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La victoria de Trump deja descolocada a Europa en Ucrania

25 de noviembre de 2024

La derrota de Kamala Harris pilla de sorpresa a la Unión Europea

Las encuestas que apuntaban a un resultado muy igualado entre Kamala Harris y Donald Trump estaban sesgadas para movilizar el voto hacia el Partido Demócrata, azuzando el miedo a Donald Trump, a quien Joe Biden comparó con Hitler en repetidas ocasiones. Aun así, el candidato del Partido Republicano ganó las elecciones, tanto en número de delegados para el Colegio Electoral, que es quien elige al presidente, como en voto popular.

Resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Ilustración: AP.

El objeto de este artículo no consiste en analizar las razones del triunfo de Donald Trump, sino las implicaciones que tiene para el viejo continente. Las élites europeas confiaban en la victoria de la candidata demócrata, esperanzadas por una continuidad en la política exterior de la Casa Blanca. Aunque hubiera señales de que Estados Unidos, incluso bajo mando demócrata, había comenzado a arrastrar los pies en Ucrania – como indicaba la cancelación de la cumbre de la OTAN en Ramstein – Bruselas no se terminaba de creer que Washington le fuera a traspasar la patata caliente. Confiaban en que, si ganaba Harris, la metrópoli no les dejaría colgados de la brocha, aunque Europa tuviera que asumir una mayor carga financiera.

Sin embargo, la derrota de la esperpéntica Kamala ha sacudido a las élites europeas, que daban casi por hecha su victoria. Toca rebobinar. Es lo que están haciendo a marchas forzadas los dirigentes europeos, en ocasiones de manera patética. Después de haber denostado al candidato republicano, mimetizando el guion del Partido Demócrata, los líderes europeos se apresuraron a felicitar a Donald Trump, esa amenaza para la democracia.

Trump puede haber dañado permanentemente la democracia, dice la jefa de la Unión Europea Von der Leyen. Titular de The Independent.

Publicación de Úrsula von der Leyen en X

La misma Úrsula que acusaba a Donald Trump de haber dañado permanentemente la democracia, le felicitaba “calurosamente” por su victoria en un comunicado oficial. Enfatizaba la presidenta de la Comisión el vínculo entre Estados Unidos y la Unión Europea “en nuestra historia compartida, compromiso con la libertad y la democracia”. De repente, Trump adquiría el estatus de demócrata…

En Ucrania también intentan sacar la patita. El Centro Ucraniano para la Lucha contra la Desinformación ha eliminado publicaciones en las que acusaba a Tulsi Gabbard de trabajar para Moscú, manipulando y difundiendo desinformación. El medio ucraniano Strana publicó capturas del canal de Telegram del Centro, que lo demostraban. La noticia ha sido posteriormente borrada de dicho medio, aunque sigue siendo recogida por otros. La excongresista, que abandonó el Partido Demócrata, ha sido propuesta por Trump para el cargo de directora de las agencias de inteligencia.

Tras haber denostado a Orbán, los líderes europeos acuden ahora a Budapest

Washington y Bruselas han denigrado a Víktor Orbán por negarse a acatar sus dictados para defender, en su lugar, los intereses de su país. Su gobierno se negó desde el principio a dejar de comprar gas a Rusia. Dos tercios del gas que importa Hungría proceden de Rusia. El ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, exponía en junio las razones de manera diáfana: “Es imposible garantizar el suministro energético de Hungría sin los recursos energéticos rusos y eso no tiene nada que ver con la política o la ideología, sino que tiene sus raíces en simples hechos de la física”. El embajador de Estados Unidos en Hungría se apresuraba a tildar de “dependencia peligrosa” la actitud del gobierno húngaro.

Por anteponer los intereses de su país a la agenda de sanciones contra Rusia dictada por la Casa Blanca, Orbán ha sido vilipendiado con saña. Hasta que ganó Trump, y la Comunidad Política Europea se reunió en Budapest, los días 7 y 8 de noviembre, justo después de las elecciones. Todo eran sonrisas, como demuestran las fotografías de los líderes europeos con Orbán.

Víktor Orbán con Úrsula von der Leyen, Mark Rutte, Roberta Metsola, Keir Starmer y Emmanuel Macron. Fotografías: Red social de Víktor Orbán, Marton Monus (Reuters), y Szilard Koszticsak/EPA-EFE/Shutterstock.

Tras asumir la presidencia rotatoria de la Unión Europea, Víktor Orbán se embarcó en una “misión de paz”, que le llevó a viajar a Moscú, Kiev y Pekín, lo que enfureció a los líderes europeos. Además de salirse del guion fijado por Washington, Orbán demostró con ese viaje que tenía la capacidad de interlocución de la que carecen sus homólogos europeos. Ahora parece que las élites europeas han decidido aprovecharse de esa capacidad: necesitan a alguien a quien Trump le ofrezca la oreja. Al menos eso demuestran las imágenes de la cumbre, que se celebró en Budapest, y a la que asistieron 47 jefes de Estado o de gobierno.

Sin embargo, a pesar de que los asistentes se esforzaron en mostrar unidad, los resultados de la cumbre fueron inexistentes, a juzgar por el resumen de la reunión publicado por el Consejo de Europa, que se limita a reseñar los asuntos tratados, sin mencionar ninguna conclusión.

Tendremos que atenernos a las declaraciones de los asistentes para imaginarnos por dónde fueron los tiros, aunque es obvio que la larga sombra de Trump planeaba sobre la reunión. Úrsula von der Leyen proclamó que “El futuro de Europa está en nuestras manos”. ¿Habría que deducir que antes de la victoria de Trump estaba en manos distintas a las europeas?

Emmanuel Macron fue en la misma línea: “¿Queremos leer la historia escrita por otros –las guerras lanzadas por Vladimir Putin, las elecciones estadounidenses, las decisiones tecnológicas o comerciales de China– o queremos escribir nuestra propia historia? Creo que tenemos la fuerza para escribirla”. Macron también urgió a Europa a afirmar su independencia estratégica respecto de Estados Unidos y a defender sus intereses frente a los de sus rivales geopolíticos. «No debemos delegar para siempre nuestra seguridad en Estados Unidos», afirmó.

Las declaraciones de Macron no van acompañadas por hechos, sino todo lo contrario. En abril de 2023 el presidente francés hablaba de la necesidad de una “autonomía estratégica” para Europa. Seis años antes, ya peroraba sobre el mismo concepto en la universidad de La Sorbona. Sin embargo, The Telegraph publicaba el 10 de noviembre que Macron estaba conspirando con Keir Starmer para frustrar los planes de Donald Trump para Ucrania, planeando incrementar los envíos de armas a Zelenski antes de que la nueva administración tomara posesión.

Starmer planea frustrar el plan de Trump sobre Ucrania. El primer ministro y Emmanuel Macron mantendrán conversaciones sobre el refuerzo de armamento antes de la llegada de la nueva administración.

Macron y Starmer están apostando por darle continuidad a la guerra en Ucrania, continuando con la agenda del Partido Demócrata, que ha sido derrotada en las urnas, demostrando así un gran respeto por la democracia. Macron sigue renunciando a la “autonomía estratégica” que reclama para Europa, obstinándose en mantener viva una estrategia que va en contra de los intereses europeos, como analicé en un reciente artículo.

Titular de Bloomberg

El anfitrión de la cumbre de Budapest también señaló que Europa debería escoger entre la sumisión o la soberanía. En relación con la guerra en Ucrania, Víktor Orbán afirmó que “El alto el fuego es el primer paso. Paremos la matanza, esta es mi propuesta”. El húngaro también dijo que “La situación en el frente es evidente: ha habido una derrota militar. Los estadounidenses se van a retirar de esta guerra”.

Esta posibilidad, anunciada por Trump – veremos si cumple su promesa electoral de acabar con la guerra– es la que ha desatado el pánico en las élites europeas. Si Estados Unidos se retira, la Unión Europea carece de capacidad financiera, militar y política para sostener una guerra por intermediación contra Rusia. Para rematar, Orbán aventuró que el crédito de 50.000 millones para Ucrania acordado entre Estados Unidos y Europa ahora es una “cuestión abierta”.

Las crisis políticas en Alemania y Francia se deben a las discrepancias sobre Ucrania

La caída del gobierno semáforo en Alemania ha sido motivada por las desavenencias en torno a Ucrania entre el SPD, el partido de Olaf Scholz, y el FDP, el liberal – demócrata. Scholz quería enviar 3.000 millones de euros más a Kiev, a lo que se negó el ministro de finanzas, del FDP. Christian Lindner proponía, en su lugar, autorizar la entrega de misiles Taurus. De fondo, las discrepancias sobre el gasto público, que el socialdemócrata Scholz quería aumentar, frente a la austeridad propuesta por el liberal Lindner.

Christian Lindner: Yo quería enviar Taurus a Ucrania, no dinero. El ministro de Finanzas ofrece una variante interesante sobre la ruptura de la coalición. Por tanto, hubo una disputa sobre la política en Ucrania. Titular de Berliner Zeitung.

El tercer partido integrante del gobierno tricolor, Los Verdes, ya demostraron hace tiempo su respeto por la democracia, cuando la ministra de Asuntos Exteriores declaró que le daba igual lo que opinaran los votantes, porque ella iba a seguir promoviendo el apoyo a Ucrania. Ahora Annalena Baerbock ha reconocido en una entrevista que Ucrania va antes que Alemania a la hora de asignar recursos: el gobierno federal ha desviado al gobierno de Kiev 37.000 millones de euros del presupuesto que iba destinado a guarderías, escuelas e inversiones en el país. 

La crisis política alemana deja a Europa sin timón antes del regreso de Trump.

Después de haber consentido la voladura de los gasoductos Nord Stream, de someterse a la agenda de Estados Unidos hasta hundir la propia industria, y de priorizar la financiación de la guerra de Washington contra Moscú, en perjuicio de sus propios ciudadanos, no es de extrañar que el gobierno de Alemania haya saltado por los aires y que la derecha nacionalista de Alternativa para Alemania esté subiendo como la espuma, al igual que la Alianza Sarah Wagenknecht, que también propugna priorizar los intereses del país, por encima de los foráneos.

En Francia, con la excusa de forjar un “cordón sanitario” frente al partido de Marine Le Pen, Macron consiguió aislar al partido que se opone a guerra en Ucrania y mantenerse en la presidencia. La victoria relativa de la izquierda en las elecciones quedó finalmente en agua de borrajas. Macron giró a la derecha, colocando como primer ministro a Michel Barnier, que fue dos veces comisario europeo, y negociador del Brexit por parte de la UE. Reagrupamiento Nacional, el partido de Marine Le Pen, está tolerando a Macron precisamente por este giro a la derecha. Sin embargo, la cacería contra Le Pen continúa, ahora en formato lawfare, buscando inhabilitarla políticamente, para impedir que se presente a las próximas elecciones presidenciales.

El panorama en Europa es desolador. Bloomberg lo resumía recientemente en una frase: “Hogar de un mercado de valores inactivo, una moneda frágil, un sistema político en crisis y una economía estancada”.

Por citar sólo algunos datos relativos a Alemania, la producción industrial, excluyendo la construcción, ha descendido un 17% desde los niveles de 2017. La fabricación de automóviles ha bajado un 28%. En 2016, Alemania producía 5,7 millones de vehículos. En 2023, ya sólo eran 4,1 millones. Algunos hablan del suicidio de Europa. Asesinato es un término que describe mejor lo que están cometiendo las élites europeas con el continente que tienen a su cargo.

La respuesta de Europa consiste en profundizar en sus errores

En lugar de aprovechar el cambio en la presidencia de Estados Unidos para reformular su política exterior, sacudirse el yugo y comenzar a perfilar esa “autonomía estratégica” que Macron dice anhelar, las élites europeas insisten en profundizar en sus errores.

El informe Draghi, que analicé en un artículo anterior, afirma que la solución a la crisis que afronta Europa consiste en endeudarse. Y hacerlo, además, de manera mancomunada. Lo que subyace tras la propuesta de Draghi, con el patrocinio de Úrsula von der Leyen, es una disolución de la soberanía de los Estados miembros en aras de una mayor integración en una institución supranacional, lo que conllevaría una centralización aún mayor en Bruselas de las decisiones políticas, lejos del escrutinio de la ciudadanía.

La centralización favorece la impunidad de los burócratas europeos, como hemos visto con el escándalo de la compra de las vacunas a la farmacéutica estadounidense Pfizer. Los SMS que la presidenta de la Comisión intercambió con el consejero delegado de Pfizer desaparecieron, y la Comisión disculpó la falta de acceso con el argumento de que eran documentos “de vida corta y efímeros”, además de “no contener información importante”.

La centralización en Bruselas no ha traído una mejora de la calidad de vida de los europeos: Europa está en un proceso de pauperización. Desde el punto de vista político, las democracias liberales también están degenerando: las elecciones nacionales se han convertido en episodios meramente cosméticos, porque las decisiones no se toman en los parlamentos nacionales, sino en la capital de Bélgica, que también es la sede de la OTAN. Más de la mitad de la legislación española de los últimos cinco años consiste en la trasposición de directivas o reglamentos elaborados en Bruselas. 

El Parlamento Europeo es la parodia de una democracia liberal: por no tener, ni siquiera tiene la capacidad de proponer leyes, una facultad reservada a la Comisión Europea. Sólo puede aprobar o rechazar leyes propuestas por la Comisión, cuyos miembros se pastelean en los despachos, como acabamos de ver con el reparto de los próximos consejeros comunitarios. En algunos casos, el Parlamento Europeo ni siquiera puede proponer enmiendas: las propuestas legislativas de la Comisión son lentejas.

El informe Draghi ofrece la coartada para impulsar una mayor integración europea. O como afirma la Comisión, “una Europa más fuerte”, después de haberla destrozado con su seguidismo de las directrices impuestas por Washington. Los siguientes pasos se encaminan hacia una concentración aún mayor del sector bancario, los impuestos comunes, gestionados y administrados en Bruselas, y la disolución de las soberanías nacionales, en aras de la “gobernabilidad” europea.

Al mecanismo de toma de determinadas decisiones de la Unión Europea, basado en la unanimidad, le quedan dos telediarios. Alemania está presionando para que las decisiones que ahora deben contar con el respaldo de todos los miembros – política exterior, seguridad, defensa – se tomen por “mayoría cualificada”. Esta posición sin duda cuenta con el respaldo de las élites, y el argumento es el de “evitar la parálisis”. La actitud de Hungría en relación con la guerra de Ucrania ha colocado el tema bien arriba en la agenda de Bruselas.

Le Monde: Olaf Scholz renueva su lucha por la mayoría cualificada en los asuntos exteriores de la UE.

La Unión Europea apuesta por la guerra y la militarización de la economía

Este proceso de vaciado de las soberanías nacionales en favor de un ente inasible se está apoyando en la militarización de la economía y, ulteriormente, de la sociedad entera. Los gabinetes de estudio, financiados por las empresas de armamento, insisten en que si Putin no es frenado en Ucrania, se dispone a invadir el resto de Europa. Los antecedentes históricos muestran lo contrario: fueron Napoleón y Hitler quienes invadieron Rusia, con los resultados conocidos. Al colocar a Europa en rumbo de colisión con Rusia, las élites europeas están ignorando la Historia peligrosamente. 

En lugar de asumir las lecciones del pasado, los gobiernos europeos están imbuyendo una psicosis de guerra en la población, instándolas a prepararse para un ataque, poco menos que inminente, por parte de Rusia. El Reino Unido habla de formar a la “generación preguerra”, que “puede suceder en cualquier momento”.  Suecia y Noruega reparten millones de panfletos a la población con instrucciones para sobrevivir en caso de guerra. Alemania ha preparado un documento secreto de estrategia, de mil páginas, para el caso de guerra con Rusia, que incluye instrucciones a las empresas sobre “cómo armarse” y contribuir al esfuerzo bélico. España acaba de anunciar que prepara la primera guía de protección civil específica para afrontar «riesgo bélico».

Titular de 20 minutos.

Bruselas liberará miles de millones de euros del presupuesto europeo para defensa y seguridad. El dinero será desviado de los fondos de cohesión, destinándolos a fines bélicos, en lugar de a sus objetivos originales: aumentar la cohesión económica, social y territorial de la Unión Europea, donde las diferencias económicas entre los Estados miembros siguen siendo abismales.

Titular de Expansión.

Según la normativa europea, este dinero no puede destinarse a adquirir equipos de defensa, ni a sufragar gastos militares. Pero en este “mundo basado en reglas” siempre hay resquicios para saltárselas a conveniencia. Así que la Unión Europea los utilizará para impulsar la industria armamentística, fabricando armas y municiones, así como productos de ‘doble uso’, como drones. La industria de defensa se frota las manos: dan por descontado un crecimiento de doble dígito en el sector.

En este contexto, un exoficial militar sueco ha advertido que, tras la victoria de Trump, Europa sólo tiene dos opciones: “O el acercamiento y la reanudación de la buena vencidad hacia Rusia o la continuación de la beligerancia, con su seguimiento de una carrera armamentística y el riesgo de una escalada”. “Desafortunadamente, la mayoría de los líderes europeos están apoyando la segunda alternativa”, concluye Mikael Valtersson, que fue jefe de personal de los Demócratas de Suecia. Cuando algunos militares con sentido común hacen propuestas pacifistas, son ridiculizadas inmediatamente por los medios, al tacharlas de “rendición absoluta”, como ha sido el caso. Este es el ambiente que está fabricando la propaganda belicista occidental.

Donald Trump ya no es tan malo como lo pintaban. El nuevo secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, asegura ahora que “Él fue quien en la OTAN nos estimuló a superar el 2%. Y ahora, también gracias a él, la OTAN, si se excluyen las cifras de Estados Unidos, está por encima del 2%”. La cifra se refiere al porcentaje del presupuesto que los países miembros deben dedicar al presupuesto militar. Quien antes era descrito como un desalmado que iba a dejar a los europeos indefensos en las garras de Putin, si no incrementaban su contribución a la organización armada, ahora ve su chantaje presentado de manera positiva.

Las élites de la Unión Europea se afanan en que la guerra continúe para poder seguir echándole la culpa a Rusia de todo lo malo que nos está cayendo encima, tratando así de ocultar su incompetencia, su ineptitud y su falta de visión geopolítica. En definitiva, su nulidad como dirigentes políticos.

Úrsula von der Leyen miente sobre el precio del gas estadounidense

Qué podemos esperar de las élites europeas, cuando Úrsula von der Leyen afirma, sin sonrojarse, que es una vergüenza que la Unión Europea siga comprando gas natural licuado a Rusia, cuando el de Estados Unidos es más barato. Si esto fuera realmente así ¿por qué el aumento del suministro de gas natural licuado estadounidense ha provocado un incremento brutal del coste de la electricidad industrial en Europa, mientras que en Estados Unidos ha descendido un 16%?

Precios de la electricidad industrial incluyendo impuestos en 2019 frente a 2023. Fuente: Marko Jukic en X.

El Consejo de Europa reconoce que El precio del gas aumentó significativamente porque los volúmenes drásticamente reducidos de las importaciones de gas ruso tuvieron que ser reemplazados por fuentes de gas más caras (principalmente GNL)”. ¿Y de dónde vino ese gas natural licuado más caro? La mayor parte comenzó a venir de Estados Unidos, que hasta 2016 no nos vendía ni una bombona.

Importaciones anuales de GNL por países exportadores en la Europa – 27 (UE + Reino Unido). Fuente: Agencia Internacional de la Energía.

El Consejo de Europa también nos aclara que “El precio de la electricidad suele estar determinado por el precio del gas. La razón de ello es el llamado principio de orden de mérito”. Este es el eufemismo con que han bautizado en Europa al sistema para que paguemos la electricidad al precio más caro de todas las energías utilizadas para producirla.

Si el gas estadounidense es más barato que el ruso, ¿por qué la consultora Brueghel, con sede en Bruselas, estima que los Estados miembros de la Unión Europea se han gastado 657.000 millones de euros en proteger a los consumidores del incremento de los precios de la energía?

Toda la narrativa para justificar la escalada de la guerra provocada por Estados Unidos en Ucrania se basa en mentiras. El cambio cualitativo de este mundo distópico al que nos arrastran es que la mentira ya no tiene consecuencias políticas para los embusteros. Vivimos rodeados de patrañas, amplificadas hasta la extenuación por los medios de comunicación de masas.

Para encontrar los datos en este entorno vilificado por los embustes hace falta tiempo. Y ganas de desentrañar la verdad. La mayoría de la población está muy ocupada en otras tareas, de lo cual se aprovechan las élites para imponernos su agenda, mientras el personal se traga lo que le echan por los telediarios. Así nos va.