burócratas de Bruselas estén usando una retórica proarmenia, que únicamente ha servido para espantar a Ilham Aliyev de la reunión celebrada en Granada el 5 de octubre, a la que sólo asistió Pashinian. Otro gran triunfo diplomático europeo.

La OTAN necesitaba cerrar el conflicto sobre Nagorno Karabaj para seguir jugando sus cartas, que consisten en intentar poner una pica en el Cáucaso, en la frontera sur de Rusia, como ya intentó en Georgia, en 2008, con funestos resultados. Entonces, su presidente, Mijail Saakashvili, lanzó un ataque contra Osetia del Sur, que fue rápidamente neutralizado por Rusia.

Nikol Pashinian se distancia de Rusia y recibe financiación de la Unión Europea

Después de haber servido en bandeja a Azerbaiyán el control de Nagorno Karabaj, Nikol Pashinian se apresuró a culpar a Rusia por su pasividad a la hora de garantizar la seguridad de los armenios residentes en el enclave. El armisticio firmado en noviembre de 2020, tras uno de los conflictos, establece que 1.960 militares rusos se desplegarían en la línea de contacto, así como a lo largo del corredor de Lachin, que conecta el enclave con Armenia, atravesando territorio azerí.  Según Pashinian, debería haber sido Rusia la que se hubiera batido el cobre para defender la seguridad de sus compatriotas, en lugar de la propia Armenia, que dejó el campo libre a Azerbaiyán.

El corredor de Lachin conecta Nagorno Karabaj con Armenia, atravesando territorio controlado por Azerbaiyán. Ilustración: Economist Intelligence Unit, 27 abril 2023.

La reacción de Rusia se produjo inmediatamente. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso declaró que «Estamos convencidos de que los dirigentes de Ereván están cometiendo un enorme error al tratar deliberadamente de destruir los vínculos multifacéticos y centenarios de Armenia con Rusia, al tiempo que convierten al país en rehén de los juegos geopolíticos de occidente”. Moscú también dijo que Pashinian estaba tratando de eximirse «de la responsabilidad por los fracasos en la política interior y exterior, echando la culpa a Moscú».

La actitud del Kremlin resulta comprensible. Si Pashinian es el primero en otorgar a Azerbaiyán la soberanía sobre Nagorno Karabaj, ¿por qué va a ejercer Moscú de padrino para el que no sólo no quiere bautizarse, sino que está abrazando otra fe? Además, en un ejercicio de realpolitik, Rusia está tratando de mejorar sus relaciones con Azerbaiyán, con quien firmó, en febrero de 2022, una “Declaración de Cooperación Aliada”.

Fotografía publicada en el canal de Telegram de Zelenski.

La Unión Europea lleva tiempo tirando del brazo de Pashinian. En julio de 2021, la UE ofreció a Armenia un paquete de ayuda de más de 3.000 millones de euros, un 62% más de lo prometido inicialmente. Oficialmente, como premio por haber celebrado “elecciones justas”, que casualmente ganó Pashinian, y para ayudar a Armenia a recuperarse de su derrota frente a Azerbaiyán, ocurrida el año anterior. El comisario europeo para la ampliación se desplazó a Ereván, capital de Armenia, para anunciar la donación.

Otro paso hacia occidente, muy mal visto por Moscú, ha sido la intención de Pashinian de incorporar a Armenia a la Corte Penal Internacional de La Haya, que ha emitido una orden de arresto contra Vladimir Putin, por supuestos crímenes de guerra. Esta foto del primer ministro de Armenia, junto al presidente de Ucrania, seguro que tampoco ha sentado nada bien.

La revolución de terciopelo de 2018 encumbra a Pashinian

Para entender el giro de Pashinian, es necesario recordar que este experiodista alcanzó el poder tras la revolución de terciopelo, iniciada el 31 de marzo de 2018 con una marcha hacia Ereván por apenas una veintena de personas, la mayoría periodistas como él. El 13 de abril, la caminata, a la que se sumaron miles de personas, llegaba a Ereván y diez días después, el primer ministro Serzh Sargsyan, que acababa de ser elegido, renunciaba al cargo. El parlamento elegía a Pashinian como nuevo primer ministro el 8 de mayo, por 59 votos a 42.  

Nikol Pashinian, con camiseta militar, cuando protagonizó la marcha sobre Ereván. Fotografía: ArmenPress.

La revolución de terciopelo armenia presenta todas las características de las “revoluciones de colores” que tuvieron lugar en el espacio post-soviético: Georgia, Ucrania, Kirguistán, etc. Esto lo afirma quien se dedica a organizarlas: el National Endowment for Democracy, en este extenso artículo. Así la califica también la Wikipedia, cuyos contenidos “modera” la CIA, entre otras organizaciones. Casualmente, durante la marcha hacia Ereván, Nikol Pashinian vestía una camiseta militar, un estilo similar al que usa Volodimir Zelenski.

Meses después, la revolución de terciopelo, como fue bautizada por los medios por la ausencia de violencia, fue blanqueada en unas elecciones, en las que Nikol Pashinian obtuvo el 70% de los votos, aunque la participación se quedó en el 49% del censo. Tras su triunfo, Pashinian afirmó que esperaba “incrementar la cooperación con Estados Unidos y la Unión Europea”.

Una breve historia del conflicto por el enclave

Como era de esperar, los armenios y los azeríes discrepan en torno a quiénes fueron los primeros en habitar el enclave. Los primeros afirman que Nagorno Karabaj perteneció al antiguo reino armenio de Urartu, durante los siglos décimo al sexto a.C., y que a partir del siglo segundo a.C., hasta el año 387 d.C., fue una provincia del Reino de Armenia, antes de pasar a control persa.

Los azerbaiyanos, por su parte, contraponen que la Albania Caucásica se estableció entre los siglos IV a.C. y VIII d.C. en la zona este y central del Cáucaso, incluyendo el territorio del actual Nagorno Karabaj. Niegan la presencia de los armenios antes del año cero en esa región, adjudicando el asentamiento a los albaneses caucásicos en la zona, considerados por algunos historiadores como los antecedentes de la población de Azerbaiyán.

Ilustración: Conflicto de Nagorno Karabaj 2020: ¿Nos encontramos ante la solución definitiva?, Sara Setién, Instituto Español de Estudios Estratégicos.

A lo largo de los siglos, por el territorio pasaron turcos, mongoles, persas y rusos. Estos últimos pasaron a controlarlo a principios del siglo XIX. En 1936 nacieron las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Armenia, Azerbaiyán y Georgia. En aquel momento, Nagorno Karabaj quedó encuadrado dentro de Azerbaiyán, donde ya disponía de un estatuto autónomo desde 1921.

Tras la disolución de la Unión Soviética, el 10 de diciembre de 1991, se celebró un referéndum en Nagorno Karabaj, tras el cual se autoproclamó como estado independiente, aunque no obtuvo reconocimiento internacional. El plebiscito se celebró en medio de la primera guerra que enfrentó a Armenia y Azerbaiyán, que se prolongó desde 1988 hasta 1994, fecha en que se firmó el Protocolo de Bishkek, que puso fin a la misma. Armenia fue la vencedora de este primer conflicto armado, ganando el control de nuevos territorios, como vemos en el siguiente mapa, que describe el dominio de Armenia sobre las zonas adyacentes a Nagorno Karabaj, pintadas de color naranja.

Ibídem

Tras la denominada “guerra de los cuatro días”, que tuvo lugar en abril de 2016, con 200 víctimas mortales y finalizada con un precario alto el fuego, las tornas cambiaron la siguiente vez que Armenia y Azerbaiyán se enfrentaron por el control del enclave, en 2020. Esta vez, el ejército azerí, armado por Turquía e Israel, mostró una fuerte superioridad sobre el armenio, como deja patente el siguiente mapa del territorio tras el conflicto.

Ilustración: Investigación BBC.

Asumiendo la realidad sobre el terreno de combate, Nikol Pashinian firmó un acuerdo que, en sus propias palabras, resultó «increíblemente doloroso para mí y para nuestro pueblo». El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, calificó de “capitulación” de Armenia la firma del pacto.

El último episodio de los enfrentamientos armados, ocurrido el mes pasado, se ha saldado con la conquista del territorio a cargo de Azerbaiyán, y el éxodo masivo de la población armenia que habitaba en el enclave, cuya práctica totalidad ha abandonado sus domicilios.

El corredor de Zangezur, un nexo que uniría el mundo turco

El corredor de Zangezur es parte de una ruta estratégica que conectaría Bakú, la capital de Azerbaiyán, con Kars, una provincia oriental de Turquía. El corredor atravesaría el territorio armenio junto a la frontera con Irán. Significativamente, el armisticio firmado en noviembre de 2020 establecía lo siguiente: “Se desbloquearán todas las conexiones económicas y de transporte en la región. La República de Armenia garantizará la seguridad de las conexiones de transporte entre las regiones occidentales de la República de Azerbaiyán y la República Autónoma de Najicheván para garantizar el movimiento sin obstáculos de personas, vehículos y carga en ambas direcciones”.

La ruta entre Turquía y Azerbaiyán a través del corredor Zangezur. Ilustración: TRTWorld. Nótese la ausencia de delimitaciones de Nagorno Karabaj en este medio turco.

El enclave de Najicheván forma parte de Azerbaiyán, aunque entre ambos se interpone la provincia armenia de Syunik. Esta zona formó parte de Azerbaiyán, pero en los años 20, la URSS otorgó el territorio a Armenia. El corredor forma parte de un gran proyecto de transporte para conectar Bakú con Estambul, y enlazar a su vez Turquía con Asia Central, con cuyos pueblos Turquía tiene fuertes lazos históricos y culturales. El presidente de Azerbaiyán, en rueda de prensa conjunta con Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, enfatizó que “El corredor que va a pasar por aquí va a unir a todo el mundo turco”.

La rueda de prensa tuvo lugar en la inauguración del aeropuerto internacional de Fuzuli, construido en apenas 9 meses en territorio reconquistado por Azerbaiyán, en la guerra de 2020. Tras la cesión de Nagorno Karabaj por parte de Pashinian, podría ocurrir que el gobierno de Bakú no se conformara con esta región, y pudiera tener tentaciones de hacerse con el sur de Armenia. De este modo, conectaría Najicheván con el resto del país, y podría ejercer el control sobre el norte del corredor de Zangezur. Al sur quedaría Irán. 

El futuro del corredor depende de un acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán, aunque este último considera que el armisticio firmado en 2020 incluye el respeto a la construcción de dicha infraestructura. Azerbaiyán pretende reconstruir el ferrocarril de la era soviética para integrar el proyecto dentro del Corredor Internacional de Transporte Norte Sur, que conectaría Rusia con Irán. Trata así de ganarse el apoyo de Teherán, aliado de Armenia, a una iniciativa que, de llevarse a cabo, conectaría Europa con Asia, atravesando el Cáucaso.

Armenia queda en posición de debilidad, por no mirar el mapa

La apuesta de Armenia por el bloque occidental se ha saldado, de entrada, con la pérdida del enclave de Nagorno Karabaj. Más de 100.000 compatriotas de Nikol Pashinian, de un total de 120.000, salieron huyendo tras la rendición de las tropas armenias que defendían el enclave. El 11 de octubre, Pashinian declaró que no pensaba modificar el “vector” de su política exterior, claramente redirigido hacia el oeste.

Al cambiar de aliados, eligiendo a quienes se encuentran a muchos kilómetros de distancia, para enemistarse con sus poderosos vecinos del norte, al cargo de la seguridad del país, Pashinian ha colocado a Armenia en una posición de debilidad: quienes pretende que sean sus amigos están lejos, mientras sus hasta ahora protectores siguen estando donde estaban, muy cerca. Las decisiones políticas no alteran la geografía.

Pashinian no ha aprendido nada de lo sucedido con Georgia. En la cumbre de Bucarest de 2008, la OTAN bendijo sus aspiraciones de unirse a la alianza, junto a Ucrania, lo que todavía no ha sucedido. Ocurrió el mismo año que Saakashvili decidió atacar Osetia del Sur, con resultados aciagos. Un personaje cuyas políticas tuvieron consecuencias terribles para Georgia, que merecen un artículo aparte.

Pashinian no se ha dado cuenta de que occidente está jugando con dos barajas, puesto que la Unión Europea necesita suplir el gas que ya no le compra a Rusia con los suministros de otros proveedores, entre ellos Azerbaiyán. La OTAN y la Unión Europea lo único que pretenden es poner una pica en el Cáucaso, para proseguir con su cerco a Rusia. Pashinian tampoco ha tomado nota de lo ocurrido con Ucrania. A pesar de las reiteradas declaraciones acerca de su futura adhesión a la alianza, que le otorgaría el paraguas del artículo 5, de mutua defensa entre los miembros, Ucrania sigue sin haberse incorporado a la OTAN.

La creación de un Consejo Ucrania – OTAN sólo ha servido para seguir mostrando la zanahoria, mientras el país es utilizado como ariete en el conflicto que Estados Unidos mantiene contra Rusia, con resultados devastadores para la población de Ucrania. Nikol Pashinian debería tomar buena nota del carácter desechable que el bloque occidental adjudica a sus aliados por conveniencia, antes de seguir encaminándose al precipicio. 

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