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La cumbre de los BRICS en Rusia certifica el aislamiento de occidente

8 de noviembre de 2024

Los BRICS siguen creciendo, incorporando 13 nuevos socios

La cumbre de los BRICS ha supuesto otro clavo más en el ataúd de la hegemonía de Estados Unidos. La reunión ha ofrecido una fotografía clara del fracaso occidental por aislar a Rusia: más de treinta países participaron en el encuentro, celebrado del 22 al 24 de octubre en Kazán, la capital de Tartaristán, a unos 900 kilómetros al este de Moscú.

24 jefes de estados y 6 máximos responsables de organizaciones internacionales – incluyendo al secretario general de la ONU – intervinieron en la cumbre de los BRICS. Tremenda bofetada para quienes pretendían aislar a Vladímir Putin, que mantuvo 17 reuniones bilaterales en tres días.

Los primeros espadas de Rusia, China, India, Sudáfrica, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Turquía, Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia, Bolivia, Congo, Kazajistán, Kirguistán, Mauritania, Palestina, República Srpska (Bosnia y Herzegovina), Tayikistán, Turkmenistán, Venezuela, Vietnam y Uzbekistán participaron en la cumbre de Kazán.

Miembros de los BRICS, en azul oscuro, y nuevos socios, en verde. Arabia Saudita se lo está pensando, pero participó en la cumbre de Kazán. Ilustración: @powerfulcountries.

En la línea de crecimiento que ya se plasmó en la anterior cumbre, los BRICS anunciaron la creación del estatus de “país socio”, al que accedieron trece estados: Turquía, Indonesia, Argelia, Bielorrusia, Cuba, Bolivia, Malasia, Uzbekistán, Kazajstán, Tailandia, Vietnam, Nigeria y Uganda. En esta lista llaman la atención Turquía, miembro de la OTAN, y Nigeria, excolonia británica. El estatus de socio es un paso previo a la plena incorporación al grupo, algo que todos los aspirantes han solicitado.

Según el ministro brasileño de Asuntos Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, los BRICS han acordado los «criterios y principios» sobre los que se asentará la futura expansión del bloque. Será Rusia, a quien corresponde ahora la presidencia rotatoria, la que mantendrá consultas con los países socios para oficializar su adhesión a los BRICS.

Respecto a los nuevos miembros anunciados hace un año en Sudáfrica, es necesario aclarar que Argentina finalmente no se incorporó, tras rechazar Javier Milei la adhesión del país que ahora preside, proclamando su lealtad a Washington sin ambages. También se dijo que Arabia Saudita se unía al grupo. Sin embargo, la posición del reino es ambigua: no ha confirmado su unión, pero tampoco la ha desmentido. Sometida a fuertes presiones por parte de Estados Unidos, la monarquía saudita estuvo no obstante representada en Kazán por su ministro de Asuntos Exteriores, Faisal bin Farhan.

En relación con la guerra en Ucrania, la cumbre certificó el fracaso de occidente por aislar diplomáticamente a Vladímir Putin: la declaración final ni siquiera menciona a Rusia. El punto 36 se limita a “recordar las posiciones nacionales sobre la situación en Ucrania y sus alrededores, expresadas en los foros pertinentes” (la ONU). El documento continúa señalando “que todos los Estados deben actuar de manera coherente con los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas en su totalidad y en su interrelación. Tomamos nota con aprecio de las propuestas pertinentes de mediación y buenos oficios, encaminadas a una solución pacífica del conflicto mediante el diálogo y la diplomacia”. Y eso es todo sobre el tema.

Una instantánea que refleja el “aislamiento” de Rusia. Fotografía: sitio web de la cumbre de los BRICS en Kazán.

Diplomacia, en lugar de amenazas

Más de treinta países han expresado su intención de unirse al bloque, según declaró Vladímir Putin en Kazán. Su enfoque constructivo, basado en el diálogo y la diplomacia, explican el dinamismo de los BRICS. Esta aproximación contrasta con el estilo de Estados Unidos, basado en la coerción, o los “cambios de régimen”, cuando chocan con resistencias a sus dictados. Así lo están percibiendo un gran número de países, que apuestan por construir unas relaciones internacionales con otros valores, distintos a los de la mafia de Washington.

El apoyo de Estados Unidos al genocidio sionista en Gaza deja en evidencia la retórica farisea de los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca. Una política que nada tiene que ver con su pretendida defensa de la democracia, la libertad, y los derechos humanos. En el caso de los BRICS, son los hechos los que sustentan sus declaraciones a favor de la diplomacia.

Con carácter previo a la cumbre de Johanesburgo, China propició un acercamiento entre dos adversarios históricos: Arabia Saudita e Irán.  Como ya documenté en un artículo anterior, las reservas combinadas de petróleo de ambos países suponen el 26,3% de las mundiales, según datos de 2020. Quizás aún más importante, la distensión entre ambos supone eliminar fricciones entre los dos principales aspirantes al liderazgo político en una región geopolíticamente crucial, para ponerlos en la senda de la colaboración.

Con ocasión de la cumbre de Kazán, se ha producido otro acercamiento muy significativo entre otros dos colosos, aún mayores. Tras cinco años sin entrevistarse, Xi Jinping y Narendra Modi tenían su primer encuentro bilateral, días después de que China e India anunciaran la resolución de una larga disputa fronteriza, que arrastraban desde la guerra de 1962. Un foco de tensión que había motivado la movilización de decenas de miles de tropas a ambos lados de la región montañosa de Ladakh, apoyados por artillería, tanques y aviones de combate.

Zona fronteriza en disputa entre India y China afectada por el acuerdo. Ilustración: Lowy Institute.

En mayo de 2020, tropas chinas lanzaron varias incursiones simultáneas a través de la denominada “Línea de Control Real”, término con el que se denomina la línea fronteriza en disputa. Se produjeron escaramuzas, con el resultado de veinte soldados indios muertos, y un número indeterminado de víctimas del lado chino. El oficial al mando de las tropas indias en la zona afirmó que ambos países habían estado “al borde de la guerra”.

En el encuentro entre Xi Jinping y Narendra Modi, el líder chino afirmó que ambos estados se encuentran en una etapa crucial de desarrollo y “deberían manejar con cuidado las diferencias y desacuerdos y facilitar la consecución de las aspiraciones de desarrollo de cada uno”. El ministro de Asuntos Exteriores de India, Vikram Misri, resaltó que unas “relaciones bilaterales estables, predecibles y amigables entre India y China (…) tendrán un impacto positivo en la paz y prosperidad regional y global”. En este caso, bonitas palabras, apoyadas en hechos.

Narendra Modi y Xi Jinping se saludan en Kazán. Fotografía: sitio web de la cumbre de los BRICS en Kazán.

Seis días después de la cumbre de Kazán, un funcionario indio afirmó que India y China habían completado la retirada de sus tropas en la frontera disputada en el Himalaya, según estaba previsto. Este enfoque, basado en el diálogo para resolver las disputas, está resultando atractivo a muchos países, hartos del chantaje del “amigo americano”.

Lula da Silva quiere jugar con dos barajas

El punto discordante en la última cumbre de los BRICS lo puso Lula da Silva, con su veto al ingreso de Venezuela en el grupo. Vladímir Putin lo confirmaba en rueda de prensa: «Nuestra posición no coincide con la de Brasil en temas venezolanos».

Lula da Silva no asistió a la reunión de Kazán, alegando un accidente doméstico que, supuestamente, le produjo lesiones en la cabeza. Los médicos le desaconsejaron realizar viajes de larga distancia, e intervino en la cumbre por vía telemática. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, sí asistió a la cumbre, donde se reunió con Vladímir Putin. Cabe sospechar que Lula prefirió evitar la coincidencia.

Nicolás Maduro y Vladímir Putin. Fotografía: Anatoli Medved.

El 10 de febrero de 2023, Lula da Silva se reunía con Joe Biden en Washington. Según el resumen del encuentro publicado por la Casa Blanca, ambos mandatarios Deploraron la violación de la integridad territorial de Ucrania por parte de Rusia y la anexión de partes de su territorio como violaciones flagrantes del derecho internacional y llamaron a una paz justa y duradera”.

El documento también reseñaba el apoyo de Lula da Silva a la “Cumbre por la Democracia”, que se celebraría un mes después. Un evento de autobombo para la Casa Blanca, que dejaba fuera de la misma a Hungría (país miembro de la Unión Europea, pero los resultados de cuyas elecciones no parecen satisfacer a Washington), y a Turquía (miembro de la OTAN), pero que incluía a Ucrania. Un país donde Zelenski prohibió 11 partidos políticos, en marzo de 2022, bajo la genérica acusación de ser “prorrusos”.

Tanto la reunión, como las declaraciones posteriores, no le debieron hacer mucha gracia al Kremlin, proviniendo de un socio fundador de los BRICS. En relación con la guerra en Ucrania, las posiciones de los demás miembros originales han sido mucho más mesuradas.

En septiembre de 2023, Lula da Silva volvía a reunirse con Joe Biden, aprovechando la Asamblea General de Naciones Unidas. En esa ocasión, la Casa Blanca publicó un resumen del encuentro, donde ambos líderes pedían “la restauración de la democracia en Venezuela”.

Adicionalmente, la Casa Blanca también anunció una iniciativa conjunta con Brasil “para avanzar en los derechos de los trabajadores en todo el mundo”. El líder del Partido de los Trabajadores de Brasil se prestaba así a blanquear a un país donde son legales los “contratos de cero horas”, por los cuales el empresario no tiene obligación de ofrecer un determinado tiempo de trabajo; o donde la mayoría de los trabajadores ni siquiera tienen contrato, y se consideran “empleados a voluntad” (“at-will employees”).

Lula da Silva y Joe Biden anuncian la asociación para los derechos de los trabajadores durante un encuentro en Nueva York, el 20 de septiembre de 2023. Fotografía: Susan Walsh, AP.

En julio de este año, Lula da Silva volvió a alinearse con Joe Biden en relación con los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela, cuando ambos reclamaron conjuntamente la publicación de las actas electorales al gobierno de Nicolás Maduro, poniendo en duda la legitimidad de su victoria.

Publicación en X de Lula da Silva apoyando a Kamala Harris.

Lula da Silva es consciente de la localización de Brasil, que lo sitúa en la órbita de Estados Unidos por una cuestión geográfica. Sin embargo, es muy complicado jugar con dos barajas. El actual presidente de Brasil parece haber olvidado, o quizá tiene demasiado presente, lo que le ocurrió cuando fue víctima de un episodio de lawfare de manual, que le mantuvo durante 580 días en la cárcel. Una condena que fue anulada con posterioridad, lo que le permitió volver a presentarse a las elecciones y, ulteriormente, presidir de nuevo el país.

La narrativa fabricada en Estados Unidos atribuye el alineamiento de Lula da Silva con el Partido Demócrata a las supuestas presiones de la Casa Blanca, cuando se produjo el conato de golpe de estado por parte de los bolsonaristas, para que se respetara el resultado de las elecciones, que dieron por ganador al líder del Partido de los Trabajadores. Es lo que leemos en este artículo de Foreign Policy.

“Cómo la presión de Estados Unidos ayudó a salvar la democracia de Brasil”.

Teniendo en cuenta el historial de intervenciones de Estados Unidos a favor de la democracia en la región, incluyendo el apoyo a los militares golpistas en Brasil en los años 60, creerse esta narrativa es pura cuestión de fe. Yo creo más bien que Lula da Silva está intentando jugar con dos barajas, tratando de no enfadar demasiado al amigo americano por su participación en los BRICS. Sin embargo, llegará el momento en que el presidente de Brasil se verá forzado a optar por una de las dos vías. Y el ultimátum le llegará del norte, no del otro lado del Atlántico.

Los BRICS se proponen reformar el sistema financiero internacional

En el punto 59 de la declaración de Kazán, leemos lo siguiente: “Subrayamos la necesidad de reformar la actual arquitectura financiera internacional para afrontar los desafíos financieros globales, incluida la gobernanza económica mundial, para que la arquitectura financiera internacional sea más inclusiva y justa”.

Dentro del epígrafe “Fomentar la cooperación económica y financiera para un desarrollo global justo” encontramos las líneas de trabajo del grupo para conseguir esa reforma – conviene subrayar la palabra – que democratice el sistema financiero mundial, que sigue siendo el impuesto por Estados Unidos en Bretton Woods, en 1944, a una Europa devastada por la guerra, con el dólar como nuevo protagonista, desplazando a la libra esterlina como principal moneda de reserva.

Unos BRICS en expansión buscan reformar, no reemplazar, el orden global. The Diplomat, 16 de julio de 2024.

Como analicé en un artículo anterior, los esfuerzos de los BRICS por restar protagonismo al dólar están contando con la inestimable colaboración de los Estados Unidos. Al apostar por utilizar su moneda como un arma, están provocando una estampida de una divisa que antes se veía como paraguas frente a la inestabilidad financiera, y ahora se ha convertido en un factor de alto riesgo.

La tarea que se han propuesto los BRICS es hercúlea, por lo que resulta lógico que los avances sean mesurados. Aunque Putin fue obsequiado con un billete simbólico de los BRICS, la creación de una moneda común, aunque fuera para determinados niveles de intercambio comercial entre países, tendrá que esperar.

Putin, con un billete facsímil de la “moneda” de los BRICS, aún en proyecto. Fotografía: Stanislav Krasilnikov.

Por el momento, el objetivo que se han propuesto los BRICS consiste en pasar de la compensación bilateral a la multilateral. Para ello, asignan al Nuevo Banco de Desarrollo que estudie “la viabilidad de establecer una infraestructura independiente de liquidación y depósito transfronterizos, BRICS Clear, una iniciativa para complementar la infraestructura del mercado financiero existente”.

Los BRICS siguen apostando por la expansión continua del financiamiento en moneda local”, así como el uso de la Iniciativa de Pagos Transfronterizos de los BRICS (BCBPI), para resolver los intercambios comerciales usando las monedas locales. Este énfasis en el uso de las monedas locales se ve arropado por algunos hechos: el 95% de los intercambios comerciales entre Rusia y China en 2023, por un valor equivalente de más de 200.000 millones de dólares, se produjeron sin utilizar dicha moneda.

Titular de Brasil de Fato del 21 de diciembre de 2023.

Otras iniciativas de los BRICS para contrarrestar el predominio del sistema financiero monopolizado por Estados Unidos se denomina BRICS BRIDGE, “un sistema de pago unificado actualmente en desarrollo”, en palabras del ministro ruso de Finanzas, Anton Siluanov, que se resiste a calificarlo de alternativa al SWIFT. “El sistema se construirá sobre formatos y enfoques innovadores que consideren la integración de activos financieros digitales”, señala Sputnik Globe.

Según Andrey Mijailishin, portavoz de los BRICS, se espera que a finales de este año Rusia lance también BRICS PAY, un servicio de pago sin efectivo para ciudadanos extranjeros (incluidos los de estados no miembros).

Un extenso informe sobre todas estas iniciativas, preparado por el ministerio de Finanzas, el Banco Central de Rusia, y la consultora Yakov and partners, puede descargarse aquí.

El comercio entre Rusia e India ejemplifica la dificultad de la tarea

En el caso de China y Rusia, teniendo en cuenta la complementariedad de sus economías, el uso de las respectivas monedas locales no genera problemas: Rusia vende energía a China, y le compra productos manufacturados. Sin embargo, no todos los miembros de los BRICS gozan de economías tan susceptibles de usar sus respectivas monedas para los intercambios.

Es el caso de Rusia e India. Mientras India se ha convertido en uno de los principales compradores de energía rusa, Delhi no puede ofrecer a Moscú ni gama, ni cantidad, de productos para intercambiar como China. Los intercambios comerciales entre India y Rusia llegaron en el año fiscal 2024 a 65.700 millones de dólares, tras haberse más que triplicado en los tres años anteriores. Sin embargo, el déficit comercial de la India con Rusia es de 57.100 millones de dólares, y Serguéi Lavrov señala que Rusia tiene que cargar con miles de millones de dólares en rupias, que no puede usar.

Rusia dice que tiene miles de millones de rupias indias que no puede utilizar. 5 de mayo de 2023.

El problema es que la rupia no es plenamente convertible en el mercado de divisas, por el miedo de las autoridades de la India a una fuga de capitales a corto plazo, y a la volatilidad en el tipo de cambio. Si la rupia no es convertible ¿qué puede hacer Rusia con tantas rupias? En la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái celebrada en mayo de 2023 en Goa, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia declaró que “Necesitamos usar ese dinero. Pero para ello, esas rupias deben ser transferidas a otra moneda, y eso está siendo discutido ahora”.

En las mismas fechas, Reuters informaba que Rusia e India habían suspendido sus esfuerzos para resolver el comercio bilateral en rupias, luego de que meses de negociaciones no lograron convencer a Moscú de mantener las rupias en sus arcas”. Una cifra que Reuters cifraba en el equivalente a 40.000 millones de dólares anuales. En agosto de este año, la misma agencia recogía el nuevo enfoque para tratar de resolver el problema: los bancos centrales de ambos países estaban tratando de “establecer un tipo de referencia entre las dos monedas locales para el comercio, en lugar de determinar el valor de las monedas frente al dólar”.

Una fuente anónima reconocía a Reuters las dificultades del proceso: «Si tuviéramos un tipo de cambio directo, no tendríamos que vincularlo a ninguna moneda, incluido el dólar. Pero eso requeriría que la rupia y el rublo se negociaran en la misma plataforma de cambio de divisas por una cantidad mucho mayor y durante un período más prolongado».

La actitud de occidente decidirá el carácter del mundo multipolar

Narendra Modi, el primer ministro indio, señaló en una sesión plenaria de la cumbre de los BRICS en Kazán que “Debemos tener cuidado de garantizar que esta organización no adquiera la imagen de una que está tratando de reemplazar a las instituciones globales”.

Bloomberg apuntaba que los comentarios del mandatario indio “subrayan el desafío que enfrenta Modi al tratar de equilibrar los lazos con Rusia, de la que India depende para obtener petróleo barato, y Estados Unidos, que le proporciona acceso a tecnología de vanguardia para aumentar la fabricación y agregar empleos”.

Días antes de la cumbre de Kazán, Vladímir Putin repetía las palabras de Modi, que había recalcado que “los BRICS no son un grupo antioccidental; es sólo no occidental”, y que “no se contraponía a nadie”. Modi insistía en que “Tenemos que dar al mundo el mensaje de que los BRICS no son una organización divisiva, sino que trabajan en beneficio de la humanidad”.

Coincido con la opinión del analista Michael Kugelman, cuando sostiene que los BRICS “Hoy en día, están adquiriendo mayor relevancia e influencia a medida que aprovechan la creciente insatisfacción con las políticas y estructuras financieras occidentales”.

Exceptuando a sus colonias en Europa y Asia, la mayoría del mundo está harta de las imposiciones de Estados Unidos. Los BRICS ofrecen la posibilidad de alinearse con otros polos de poder que han surgido en los últimos 20 años, donde antes sólo había dos opciones: o Washington, o un páramo.

Los BRICS están reclamando una reforma de las instituciones internacionales para adecuarlas a la realidad del mundo actual. Comenzando por el Consejo de Seguridad de la ONU: su composición está obsoleta, su estructura no se corresponde con las relaciones de poder actuales y el derecho de veto de algunos de sus miembros es antidemocrático.

Si Estados Unidos y sus comparsas se oponen a la democratización de las instituciones internacionales, en el plano político y económico, e insisten en mantener su hegemonía a base de sanciones, bombardeos, revoluciones de colores y golpes de estado, serán ellos quienes estarán abocando a una construcción por la fuerza del mundo multipolar, en lugar de hacerlo de manera pacífica y dialogante, a través de la diplomacia y la negociación, como proponen los BRICS. Porque una cosa está clara: el mundo multipolar está naciendo, y nadie va a ser capaz de parar su alumbramiento.